sábado, 15 de junio de 2024

Argentina, la clase obrera y la 2a. Guerra Mundial


por Lisandro Martinez*

 Al final de la década del 1920, de las rupturas del comunismo (PCA) nace el trotskismo aquí e internacionalmente.

En 1930 el gobierno argentino era golpista y fraudulento, perseguía los sindicatos, reprimía a obreros y a sus organizaciones políticas. La década infame estaba a punto de estallar. En 1931 se instaló en Argentina el Partido Nazi (Landesgruppe Argentinien der NSDAP), uno de los primeros habilitados incluso antes que llegara Hitler al poder. Eran miles y los más entusiastas de América (www.canal26.com10/4/2023). Con el Programa Mínimo de la CGT de 1935, hay un giro obrero que reclamaba participar en política. El 17/10/1935 el sindicato de albañiles de la capital dirigido por el PCA en asamblea general resuelve ir a la huelga por: Reconocimiento del sindicato, aumentos de salarios, fijar horario de trabajo y seguridad. El 23/10 /1935 15.000 albañiles pararon y ocuparon el Luna Park, en otra asamblea que mostró que el horno no estaba para bollos. El 10/4/1938 en el Luna Park se hizo un acto celebrando la anexión de Austria a la Alemania nazi. Se trató del acto más numeroso que se hiciera fuera de Alemania (www.infobae 4/3/2020). Entre los oradores estuvo el doctor Oscar Bidegain -futuro gobernador de “la izquierda peronista” de PBA, 1973/74 y el general Juan Pistarini, amigo de Carlos von der Becke, condiscípulo de Rommel en la Academia Militar de Berlín (“La auténtica Odessa: la fuga nazi a la Argentina de Perón” Uki Goñi, ed. Paidós 2002).

En 1938 León Trotsky anticipó “La guerra es el resultado inexorable de las contradicciones de los intereses capitalistas internacionales, lo que se dirime en ella es la propiedad privada de los medios de producción”. En 1939 en Buenos Aires, acompañando a los nazis en Europa, hubo una serie de periódicos fascistas o casi fascistas: “El Pampero” (75.000 ejemplares), “Crisol” (22.500) de los cuales la Legión Cívica un grupo paramilitar que desfilaba con una banda disfrazada con uniformes compraba

10.000, “Bandera Argentina” (7.000), “El Fortín” (5.000), “Choque” (5.000), “Cabildo” (4.000), “La
Voz del Plata” (3.000), “La Maroma” (2.000) y “Liberación” (2.000).  

En cartas de Perón, dadas a conocer por el investigador Ignacio M. Cloppet, se revelan reflexiones de cuando simpatizaba con “il fascio”. En ellas se advierte la admiración de Perón por Mussolini: “Este gran hombre sabe lo que quiere y cómo llegar al objetivo”. Meses después, el 1/9/1939 Alemania invadió Polonia. Francia y Gran Bretaña le declararon la guerra y se inicia la 2da. Guerra Mundial. Ya en guerra, una misión británica viajó a la Argentina a imponer los términos de participación de la nación vasalla. Inglaterra estaba en plena decadencia pero el ministro de Relaciones Exteriores Julio A. Roca proclamó: “Somos y seremos neutrales y colaboraremos a fondo con su majestad, asegurando exportaciones de todo tipo a Inglaterra a precios fijos, a crédito, sin interés”. Inglaterra pagaría con títulos de deuda argentina radicada en Londres y acciones de empresas ferroviarias sin valor. Argentina desde 1930 con la firma del pacto Roca-Runciman, era una semicolonia.

 El Sindicato Único de Obreros de la Madera, dirigido por Mateo Fossa votó una resolución: “Frente a los rápidos y gravísimos acontecimientos de la lucha interimperialista en Europa y ante el peligro de que la acción del imperialismo y su cómplice la burguesía nacional traten, como ya se insinúa, de arrastrar a trabajadores argentinos a la masacre, la asamblea del sindicato se dirige a todas las organizaciones obreras para que realicen asambleas, traten el asunto, dediquen volantes y números especiales de sus periódicos contra la guerra y por la neutralidad argentina, realicen actos públicos con idénticos propósitos, propongan la formación de Comités de Frente Único en fábricas, escuelas, facultades y barrios, contra la participación en la guerra imperialista y se realice un Congreso extraordinario de todas las organizaciones obreras para encarar la gravedad de la situación”(“La nueva internacional” Junio de 1940).

