sábado, 20 de mayo de 2023

Cristina: embajadora por la Patria Grande


 
por Omar Dalponte 

A fines de diciembre del año pasado, en nuestro diario La Defensa,  publiqué una nota  comentando  la decisión de Cristina Fernández de no presentarse como candidata en las elecciones generales de 2023. Al respecto escribí:  "En el Frente de Todos se abre un abanico de posibilidades y en la medida que avancen los días irán asomando quienes se crean con derecho a competir por la presidencia de la Nación. Presumimos que no serán pocos pues el peronismo, en tanto una de las fuerzas políticas con mayor potencia electoral, tiene muchas figuras con capacidades adecuadas como para salir al ruedo. Recientemente Cristina decidió dar un paso al costado,  con ese gesto dejó abierto el camino a todas las inquietudes y estimuló los ánimos de los que deseen competir. No hace mucho tiempo, después de haber soportado las cosas que sufrió -entre ellas nada menos que un intento de asesinato y el hostigamiento permanente de parte de “la mafia del partido judicial” que la condenó a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos - Cristina Fernández de Kirchner, con fuerte respaldo popular, siendo líder indiscutida del amplio espacio que ocupa el peronismo kirchnerista en la escena nacional, aparecía como la candidata obligada del Frente de Todos o de algún dispositivo similar para enfrentar electoralmente al conservadurismo macrista en octubre de 2023. Pero Cristina dijo que no será de la partida y afirmó que no integrará ninguna lista en las próximas elecciones. Ante esta afirmación es de suponer que su no será no y entonces, dentro del Frente de Todos,  queda el terreno libre para quienes se sientan en condiciones de competir por el premio mayor. Claro que ante los adversarios a enfrentar, cada quien deberá comprender que "no es para cualquiera  la bota de potro".

Ante una afirmación absolutamente terminante de alguien que fue legisladora durante años, dos veces elegida presidente de la Nación y finalmente vicepresidenta de la Nación electa, es bastante difícil  interpretar por qué, desde algunos sectores,  se insistió tanto en eso de "Cristina presidenta". Cuando una personalidad con semejante trayectoria y tantas

responsabilidades como las que tiene en su haber la compañera Cristina hace una aseveración de tal importancia,  en el tono utilizado en aquel discurso del diciembre anterior, uno piensa que respecto a esos dichos no hay vuelta atrás.

Tanta fue la insistencia para que cambie de opinión que, recientemente, la vicepresidenta se vio obligada a ratificar su decisión en una carta que publicó en sus redes sociales y tuvo trascendencia nacional e internacional. Esta carta agitó el avispero político de manera extraordinaria. La palabra de Cristina se escuchó y leyó en cada lugar de nuestro país, repicó en toda América y resonó en todo el mundo. Tal es  la dimensión de esta mujer a quien muchos de sus seguidores parece que no conocen bien y sus enemigos, que son también los enemigos del pueblo, odian profundamente.

Ahora, ratificada su decisión de no ser candidata, se aclara el panorama . Esperemos resignación por parte de los panegiristas que exageran en alabanzas y no advierten las necesidades y posibilidades de la realidad. Entendamos de una vez por todas que una líder con el  nivel de apoyo popular que tiene Cristina, está obligada a cumplir con su palabra. Entonces el si debe ser si y el no debe ser no..

Ilusos quienes creyeron otra cosa. De manera que no nos queda más remedio que dar vuelta la página y dedicarnos  a construir políticas que permitan hallar rumbos. Queda en nosotros, las bases militantes, elegir  a nuestros candidatos. Para que las decisiones no queden en manos de pocos, los muchos debemos movilizarnos e intervenir con todo entusiasmo en las PASO.

 Hagamos sonar a todo ritmo el instrumento de las PASO. En política, muchas veces, a las roscas y acuerdos espurios se les llama "consenso". Y esos "consensos"  generalmente satisfacen intereses personales o de grupos. Nunca en beneficio del país y de las mayorías populares.   Por eso, aquí y ahora, lo que se impone es la participación masiva mediante el voto en elecciones primarias organizadas en el formato más democrático posible. En clave peronista, sacar el bastón de mando significa ser protagonista real en acciones colectivas y no "instrumento  de la ambición de nadie"

 En cuanto a Cristina Fernández, después de nuestro muy posible triunfo en las elecciones, por su inteligencia, personalidad y experiencia podría ser nuestra gran embajadora, puente y abrazo de Nuestra América para la realización de la Patria Grande. En esa función  no habría argumentos leguleyos que le impidan cumplir con su rol histórico. 

    (*) De Iniciativa Socialista