sábado, 2 de noviembre de 2024

A la educación, el imperialismo siempre quiso reventarla


por Lisandro Martinez*

Rosas

 Juan Manuel de Rosas suprimió en Buenos Aires la enseñanza gratuita y los sueldos de los profesores universitarios. Sin embargo, la universidad no cerró sus puertas aunque el número de alumnos disminuyó considerablemente. Durante su gobierno hubo un abandono de la educación pública en Argentina. Se eliminó la obligatoriedad escolar y la gratuidad de la enseñanza, se cerraron varias instituciones educativas como consecuencia de recortes presupuestarios y se dejó la educación en manos de la iglesia y la iniciativa privada. La Universidad sufrió una fuerte caída en su nivel educativo al perder cátedras y profesores, llegando a tener clases con un solo alumno (“Rosas y la educación” Ed. Latinoamericana).

  En mis primeros grados de la primaria iniciada en 1953 (gobierno de J.D. Perón) una vez a la semana a partir de 2º grado había una hora de educación religiosa a la que mi madre (muy religiosa pero también socialista) rechazaba. A los renegados del dios católico: judíos y futuros ateos, nos colocaban en un patio con una docente o en un aula si llovía.

Los gorilas en 1955

    Con el golpe de estado de 1955 se instaló en el poder la dictadura de la Revolución Libertadora, un

engendro del imperialismo que inmediatamente coordinó la represión contra el peronismo y la izquierda
en el ámbito educativo, cesanteó cientos de profes de la UBA y armó listas negras para que no continuaran en la docencia. La UBA estuvo entre las más afectadas.  En Argentina desde hace por lo menos 70 años el imperialismo pone y saca zoquetes que gobiernan el país y les impone distintas medidas para entorpecer la educación del soberano que es pública y gratuita. El surgimiento de Milei, un pésimo alumno ayudado por la chequera de amigos y parientes es un caso recurrente, quienes vienen por la destrucción son personas que fracasaron desde la salita verde en adelante, por lo tanto los guía el resentimiento.

Frondizi 1958

Como trabajaba durante el día mi primera asamblea cuando tenía 11 años fue en la escuela primaria Juan Larrea, Laprida 1235 CABA, cuando cursaba el último grado en el horario vespertino de 17:00 a 21:00. Gobernaba Arturo Frondizi y lo que se discutía nacionalmente era si se quería una educación laica o con opiniones fantasmagóricas religiosas (libre). Nuestro maestro era un santiagueño de unos 40 años que nos esperaba para iniciar sus clases ejecutando su violín para unos 30 y pico de alumnos que iban desde los 30 años hasta mis 11 abriles. El hombre educaba en ese aula a trabajadores de distintas actividades y todos jóvenes que provenían de conventillos muy pobres cercanos a la escuela. Nos ilustraba sobre matemática para que no fueran a engañarnos a la hora de cobrar los salarios, a su música le añadía un poco de poesía y también fuera del programa lo elemental sobre educación sexual ya que había varios muchachos de 15 a 18 y él se atrevía a tocar temas tabús de cómo evitar los embarazos y las todavía vigentes enfermedades de transmisión sexual. Eso que era extraordinario para la educación en términos prácticos, humanos y afectivos, era tomado con atención y la más profunda seriedad por la clase donde no volaba una mosca o explotaba con risotadas nerviosas de acuerdo con la profundidad de las aguas en las que nadaba nuestro maestro, quien con el tiempo agigantó su presencia pionera. Las clases profanas sobre sexualidad llegaron a oídos de la dirección y el maestro un día nos esperaba sin su guardapolvo, con su violín en el estuche y su maletín. Cuando llegamos todos nos dijo: “Me sancionaron por dar clases fuera del programa por lo tanto estoy suspendido hasta que me trasladen a otro establecimiento”. El sorpresivo anuncio provocó un rugido general mientras el maestro se retiraba. Los mayores anunciaron que íbamos a sesionar en asamblea hasta que el maestro fuera reintegrado y la primera asamblea votó la defensa irrestricta de nuestro maestro y a tres voceros ante la dirección para darle la resolución de que no íbamos a aceptar otro docente. Concurriríamos al aula durante el tiempo de nuestra clase pero no aceptaríamos otro docente que no fuera el nuestro. Tuvimos como una hora de intervenciones y risas nerviosas de los alumnos hasta que aparecieron 6  vigilantes de la comisaría 19ª que estaba a dos cuadras de la escuela. Los canas anunciaron a los gritos que estábamos detenidos por ocupación ilegal del aula y que de dos en fondo íbamos a ir marchando hasta la comisaría donde quedaríamos detenidos a la orden de un juez. Marché como uno más y pasé al calabozo en masa sin que distinguieran que éramos varios menores, yo el más chico. Nos pidieron nombre y apellido y dirección para avisar a nuestra familia. A partir de allí todo se dinamizó y al rato estaba mi vieja haciéndole un escándalo al comisario por llevarme al calabozo. Esa lucha la ganamos, volvió nuestro maestro. Las asambleas habían quedado como un recurso de la enseñanza práctica, allí vimos la lucha que se llevaba adelante entre la educación laica (sin religión) y libre (con el cura). Los mayores fueron a las movilizaciones e informaron de la masividad estudiantil que enfrentaba en las calles a los curas y aspirantes a sacerdotes, era una lucha cuerpo a cuerpo contra la vuelta al oscurantismo. El imperialismo era el que bancaba la educación Libre, Perón desde el exilio acordaba con Frondizi. Silvio Frondizi hermano del presidente era de izquierda y en 1974 fue asesinado por la AAA, apoyaba a los que se movilizaban por la Laica.

