por Eduardo Moltedo*
En esta breve reseña de la decadencia actual de la policia me referiré sólo desde 1970 en que comencé mi carrera en Lanús 1ª. Entonces el procedimiento penal se regía por el Código Jofre, era el instrumento que dictaba cómo actuar tanto para jueces como para policías. El comisario tenía las mismas atribuciines que el juez salvo que no podía disponer allanamientos, ni dictar prisión preventiva y un par de limitaciones más que no recuerdo. La policía era auxiliar de la justicia, no como ahora que los tienen como empleados domésticos. No había piquetes ni alteraciones del orden. Se detenía con encuadre legal y se comunicaba al juez. No había resistencia a la autoridad, porque se usaba la fuerza pública con el palo de policía provisto por el estado. Cada servicio de calle hacía inteligencia y desarmaba bandas o delincuentes individuales. Ese trabajo hacía que se mudaran de Lanús 1ª a la 2ª por lo que ésta aumentaba el trabajo del servicio externo y así se daba una baja de la delincuencia. Para delitos graves y grandes bandas estaba la Brigada de Avellaneda. Ahora bien, había un problema. La ley 4372 autorizaba al comisario a excarcelar imputados de delitos menores. La casta de abogados y jueces se horrorizaba: “¡Cómo estos negros tenían ese poder!”, decían. Y lograron derogar la ley. Ahora se debía enviar al juzgado al imputado para liberarlo. Se usaba un patrullero y dos policías para ese “logro” y el vecino perdía policías para patrullar. Asi pasaron los años hasta que asumió como jefe de policía el vecino de Caraza Pedro Klodzyk, quien con visión de futuro creó un curso para los que supuestamente conducirían la
fuerza con el tiempo. Tal fue el caso de los comisarios inspectores. En 1995 junto con ese curso viajamos a EEUU, a la Policía de New York. Eran los tiempos en que el nefasto Eduardo Duhalde, nos sindicaba como “la mejor policía del mundo”. Eran tiempos en que aún existiendo Ford se importaba miles de camionetas LUV Chevrolet por parte de un importador dueño de una agencia en Lomas. Venían estos vehículos con ruedas pantaneras que se deformaban, y hubo que cambiar todos los neumáticos con dinero del municipio o sea de los vecinos. Mataron por entonces al periodista José Luis Cabezas y el nefasto Duhalde se lavó las manos cambiando de “la mejor”, a “la maldita policía”. Lo real es que la policía nunca fue lo uno ni lo otro. Pero la rata política tenía que salvarse y destruyó a la policía. La intervino y expulsó de un plumazo a toda la cabeza: sacó de comisario inspector hasta general a la calle, entre los cuales estaban los que viajamos a New York. Así ascendieron gente a la plana mayor cuya única virtud fue el “sí señor”.Pero faltaba el trabajo del ideólogo León Arslanian, quien destruyó el orden piramidal y lo cambió por el horizontal. Le hicieron creer a un suboficial mayor, ahora llamado capitán, que podría llegar a comisario. Recuerdo que en la Escuela Vucetich en pleno invierno, de guardia en medio del campo quedábamos cuidando un árbol y esa fea experiencia fue lo que se hacía en una investigación: esperando un delincuente. Hoy la policía se prepara en centros de enseñanza que los capacita como si fueran empleados municipales. Si tienen que espiar una casa tocan timbre... La mayoría de los comisarios no tiene en su historial qué cantidad de delincuentes abatidos registra. La subversión ideológica ganó. Perdió el vecino que es robado y matado por dos pesos.
(*) Comisario inspector (RA) “vecino de Lanús desde 1946”.