por Lisandro Martinez*
El lenguaje se nutre de modismos y nuevas palabras. También se sabe que los cultores del idioma celebran “a las voces de la calle más que a las del diccionario”. Por lo tanto hay que distinguir que sector impulsa la modificación del lenguaje y cuáles son sus objetivos.
Con la llegada de inmigrantes en el siglo XIX y XX, el castellano tuvo interpretaciones y aportes al lunfardo, idioma propio de Buenos Aires que nunca dejó de incorporar modismos que lo enriquecieron. En las cárceles se inventan palabras y giros dificultando “el manyamiento de la yuta” para que no pueda saber de qué se habla. En esos términos, un reo escribió abofeteando con machismo: “La yuta ya ha olvidao su manyamiento y la juega de varón de estirpe rancia. Recorre el barrio, saluda a sus vecinos y varao en el cotorro ¡lava y plancha!” El lunfardo más críptico es el “tumbero” que a la cárcel la denomina “tumba” y a la leche en polvo “vaca rayada”.
Entre los ‘50 y los ‘60 en los secundarios de capital y PBA las niñas hablaron en “jeringozo” para que los que escuchaban no entendieran un lenguaje rápido donde se intercalaban sílabas.
El lenguaje inclusivo
En estos días concejales del Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad (FIT U) votaron junto al PJ para imponer en el distrito de La Matanza que el lenguaje inclusivo se oficialice, es decir se escriba y se hable.
Políticamente, incorporar el lenguaje inclusivo a las medidas seudo progresistas del gobierno del socialismo chileno fue un recurso desesperado. En Chile se estableció en 2015 durante el levantamiento juvenil pero los papelones del funcionariado y ministros hablando de “las y los medicamentos”, señalaron que las medidas de contención eran un reaseguro de
control para amordazar a la juventud en lucha y a la pequeña burguesía, para que no evolucionara a la izquierda. El gobierno kirchnerista utilizó la “jaula” inclusiva para continuar explotando al movimiento de las mujeres y que el movimiento fuera adormecido por “la jerigonza” del momento y no abrazara las banderas del socialismo. “Es notorio que existió y existe una impaciente acción gubernamental por legitimar desde el poder político el lenguaje inclusivo en la Argentina (www.la nación.com.ar 10/5/2022).Esto se consumó cuando la izquierda, dando nuevos pasos hacia su disolución ideológica y programática, se reagrupó en un frente común con punteros y barras bravas en La Matanza, vehiculizando acuerdos estratégicos directamente con el Frente de Todos. Como dicen los cariocas, esta “mancada” pinta más a un fin de fiesta de machirulos con la llegada de la resaca, que el estar frente a un proceso independiente de lucha. Más aun cuando los índices de desocupación, miseria y desempleo, golpean a la franja que va de los 16 a los 21 años no sólo en el distrito matancero.
A la confusión del lenguaje inclusivo se sumó la izquierda reformista agrupada en el FITu que quiere liquidar la causa de una sociedad sin clases, captando a jóvenes inexpertos sin debate programático de salida sino voceando “chiques” y paparruchadas por el estilo.
Señalan los entendidos que no existe nada que sustente y respalde que eliminando las distinciones gramaticales de género esto vaya a conducir a organizar sociedades más igualitarias o inclusivas.
Los pequeños burgueses insisten que los lenguajes neutros alumbran organizaciones sociales inclusivas e igualitarias. Pero esos lenguajes neutros no producen milagros ya que las sociedades que los utilizan no evolucionan hacia otro plano que a la decadencia. Ejemplos: El idioma farsi utilizado en Irán o el suajili (Kiswahili) una lengua bantú, utilizada en Kenia. Ambas lenguas son neutras pero Irán es famoso por su régimen despótico, de misoginia y criminal contra las mujeres: Una de cada 3 niñas y mujeres han experimentado alguna vez violencia física o sexual, mientras que cada 11 minutos una es asesinada (Telam). Mientras tanto Kenia está ubicada en el puesto 147º de la ONU por su pésima política de inclusión. La utilización de lenguas neutras como el lenguaje inclusivo no garantiza sociedades más justas.
En el caso del guaraní, otro lenguaje neutro que se habla en Paraguay, ni su dulzura ni el lenguaje en sí mismo hicieron avanzar los derechos femeninos. Paraguay fue el último país del continente en donde se permitió que las mujeres pudieran elegir y ser electas.
La RAE denuncia que al inclusivismo se pretende imponerlo obligatoriamente y esa forma de imposición violenta es una discriminación que dificulta su uso. Para educar adecuadamente a las personas sobre sus posibilidades de manifestar la feminidad y lo masculino, el mejor escenario es la lucha por las ideas revolucionarias, forzar un lenguaje para convertirlo en patético es burlar y denostar a las personas tratándolas de envase vacío a rellenar por los que saben.
A la política de escaso manejo del lenguaje en que coloca el Ministerio de Educación a los alumnos se suma ahora el distorsionado lenguaje inclusivo que embrutecerá más a camadas de jóvenes que no descifran la lectura y para los cuales el Ministerio de Educación capitalista tiene la tarea de convertirlos en mano de obra barata y esclava que resuelva la caída de la tasa de ganancias.
Una noticia que caracteriza la crisis del gobierno de Juntos en CABA es que decidió unilateralmente eliminar el material del lenguaje inclusivo destinado a las aulas porteñas, siguiendo los pasos de Uruguay y de Francia, con el argumento de ser “obstáculo para la lectura y la comprensión de la palabra escrita”. Pero “la verdad de la milanesa” es que las redes sociales se estaban haciendo un picnic con los despatarros hechos por las personalidades públicas y los funcionarios del Pro, quienes en la utilización del lenguaje inclusivo quedaron desairados en sus enredos orales de los que nunca pudieron salir y fueron burlados constantemente. Curarse en salud fue lo que decidió la dirección política de Juntos para no verse sometida a un aluvión de críticas y al ridículo en las redes sociales, lo cual tenía como costo en el corto tiempo la pérdida de un buen porcentaje de votos.
La conquista de una sociedad inclusiva no debe limitarse sólo a una cuestión de género, debe lograr que todos los individuos o grupos sociales, puedan tener las mismas posibilidades y oportunidades para realizarse como individuos. Independientemente de sus características, habilidades, discapacidad, cultura o necesidades.
Divulgar y debatir el programa del gobierno obrero es la primera tarea para lograrlo.
(*) De Política Obrera