domingo, 4 de junio de 2023

Los verdaderos seguidores de Hitler


por Lisandro Martinez*

En 1990 cayó el muro de Berlín y Roger Waters con su banda actuó la ópera rock “The Wall” en la Potsdamer de esa ciudad en Alemania, donde asistieron 350.000 personas. Waters y su banda fueron largamente ovacionados por los capitalistas que veían una oportunidad de salida a sus negocios. El espejismo se derrumbó a poco de andar y Roger sacó conclusiones políticas. La burguesía alemana no denunció entonces a Roger como pro nazi sino que lo ovacionó.  

Ahora por sus denuncias documentadas sobre el imperialismo (Alemania, Israel, EEUU, etc.) y su patota de la OTAN (Inglaterra, EEUU, etc.), Waters señaló que para avanzar sobre Ucrania-Rusia y apropiarse de las riquezas naturales de la ex URSS hubo una provocación. En el Parlamento inglés Roger declaró: “La extrema derecha ucraniana llevó a su país a una guerra desastrosa”. El embajador de Israel en Chile, Gil Artzyeli, criticó a Waters y sus seguidores chilenos y dijo que sus conciertos son pro “neonazis”. Mientras, en Alemania, Reichsbürger (Ciudadanos del Reichun), un grupo nazi de 15.000 integrantes con militares activos y una jueza intentaron un golpe de estado en 2022 (www.memo.com.ar 7/11/2022).

A Roger lo persiguen por el vestuario pero el guión de The Wall muestra en detalles el delirio criminal del capitalismo.

        “Una fila de escolares marcha hacia/ una máquina picadora de carne./ Y los niños cantan:/ No necesitamos educación alguna,/ no necesitamos ningún control del pensamiento./ Teachers, dejen en paz a los niños…”

   En 2018, en el Xº Festival “Por un mundo Sin Muros” del Comité Argentino de Solidaridad a Palestina, Roger señaló: “Desde la constitución del Estado de Israel en 1948, el pueblo palestino es violado en todos sus derechos y avasallada su identidad y tierra. Hay familias que viven encerradas en pequeños asentamientos y para ir a trabajar dependen de la voluntad del soldado apostado en un muro que el gobierno israelí construyó ilegalmente allí. Hay más de 600 puestos de control entorpeciendo la vida, una forma de expulsión y de limpieza étnica cotidiana. Hay que hacer conocer estas cosas”.

Para Waters la OTAN asegura los frentes de guerra y mide como apropiarse de recursos naturales, negocios y mercados. Las denuncias de Roger pesan por las fuentes que las respaldan como las de Julián Assange, quien con filmaciones sacó a la luz asesinatos masivos que desde los helicópteros el ejército de EEUU ejecutaba en Iraq sobre la población

civil desarmada. Esto les está asegurando tanto a Waters como a Assange cárcel a perpetua
para uno y una persecución implacable para el otro. A ambos se los considera enemigos a desmentir, acallar y suprimir.

Con mentiras imputan a Waters como pro fascista para que no denuncie al gobierno alemán y la aventura que lanzó con la OTAN y el gobierno sionista de Israel, responsable del genocidio en curso contra Palestina e incluso del asesinato de la periodista de Al Jazeera, Shireen Abud Akleh, por la tropa israelí en Palestina con disparos, asesinato probado por Israel.  

Cuando tres judíos que eran cuatro denunciaron a Hitler

Los tres Chiflados (The Three Stooges) realizaron varios cortos de contenido antinazi. Uno lo estrenaron en enero de 1940 y fue el primero en Hollywood donde se parodió a Hitler y su régimen criminal: El corto de 19 minutos fue titulado “Soy un idiota espía nazi” (You Nazty Spy!), elaborado por Larry Fine, Moe, Curly y Shemp Howard y fue el corto favorito de Moe. En su secuela I'll Never Heil Again de 1941 (Jamás volveré a decir heil), Moe volvió a caricaturizar al dictador alemán.  El humor avasallante de Los tres Chiflados, en relación a la comicidad sutil de Chaplin o los Hermanos Marx, era para la censura yanqui, agresivo, grosero y reiterativo, nunca fueron queridos por “la Academia”, quien calificaba su comicidad de simplona e idiota.

     Los cuatro judíos “dementes” al no recibir “la bendición” académica en la meca del cine no debían favores a los guardianes de la moral y buenas costumbres, así evitaron la censura imperante en el Hollywood de los ‘40. Los 4 burlistas judaicos, eran calificados de “comunistas” como la mayoría de los judíos “progres” de entonces y satirizaron por primera vez al nazismo y al multicriminal Adolfo Hitler. 

En los ‘40 los yanquis eran “neutrales” y por lo tanto convivían con el nazismo y otros estados militaristas esperando que estos devoraran al régimen de la URSS. Por eso Hollywood mantenía la consigna de no hacer propaganda bélica entendiendo que era mejor que el mundo se desangrara sin salpicar a Wall Street.

     En sus memorias Charles Chaplin señaló que al ver “You Nazty Spy!”, decidió darle continuidad a la filosa parodia de los Fine/Howard y 9 meses después del estreno de aquel cortometraje, Chaplin estrenó El gran dictador, cuyo presupuesto fue de u$s1.500.000 porque debía elaborar un film sin baches. En setiembre de 1940 Chaplin estrena “El gran dictador”. El film condena al nazismo, al fascismo y el antisemitismo. Chaplin parodia a Hitler vistiendo el uniforme nazi y actuando de judío. El film tuvo 13 nominaciones al Oscar de la Academia de cine de Hollywood y no recibió ningún premio.

En los ‘40 nadie se atrevió a acusar a los Tres Chiflados ni a Chaplin de nazis por vestir uniformes y ridiculizar a los verdugos del capital. Por el contrario El gran dictador se prohibió en varios países latinoamericanos donde había movimientos activos de nazis, entre ellos Argentina que habilitó el estreno recién en 1945.

En 1982 se estrenó el film The Wall con la banda de Pink disfrazada de nazis. Nunca en 4 décadas Waters fue denunciado por propiciar el nazismo, al contrario, la conclusión que saca el espectador que sigue el guión es que el nazismo anida en las sociedades capitalistas más avanzadas, por el control social implacable, la deshumanización del régimen y la educación traumática impuesta a los niños, preparándolos para la explotación laboral.

El 17/5/2023 Roger Waters y su banda se presentaron en un show en Berlín vistiendo el traje militar de imitación nazi, inmortalizado en cada concierto. Es muy sintomático que ahora la policía alemana e israelí acusaran al músico de “exaltar al régimen nazi”, a pesar que durante el show se proyectaran los nombres de Anna Frank, Shireen Abud Akleh, el pedido de libertad para Julián Assange y se mostraran los nombres de Ronald Reagan, George Bush, Barack Obama y Donald Trump, como: “Criminales de guerra”.

Libertad a Julián Assange y basta de persecución a Roger Waters.

    (*) De Política Obrera