Eran aproximadamente las 18:00 del martes pasado, cuando al cabo de un par de rondas de café con un sanguchito y algún agua mineral -una consumición de $3.150- uno de los cuatro parroquianos de la mesa (foto) pidió un vaso de agua para tomar una píldora. “No señor, acá el agua se cobra, ya le servimos un vaso de agua con el café. Si quiere más agua hay que pedir una botella”, fue la respuesta dicha ademas de malos modos que recibió el pedido por parte de la moza y que reiteró la encargada. Tal vez esos modos expliquen porqué ese inmenso local de 9 de Julio y Salta, en Lanús este, tenía tan sólo cuatro mesas ocupadas a esa hora.