por Omar Dalponte*
Uno puede equivocarse. Y en política no es aconsejable hacer predicciones. Pero tal vez, sin ir demasiado atrás en el tiempo, teniendo en cuenta distintas situaciones registradas a lo largo de nuestra historia no muy lejana y algunos episodios recientes, podemos aventurarnos a escribir unas palabras intentando anticipar lo que presumimos puede ocurrir en el escenario político nacional. Veamos: desde el 24 de febrero de 1946, fecha en que por primera vez triunfó el peronismo con la fórmula Perón-Quijano hasta el presente, fueron elegidos 12 presidentes por el voto popular: Perón (1946-1952, 1952-1955) Arturo Frondizi (1958-1962) Arturo Illia (1963-1966) Héctor Cámpora (1973) Juan Perón (1973-1974) Raúl Alfonsín (1983 - 1989) Carlos Menem (1989-1995, 1995-1999) Fernando de la Rúa (1999-2001) Néstor Kirchner (2003-2007) Cristina Fernández (2007-2011, 2011-2015) Mauricio Macri (2015-2019) y Alberto Fernández (2019-2023). Ninguno de los nombrados recibieron, a sólo unos días de haber asumido, un repudio tan enérgico y masivo como el expresado por multitudes contra Javier Milei, en calles y plazas, los días 19, 20 y 27 de diciembre. Es que somos muchos, la inmensa mayoría de los argentinos, quienes no aceptamos ni aceptaremos los enormes disparates que pretende imponernos este sujeto que no es un loco suelto ni nada por el estilo. Milei es, y nos hacemos cargo de lo que decimos, alguien que representa un rol agradable para los intereses de los sectores concentrados de la economía y de las altas finanzas. Sectores éstos que aquí, desde siempre, gerencian y representan intereses internacionales de potencias imperialistas asociadas que hoy constituyen las fuerzas más poderosas y crueles del mundo.
El peronismo, y las organizaciones populares que lo acompañan, han sido desde hace décadas un freno
para las apetencias de los imperialismos y sus aliados locales. Mil veces, de maneras diferentes han intentado destruir a este movimiento nacional que con idas y vueltas, con severas contradicciones pero con logros extraordinarios es el gran escollo que impidió e impide que la Argentina se convierta en una republiqueta esclavizada o en una geografía despedazada.Los enemigos de nuestro país, los de adentro y los de afuera, fracasaron con bombardeos, dictaduras feroces que encarcelaron, desaparecieron, torturaron y asesinaron a miles de compatriotas y no pudieron domesticarnos ni dominarnos con la utilización de políticos inescrupulosos y otras yerbas. También fracasaron con Menem y con Macri. En la actualidad exploran la posibilidad de convertirnos en un laboratorio de prueba para imponer, mediante la utilización de un nuevo personaje a su medida, un sistema de sometimiento a nuestro pueblo obligándolo a que acepte mansamente ser dominado, castigado y que, además, en lugar de rebelarse aplauda a sus verdugos. Pero no les irá bien. Las tres cuartas partes de los argentinos rechazamos a Milei y sus políticas destructivas. Escuchamos, a dos semanas de haber asumido como presidente, expresiones en su contra que ya son cantos populares. Tronó el pedido de su renuncia como exigencia colectiva. A no confundirse. No lo votó TODO el pueblo. Solamente lo hizo una porción de los ciudadanos habilitados para votar.Pero..cómo es que este personaje que la juega de malo, dice que habla con perros muertos, que su hermana es el Mesías, que pretende meter miedo a nuestro pueblo, que se presenta como pro británico admirador de Margaret Thatcher, llegó a ser ungido para la función de destructor de la Argentina, entreguista de nuestro patrimonio y sepulturero de nuestra soberanía? Alguna vez lo sabremos. En algún momento todo saldrá a la luz. Pero lo que sí resulta evidente es que la tragedia en que estamos inmersos los argentinos no es un hecho casual ni resultado de la “habilidad” política de quien fue promovido por programas de televisión de baja calidad. Esta es la construcción de un proyecto perfectamente preparado por los sectores dominantes, bancado con mucho dinero, realizado con la complicidad de medios de comunicación hegemónicos y la colaboración de políticos y comunicadores a su servicio. Con los cacerolazos y la gran concentración encabezada por la C.G.T comenzó la contraofensiva. Estaremos en la antesala del Argentinazo? Tal vez. Lo seguro es que vivimos un momento de extrema gravedad institucional. Y algo más. Javier Milei está tensando la cuerda de tal manera que puede llevarnos a una de las mayores tragedias nacionales. En momentos de cerrar esta nota, casi las once de la noche del miércoles 27 de diciembre, en distintos lugares de nuestro país muchísimas personas han salido, otra vez, a manifestar contra este señor que está empujando a la Argentina hacia un abismo. No estaría mal que por la tranquilidad de todos nosotros acepte ser Milei el breve. Porque él mismo, al provocar la ira del pueblo, está corriendo el riesgo de sufrir un final mussoliniano.*
Nota copiada textualmente de una página de internet: “El 25 de abril Mussolini huyó de Milán, donde había residido, e intentó escapar a la frontera suiza. Él y su amante, Claretta Petacci, fueron capturados el 27 de abril por partisanos locales cerca del pueblo de Dongo en el lago de Como. Mussolini y Petacci fueron fusilados la tarde siguiente, dos días antes del suicidio de Adolf Hitler. Los cuerpos fueron llevados a Milán y abandonados en una plaza suburbana, la plaza de Loreto, para que una muchedumbre enfurecida los insultase y maltratase físicamente. Después fueron colgados boca abajo de una viga de metal sobre una gasolinera en la plaza. Los cadáveres fueron azotados, disparados y golpeados con martillos”.
(*) De Iniciativa Socialista