por Daniel J Martínez*
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La Sociedad argentina en muchos casos, castiga y cancela a aquellos que discriminan por referirse a una persona con un adjetivo descalificativo referido: a su peso, por su aspecto físico, por su elección sexual, por su religión, pero no se inmuta cuando a una persona se la denigra en masa desde la clandestinidad cobarde, con el insulto de: “Viejo Meado”
Una de las premisas del coaching nos dice que “el lenguaje describe y crea la realidad que nos rodea”.
Observo desde hace un tiempo que los acólitos de Javier Milei, ante cada critica que se le realiza a su dios -Javier Milei- por parte de políticos, periodistas y cualquiera que la haga, responden en masa, con el descalificativo de “viejo meado”, que además de ser un descalificativo, es un acto discriminatorio penado por la Ley 23.592 que señala cuáles son los actos discriminatorios que contempla esta norma jurídica.
Este hecho altamente discriminatorio hacia un grupo social, los viejos, nunca fue reprochado a sus seguidores por parte de Javier Milei. Detrás de la frase “viejo meado” se esconde un odio visceral de un grupo político que puede llegar a gobernar la Argentina durante los próximos cuatro años. Este grupo político liderado por Javier Milei, si gana las elecciones va a ser poseedor del poder real, y va a tener
que decidir sobre muchas cuestiones que incumben a este grupo etario de los “viejos meados” Ejemplo: Haberes de jubilaciones y pensiones; calidad de salud a través del PAMI, desde el presupuesto que se le asigne a esta la mayor obra social del país; medicamentos gratuitos etcétera.Como coach ontológico, leo, a través de este “viejo meado”, un desprecio subyacente muy grande de muchos de los adherentes a La Libertad Avanza de Javier Milei hacia los miembros de la tercera edad. Este tema es mucho más serio de lo que parece, ya que estamos hablando de una población de personas de la tercera edad, que a medida que envejecen necesitan, alimentarse mejor, buen trato, medicamentos, no estar estresados por el pago de servicios, y contar con un ingreso digno. Lo contrario a todo esto, es acelerar la muerte de todas estas personas que trabajaron toda su vida por Argentina. Ellos los queridos viejos, necesitan una vida digna, sin discriminación de ningún tipo, y también una muerte digna.
A días de la votación, estamos a tiempo de reaccionar, y pensar el voto con la cabeza, desde lo racional, y no por la emoción que despierta los gritos de un personaje que agita teatralmente y sacado una peligrosa motosierra
(*) Certificado coaching ontológico internacional