por Omar Dalponte*
Si bien es cierto que por haber cometido errores mayúsculos hoy el peronismo se encuentra, electoralmente, en uno de los peores momentos de su historia, estamos frente a la posibilidad de recuperar el prestigio y la fortaleza que en otros tiempos tuvimos y de poder reconquistar la confianza de las grandes mayorías. Es posible que la oferta electoral que presentamos no sea del agrado de la totalidad de los peronistas, pero sí se advierte que la inmensa mayoría de nuestros compañeros y compañeras saben perfectamente que las diferentes parcialidades políticas que enfrentamos, en cualquiera de sus variantes, son lo peor que podría ocurrirle a la Argentina, fundamentalmente a los intereses de los trabajadores y a las capas más humildes de nuestro pueblo. No es necesario explicarlo. Ellos mismos dicen con claridad qué es lo que harán en caso de ganar las elecciones y ser gobierno. Por nuestra parte, reconociendo que no somos la potencia electoral de tiempos pasados, logramos presentar una fórmula: Massa-Rossi, que muy bien pueden representarnos en este tiempo de ausencia de grandes figuras políticas, frente a candidatos de baja calidad como son Patricia Bullrich y Javier Milei. Sinceramente, en épocas pasadas en las cuales sobresalieron personalidades notables en el escenario nacional, personajes del escaso nivel de estos dos sujetos no hubiesen tenido posibilidad de ocupar el lugar que ellos ocupan en este momento de franco desprestigio de la política.Pero las cosas son como son, nuestro pueblo no tiene vocación de suicida y uno puede darse el gusto de pensar que este tipo de
candidatos estrafalarios pronto será el mal recuerdo de un instante donde "lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer" (Gramsci).Lo bueno es que en este contexto de bronca, desánimo y descreimiento aparecen voces que desde la sensatez traen esperanza y señalan rumbos. No podemos vivir solo de la nostalgia, acaba de decir Axel Kicillof. Rescatando a nuestras grandes figuras y los mejores tiempos del peronismo propone iniciar una nueva etapa con renovadas ideas. Correcto. El peronismo ha cambiado. Como tantas otras cosas, a través del tiempo ha sufrido transformaciones y hoy presenta signos de cierta debilidad antes inimaginables. Esta es una realidad que quien no la ve habita en otro mundo. Deben afianzarse nuevos liderazgos y surgir propuestas acordes a un cuadro de situación nacional e internacional sumamente complejo. Con fe en la tradicional capacidad de reacción peronista pues no todo está mal. Nuestra propuesta desde esta columna en favor de Máximo 2023 de alguna manera pudo hacerse efectiva. Hoy, Máximo Kirchner encabeza la lista de candidatos a diputados nacionales de Unión por la Patria. Axel Kicillof se afirma y crece su liderazgo en la provincia de Buenos Aires. En Lanús Julián Álvarez es candidato a intendente con posibilidades de triunfo. Igual que lo que ocurre con la fórmula presidencial, aquí puede ser que la candidatura de Julián no sea digerida por algunos. Pero no es momento para caprichos ni estupideces. Julián Álvarez está sobradamente legitimado por el voto popular. Ganó ampliamente la interna para ser presidente del Partido Justicialista local. Ganó holgadamente su candidatura para intendente de Lanús en las PASO derrotando al macrismo, hecho no menor. De manera que para el peronismo lanusense y sus aliados, la candidatura de Julián al frente de la lista que lo acompaña en Unión por la Patria debe ser apoyada sin duda alguna. Si se trabaja en unidad, sin egoísmos y con voluntad militante, en Lanús el peronismo puede producir un hecho histórico de gran significación. Que así sea.
(*) De Iniciativa Socialista
