por Laura Capacete*
“Yo tuve un sueño” -
M.L.King.
Recientemente pude viajar a ciudades en las que dan ganas de vivir: Acogedoras, inclusivas, amigables y ordenadas. En este viaje una noche soñé que Lanús, lugar en el que vivo, tenía características de esos lugares. De cada uno extraje la mejor. Al despertarme, recordé mi participación en el colectivo de vecinos con los que compartimos el mismo sueño: Elegir y construir la ciudad en la que queremos vivir. Sueño tal vez generado por vivencias pesadillescas: Contaminaciones varias, ausencia de cloacas, falta de espacios verdes; en resumen, ausencia de planificación.
Los sueños colectivos suponen un trabajo en común, hace dos años iniciamos este recorrido: nos escuchamos, conocimos realidades dolorosas -indignas- aprendimos y pensamos juntos como mejorar nuestro hábitat.
La principal dificultad era no ser escuchados por quienes tienen la responsabilidad de modificar esta realidad, de diseñar políticas públicas que mejoren la ciudad. A pesar de insistir, nunca fuimos recibidos por el ejecutivo municipal. Sin embargo, algunos concejales nos escucharon, y finalmente logramos el sábado 3 de junio convocar a una mesa de trabajo, a la que asistieron muchos vecinos, académicos y los concejales de la mayoría de los bloques del HCD. Encuentro al que confieso, asistí con temor: La grieta y las internas partidarias podían ser una nueva pesadilla; sin embargo, encontramos coincidencias en el diagnóstico que planteamos, hablamos en un clima distendido y sobre todo logramos el compromiso de continuar con la mesa de trabajo, de participar en una comisión consultiva, incluyendoexpertos y técnicos para mejorar los múltiples déficits de nuestra ciudad.
Los sueños colectivos suponen perseverancia y ante el predominio de una posición resignada “nada se puede hacer”, seguimos apostando.
(*) Integrante de Por mi barrio sin edificios