El mensaje de Russo fue también para el mundillo político, ya que por estos días, aún no asumido como intendente, Julián Alvarez, suma un nuevo foco de tensión: Es que Nestor Grindetti le había otorgado -en una decisión cuasi mafiosa- el control de las cooperativas de trabajo a la barra brava grana conducida por Diego Goncebate. Y ahora, es la barra de Talleres -club del cual Alvarez es hincha- la que reclama el control de las cooperativas. En ese sentido, un sector del massismo local le reclama al intendente electo la Dirección de Control comunal y su suculenta “caja” como pago por el rol pacificador que podría cumplir Russo, “porque es el único que puede manejar al Fanfi Goncebate y evitar una guerra”, dicen los ávidos massistas.