Nestor Grindetti demostró como intendente de Lanús, que no es austero a la hora de administrar los fondos públicos, y esta conducta le está causando dolores de cabeza con su subalterno inmediato, el vicejefe de Gabinete del gobierno de CABA, Gabriel Sánchez Zinny. Este último tal como lo publica el último jueves Clarín (foto) "es el encargado de pedir ajuste y moderación, el que decidió bajar un 30% los contratos apenas asumió, tuvo que pasar el rastrillo y eso tal vez no gustó". Y sigue: “Sánchez Zinny se diferencia de su jefe en el cargo, Néstor Grindetti, quien se ocupa de la relación con la política, tanto internamente como con la Legislatura. Así, mientras el ex intendente de Lanús muchas veces promueve medidas que pueden suponer una expansión del gasto, su segundo es el que baja el mensaje de austeridad puertas adentro”. Y agrega que “si bien hay una relación de respeto entre ambos, el último cortocircuito se dio en la reunión del lunes por la mañana”. Y todo esto se da en medio del temor de que “el clima recesivo impacte fuerte en los próximos meses en las arcas porteñas, ya debilitadas de por sí debido a la quita de coparticipación que en 2020 decidió el gobierno de Alberto Fernández, que ya representa un reclamo de más de $ 1 billón de parte de los porteños y que todavía no tuvo una respuesta afirmativa de parte del gobierno de Javier Milei, más allá de la cordialidad que hubo en las dos reuniones de enero y abril”.
Dice además la nota que además de señalarlo a Grindetti como pródigo a la hora de gastar fondos públicos, “se le achaca desde hace tiempo su doble función como presidente de Independiente, actividad a la que dedica gran parte de su tiempo, tanto en la campaña para gobernador bonaerense como ahora, ya en su rol de funcionario porteño”. (Y cargo -el de presidente del Rojo- al que se abocó de lleno hasta llegar a abandonar la intendencia de Lanús, agrega este cronista).
