por Nicolás Teodosiú*
De cara al balotaje del 19/11, la realidad política nos interpela sobre qué opción se debe tomar. Los radicales, quienes nos hemos formado bajo los valores republicanos, de igualdad y de libertad -en su sentido más amplio- tenemos algo claro: nos encontramos en las antípodas del pensamiento que representa Milei, quien no ha dejado oportunidad de descalificar de manera inaceptable al radicalismo. Ha tildado a Yrigoyen como el primer presidente populista, a Alfonsín como "basura" y como el peor presidente de la democracia. No sólo nos agravian estas palabras, sino que sus ideas se encuentran a contramano de nuestros valores históricos y de aquellas políticas las cuales han sido conquistas de la Unión Cívica Radical a lo largo de sus 134 años de vida. El radicalismo no es una circunstancia sino una realidad permanente en miras de la ampliación de derechos. La Convención Nacional de la UCR -máximo órgano de representación partidaria- dará las definiciones orgánicas y políticas, aunque los radicales hay algo que tenemos claro: nunca votaremos a Milei.
(*) Convencional nacional de la UCR