  En 1940 el ejército nazi invadió Europa Occidental. El tratado de no agresión entre Alemania y la URSS, conocido como Pacto Nazi-Soviético, fue firmado en 1940 en Moscú, 9 días antes de iniciarse la guerra. Stalinistas y nazis se repartieron los despojos de Polonia. El tratado fue papel mojado y a pesar de ser avisados de la invasión nazi, en Moscú tenían confianza en Hitler y no lo creyeron.

Operación Barba Roja

  El 22/6/1941, Alemania ataca al estado obrero con 3 millones de hombres que invaden la URSS, con la "Operación Barba Roja", bautizada por Hitler en honor a Federico I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico durante el siglo XII, régimen que fue copiado por los nazis. Esto puso fin al tratado de no agresión entre Hitler/Stalin y conmovió al proletariado mundial que entendía que la URSS era una conquista obrera a defender. La invasión al estado obrero fue una de las campañas más dañinas de la historia, que enfrentó dos políticas que lucharon sin piedad entendiendo que sólo sobreviviría uno de los regímenes. Durante 48 meses se combatió impiadosamente. A “los aliados” que podían aliviar la confrontación les convenía que el comunismo se desangrara. Cuando Hitler invadió la URSS el Partido Comunista Argentino acordó luchar contra el nazismo: “Debemos luchar y organizar la acción para conseguir que el gobierno (argentino) cambie su política exterior y coordine con gobiernos de América Latina y EEUU, para defendernos de los nazis”. Los trotskistas plantearon la defensa del enorme progreso histórico de la economía planificada, enfrentando posiciones que postulaban que, tras los pactos entre el Kremlin y países imperialistas, no había diferencia entre éstos y la URSS. Se entendió que la derrota de la URSS a manos imperialistas era un retroceso que reponía las relaciones de producción capitalistas.

Con la guerra, la burguesía criolla se dividió entre Inglaterra o EEUU. Patrón Costa, Pinedo, la UCR y el PSA seguían a EEUU que impulsaba la guerra al Eje, en junio 1941, el PCA (stalinismo criollo) propuso apoyar a los “Aliados”.  El PCA adoptó una política sin retorno junto al PC moscovita y la IIIª Internacional staliniana proponiendo “frentes democráticos contra el fascismo”; allí convergían las patronales y los obreros y señaló: Las naciones están con Roosevelt y éste no puede ser considerado “el imperialismo”. Para el PCA el imperialismo ya no era enemigo sino aliado. El trotskismo agitó en el movimiento obrero: “Nada tiene que hacer la Argentina en la guerra con los bandidos imperialistas que luchan por un nuevo reparto del mundo”. Y propuso al proletariado Comités de Frente Único contra la participación argentina en la guerra, en fábricas, escuelas, barrios y facultades. Hubo movilizaciones masivas contra la guerra. Con volantes se propagandizó: “La clase obrera no debe permitir que se la utilice como carne de cañón para defender intereses espurios y, si son llevados bajo las armas, deben usarlas, no para asesinar a obreros de otros países, sino para liberarse y romper su esclavitud”. “En 1944 llegaron a Madrid agentes del Mossad para preparar la ruta de ratas: resguardar a los criminales nazis. En 1946, el operativo se trasladó a BA, donde se actuó desde presidencia de la nación, extendiendo la ruta a Escandinavia, Suiza e Italia”.  (“La auténtica Odessa: La fuga nazi a la Argentina de Perón” ed. Paidós, 2002, Uki Goñi). 

 En la foto: La Legión Civica desfila por avenida Callao en 1933.

    (*) De Política Obrera