por Lisandro Martinez*
Uno necesita seguir demostrando que no es un inútil y el otro especula todavía con el topo Gigio esforzándose por no sacar los pies del plato.
El 8/4/2001 por “el Torneo Clausura” en la 10ª fecha, Boca Junior en su cancha jugaba el clásico con River Plate, Carlitos Bianchi era el DT bostero. Recién en el segundo tiempo se abrió el juego mediante un gol de “el Negro” Ibarra desde afuera del área. A los 20 minutos de ese complemento, el árbitro Héctor Baldassi cobró penal para Boca y Riquelme se puso la pelota debajo del brazo decidido a patearlo, el golero de River, Franco Costanzo se arrojó hacia su derecha y logró desviar el remate de JRR, la pelota se elevó y cayó en cámara lenta cortando la respiración de toda la Bombonera, Juan Román llegó primero que nadie y de cabeza la mandó guardar, era el 2-0. JRR empezó a correr esquivando compañeros yéndose en flecha al palco oficial sin gritar el gol y sin dejar que nadie lo abrazara. Se paró justo en mitad de cancha frente a la comisión directiva apantallándose las orejas y mirando fijamente a Macri. En ese juego del oficio mudo exigió que la patronal que lo hambreaba con un salario de jugador de inferiores gritara ese gol y reconociera su calidad artística a sus 22 jóvenes años aumentándole el salario. Juan Román hasta ese momento era uno de los artífices de ganar tres campeonatos locales, una copa Libertadores y la copa intercontinental. Finalmente, Riquelme terminó en el Barcelona, pero su pase recién se concretó a mediados del 2002, luego de largas y complicadas negociaciones y de varios y ásperos cruces con Macri por su contrato. Barcelona pagó u$s 26 millones.
Un caudillo sin colectivo
Riquelme encaró la lucha a modo personal –como caudillo- y no colectivamente. Su profunda despolitización continúa hasta el día de hoy cuando reniega de que en Boca Macri/Milei intentaron “meter la política”, señalando cándidamente que “no pudieron”. ¿Y la presencia del presidente
argentino votando por Macri en las elecciones de Boca, qué fue? ¿Semejante intromisión política ydeportiva no debería ser criticada severamente por la comisión directiva de Boca pidiendo explicaciones al PEN? Riquelme como jugador no fue a asesorarse a Futbolistas Argentinos Agremiados, su sindicato, aunque existían denuncias comprobadas y formuladas por Roberto Digón ex vicepresidente de Boca (www.Pagina 12 - 22/2/2017), quien expuso la denuncia pública y ante los medios “que Macri y el escribano Gustavo Arribas del Pro se apropiaban del 15% que les correspondía por ley a los jugadores cuando eran transferidos”. Macri y sus cómplices se afanaban fabulosas cifras: la transferencia de Fernando Gago al Real Madrid en u$s 27 millones, Ever Banega vendido en u$s 23 millones, Carlos Tevez vendido 5 veces, etc. Fueron negocios turbios donde se blanqueó públicamente plata sin que la justicia argentina interviniera. “Los cheques los endosaba Gustavo Arribas y los depositaban en cuentas en Suiza”, fueron títulos en los diarios 2005, 2006, 2007. El ya fallecido Roberto Digón hizo todas estas denuncias.Finalmente, Riquelme terminó en el Barcelona pero su pase recién se concretó a mediados del 2002, luego de largas negociaciones y de varios cruces entre él y Macri por su contrato. El domingo pasado Javier Milei reaccionó indignado cuando le confirmaron que Riquelme se imponía por paliza sobre Macri en las elecciones de Boca. El soldadito macrista no podía creer que “su jefe”, luego de insistirle para que vaya a votar en un intento desesperado por dar vuelta una caída que anticipan las encuestas, decidiera él mismo no ir a votar, dejándolo expuesto como la cara más visible de la derrota. Muy enojado, Milei –dicen- llamó este domingo por la noche a Macri, a Arabia Saudita, para reprocharle que no haya ido a votar y no haya puesto la cara en su propia elección, confió a LPO un dirigente al tanto de esa charla telefónica (LPO 17/12/2003).
La evolución del electorado
Milei en las elecciones de Boca recibió el segundo abucheo acompañado de gruesos insultos desde que es presidente. El primer cuestionamiento público fue el 18 de noviembre en el Colón cuando en el santuario del arte gran parte de los presentes entonó: “Milei, basura, vos sos la dictadura”. A esto hay que agregar a solo 30 días después la caracterización espontánea, dicen testigos de Riquelme, quien frente a la presencia del recientemente elegido presidente de la Nación señaló que “este hombre quiere asegurar que Boca sea un vehículo del lavado de dinero”.
El examen todavía pueblerino de los argentinos continúa siendo inflexible frente a los advenedizos. Hay que seguir la evolución de los acontecimientos para saber cuánto resisten los materiales de estos humanoides armados artificialmente en laboratorios del exterior. Los asesores presidenciales comandados por Karina Milei a cargo del “ceremonial” de la Rosada no parecen estar a la altura de la seriedad de los acontecimientos cuando vistieron al presidente de Rambo, camuflado para visitar Bahía Blanca donde se habían producido no episodios de guerra sino horas antes una catástrofe ambiental y murieron 13 vecinos víctimas de un tornado. El ajuar elegido por los vestuaristas del gobierno de Milei imitó por no quedarse atrás “el chaleco a prueba de balas” que lució Volodomir Zelensky de Ucrania cuando vino a la asunción del presidente Milei en Argentina. El vestuario propuesto para ir a Bahía Blanca seleccionado en un cotillón daba más para ir de visitas a jugar con Patricia Bullrich y otros a los soldaditos, posando para las fotos aprovechando mientras que el lobo no aparezca.
En 2019 Mauricio Macri perdió las elecciones en Boca. En 2023, envalentonado por el inesperado triunfo libertario, el estafador público protegido por el poder político argentino y la justicia cómplice, volvió de la mano de Milei para recuperar la Bombonera. Pero Juan Román Riquelme, sin programa alguno y solamente rememorando el pasado y sin siquiera una promesa sólida derrotó a Mauricio. En el mientras tanto sobrevuela en la Boca la lucha sorda sobre que fracción de la burguesía se impondrá en el negocio de la especulación inmobiliaria que acompañará, como es de costumbre en el capitalismo, a la construcción y/o remodelación de nueva Bombonera.
Esa es otra historia a revisar.
(*) De Política Obrera