Dictadura de Onganía 1966

  Onganía planificó la llamada Noche de los Bastones Largos. El gobierno militar el 29/7/1966 intervino las universidades y aplicó una estricta censura en los contenidos de enseñanza. Se desmanteló un proyecto reformista de universidad científica de excelencia sobre la base de la estrecha vinculación entre investigación y docencia. La llamada Noche de los Bastones Largos consistió en el desalojo violento por parte de la policía de 5 facultades, ocupadas por las autoridades legítimas (estudiantes, profesores y graduados): Ciencias Exactas y Naturales, Arquitectura, Ingeniería, Filosofía y Letras y Medicina. El motivo de la ocupación era oponerse a la decisión del gobierno militar de intervenir las universidades y anular el régimen de cogobierno tras haber depuesto un mes antes al gobierno constitucional de Arturo Illia. Fueron detenidas 400 personas y destruidos laboratorios y bibliotecas. En los meses siguientes cientos de profesores fueron despedidos, renunciaron a sus cátedras o abandonaron el país. Emigraron 301 profesores de los cuales 215 se dedicaban a la investigación científica. En algunos casos se desmantelaron equipos completos. Eso sucedió con el Instituto de Cálculo (UBA) de la Facultad de Ciencias Exactas, donde operaba desde 1961 la primera computadora de América Latina, llamada “Clementina”, traída por Manuel Sadosky desde Reino Unido. Sus setenta miembros renunciaron y emigraron. Lo mismo sucedió con los institutos de Psicología Evolutiva y de Radiación Cósmica. El Gobierno militar pretendió como Atila no dejar piedra sobre piedra pero no pudo, se topó con un movimiento educativo que lo expuso en toda su barbarie.

   En 2024 La UBA está conformada por 13 facultades, 6 establecimientos educativos, 8 centros Universitarios regionales (el Centro Cultural Ricardo Rojas, La Editorial Universitaria de BA, El cine Cosmos, 18 Museos y 5 unidades asistenciales).

    El facsímil da cuenta de la actividad de miles de trolls de LLA con un costo de 3 palos por cabeza  dedicados al fraude, el engaño y la estafa.

    (*) De Política Obrera