por Salvador Baratta*
El pasado finde semana, cuatro camaradas perdieron la vida viajando de Bahía Blanca a San Nicolás, por un encuentro de equipos de fútbol considerados de riesgo bajo por no decir nulo. La tristeza invadió a la familia policial toda, pero las preguntas comenzaron a surgir: ¿Era necesario cruzar toda la provincia para cubrir este evento? La respuesta es no. ¿Y sabe por qué? Sencillo: el partido no fue suspendido ni por respeto a nuestros camaradas caídos. Usted está en villa Gessell trabajando de arquitecto y no asistió a los velorios de los nuestros aunque sea a dar un abrazo. Tampoco le pidió al presidente de AFA, que se jueguen los partidos con brazalete negro. ¿O acaso en el el fútbol nuestra sangre no cuenta? Pero sin nuestra presencia no se juega, es decir somos importantes cuando les conviene. Qué podemos esperar si nuestro ministerio está tomado por más de 300 cargos políticos, todos con autos, asesores, secretarios, algunos dicen sin oficina porque no hay tantos lugares sólo para cobrar un sueldo. Generales con 25 años de servicio: ¿saben que el liderazgo se logra con el tiempo y la experiencia? Parece que no. Seguiremos viendo como nuestros hombres y mujeres quedan en el frío asfalto por balas de delincuentes o por sus impericias, pero siempre la que se derrama es la sangre de los nuestros y si tenemos la suerte de salir ilesos porque fuimos más rápidos nos espera la cárcel por su identificación con los Derechos Humanos. A su disposición si quiere que lo hablemos personalmente. Pero merecemos otro trato, piénselo.
Honor y gloria a nuestros héroes.
(*) Comisario general (RA)