miércoles, 17 de agosto de 2022

Crisis en el Grana: "Todos juntos" no alcanza


por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Ante la mala campaña del primer equipo del club Lanús -una de las peores desde la vuelta definitiva a Primera de 1992- la comisión directiva que preside Luis Chebel decidió convocar a los ex presidentes de la unidad política: Alejandro Maron, de la Agrupación Unidad, y Nicolás Russo, de Alternativa Granate, con el objeto de encontrar soluciones al mal momento deportivo. Así surgió la iniciativa: “Todos juntos”, que consistió en una campaña publicitaria de apoyo y una convocatoria al público con varias facilidades para que los socios puedan acercar a otros hinchas y darle el marco multitudinario que presentó el estadio ante Independiente. La idea fue buena, y el público granate respondió de manera incondicional desbordando los sectores habilitados. El despliegue de dos banderas gigantes, fuegos artificiales, humo de color y mucho aliento conformaron  un escenario de equipo que pelea la punta, aunque en realidad está metido de lleno en la lucha por la permanencia. En un encuentro parejo, con mejoras en varios rendimientos individuales y en el juego de conjunto, Lanús estuvo a punto de conseguir una victoria ajustada pero merecida cuando la visita llegó al empate a poco del final y de manera fortuita, ante una evidente merma física y futbolística del equipo local.

Repasemos la secuencia de un momento clave: El último cuarto de siglo pasado, Lanús había tocado fondo con la destitución de unos de los más grandes dirigentes de la historia del

club, el presidente Lorenzo D’Angelo, hombre de la UOCRA y diputado nacional por el peronismo, quien poco antes había gestionado y obtenido la cesión definitiva de los 107.000 m2 que pertenecían al ferrocarril, y que fuera depuesto por la dictadura militar tras el golpe de estado de 1976 y obligado a abandonar la actividad pública. D’Angelo fue reemplazado por el vice Francisco Leiras, hombre de Sasetru y ajeno al club, con billetera llena pero nula capacidad de gestión y oídos sordos para los consejos. Leiras llevó al club a perder el rumbo. Lanús desciende a la B en el ‘77 en una cuestionada definición por penales ante Platense y, con el objetivo de calmar la ira de los socios, le inicia acciones legales a la AFA, iniciativa desesperada que no tenía asidero jurídico y que iba a costar muy caro: La persecución del almirante Carlos Lacoste y de Julio Grondona, quienes tenían ambiciones de acceder a cargos en la FIFA. Un botón de muestra fue el inmediato descenso a primera C al finalizar 1978, una categoría donde Lanús debió permanecer tres años. Y fue ahí, en la peor situación, cuando comenzó la unidad de los socios con Néstor Díaz Pérez a la cabeza, con dedicación, ingenio y también algo de fortuna, todos juntos lograron salvar al club.

Tras el retorno definitivo a Primera de 1992, Lanús inicia el ciclo de mayor crecimiento institucional y edilicio. En su nuevo y ampliado predio desarrolló su plan de formador y vendedor de futbolistas, en tanto fue buscando la estabilidad deportiva con la que logró establecerse sin sobresaltos en la máxima categoría, con la construcción de uno de los estadios más bellos y confortables del país y un proyecto deportivo con objetivos en el plano local e internacional, con basamento en la unidad política de las principales agrupaciones. José Emilio Chebel, con Héctor Cúper como DT logró la Copa Conmebol 1996; Alejandro Maron, en tres mandatos diferentes, logró el Apertura 2007 con Ramón Cabrero como DT y la Copa Sudamericana 2013 con los hermanos Barros Schelotto. El criterio de unidad política que tiempo antes había sido indispensable para salir del fondo, por entonces ya era severamente cuestionado por una parte de los socios debido a la reiteración de apellidos.

Las diferencias que surgieron entre las dos figuras más relevantes de los últimos años, Marón y Russo, pusieron a la unidad al borde de la ruptura. Fue a fines de 2015 y pese a que se concretó un gobierno unitario contrarreloj, la discusión dejó heridas profundas. El saldo fue la creación de una nueva agrupación, liderada por Néstor Díaz Pérez y Hugo Ramos, que intentó presentar lista. Pero en lugar de los 500 avales que se pedían, a la nueva le exigieron 1.500. Con la unidad cuestionada por la falta de democracia y con las arcas vacías, a principios de 2016 Nicolás Russo logró armar el que tal vez fue el mejor equipo de la historia del club, sin dudas el que llegó más alto: El de Jorge Almirón, campeón de Primera División, de la Copa del Bicentenario y de la Supercopa Argentina, todos en el mismo año 2016, que acarició la cima de América en noviembre de 2017, cuando después de haber dejado en el camino a San Lorenzo y River de manera heroica y espectacular, jugó la final de la Copa Libertadores de América ante Gremio de Porto Alegre, que lo venció ajustadamente pero sin discusión. El día después, comenzó el recambio, y con él, un retroceso que continúa hasta hoy.

El elegido para la nueva etapa fue Ezequiel Carboni. Las principales figuras fueron transferidas. A principios de 2018 José Sand rescindió su contrato con seis meses más de vigencia para aceptar una propuesta del Deportivo Cali, culpando a Nicolás Russo por no igualar la oferta en moneda extranjera. La parcialidad respondió insultando al presidente durante los seis meses que siguieron. Al finalizar el torneo colombiano, Sand fue dejado libre por el Cali y el presidente lo dejó volver. Desde su retorno a mediados de 2018, el objetivo del equipo fue que Sand pudiera batir el récord de Luis Arrieta, el futbolista granate de la década del ‘40 que logró marcar 120 goles en 135 presencias. Sand lo consiguió con 192 partidos jugados, el 19 de octubre de 2019 ante Talleres de Córdoba, cuando el DT era nuevamente Luis Zubeldía, que había reemplazado a Carboni a mediados de 2018 después de un breve interinato de Rodrigo Acosta.

Tanto Zubeldía, como su sucesor Jorge Almirón, como Rodrigo Acosta en un nuevo interinato previo a la llegada de Kudelka, comprendieron que Lanús juega dando una ventaja insólita: La presencia obligada de un jugador amado por la parcialidad que se empeña en seguir jugando a los 42 años, que no acepta ser reemplazado, ni se priva de maltratar a compañeros y entrenadores, y que pierde dos de cada tres de las pocas pelotas que toca por partido. Así se fue construyendo éste promedio preocupante, jugando con un futbolista de menos que justifica su presencia empujado pelotas en la línea de gol y ejecutando penales, sometiendo al conjunto a sus caprichos, mientras tanto la actual conducción del club -del mismo modo que la anterior- quienes tienen la obligación de poner fin a este peligroso camino que desemboca en la pérdida de la categoría, sigue mirando para otro lado y contrató a Kudelka con la condición de que “el 9 no se toca”. Que no fuera reemplazado ante Independiente en el minuto 83, inmediatamente después del gol visitante, cuando Orozco ingresó por el debutante Franco Troyansky, uno de los mejores jugadores del partido, es una clara prueba de lo que ocurre.