por Lisandro Martínez*
Desde 1945 la patronal fracasó con sus gobiernos, nac&pop y genocidas
“Si he vuelto a ser protagonista de la historia/ Una y otra vez, es porque
me contradije./¿La patria socialista? Yo la he inventado. /¿La patria conservadora? Yo la mantengo viva./Tengo que soplar para todos lados, como el gallo de la veleta” (La novela de Perón-Tomas Eloy Martínez)
En 1955 tras el derrocamiento de Perón se dieron cita los gorilas más osados salidos de las catacumbas, vestidos de civil o de uniformes, proponiéndose darle una salida al país pero su objetivo de derrotar a la clase obrera era demasiado atrevido para su poca musculatura. Hubo dictaduras retrógradas que desconocieron leyes laborales y derechos adquiridos pero no les alcanzó la nafta. En los ‘60 el panorama internacional no ayudaba a los entregadores, ya que el retroceso de EEUU en Vietnam agitaba a la juventud de todo el planeta. Hubo dos o tres experiencias “democráticas argentinas” entre 1958 y 1966 cuyo fin de engaño al obrero fracasó.
Al gobierno de Ongania, Perón lo habilitó… “hasta que aclare”.
Obediente a los planes del Pentágono ese gobierno tuvo un leve y pasajero crecimiento económico y baja inflación. Pero su plan de fondo era liberar mercados y facilitar que llegaran
inversiones extranjeras. Para aceitar ese combo suprimió derechos obreros y reprimió huelgas. A las universidades “La Morsa” las tenía junadas como cuna del comunismo, por lo que censuró los centros de estudiantes y las manifestaciones culturales como el cine, el teatro y la lírica. El Cordobazo fue una intervención de obreros y estudiantes, sin participación del peronismo ni del foquismo de moda por aquellos días.En el primer aniversario del Cordobazo 29/5/1970, Pedro E. Aramburu fue secuestrado, enjuiciado y ejecutado -según denuncias cruzadas- “la encomienda del tomuer” fue atribuida a un sector del SIE que evitó la candidatura a presidente del gorila fusilador.
En la primera semana de junio se conoce que entre los implicados en el amasijo hubo militantes de “Cristianismo y Revolución” como Luis Abal Medina y Mario Firmenich, integrantes del catolicismo preconciliar y anticomunista. Los afiches de la yuta pidiendo la captura desviaron la autoría diciendo que los asesinos recibieron adoctrinamiento comunista en Cuba. El periodista Rogelio García Lupo (a) “Pajarito” explicó: “Ongania fue derrotado el miércoles 27/5/1970 pero sobrevivió en la Casa Rosada hasta el 8 junio. Aunque no existe ninguna prueba para afirmar que fueron sus camaradas de armas quienes secuestraron a Aramburu, solamente este episodio retuvo a La Morsa en el sillón presidencial por 11 días más” (“La Caída de Ongania”, Revista Transformaciones de enero a junio de 1970 Centro Editor de AL).
La rebelión popular en las provincias tuvo su expresión en la Patagonia cuando Tomas Eloy Martínez investigó la masacre en Trelew, en octubre de 1972. Allí durante tres días hubo un gobierno comunal cuyo poder estuvo en manos de vecinos insurrectos y el escritor volcó esa experiencia en un libro que tuvo 10 ediciones.
La vuelta de Perón
Debido a esos escenarios convulsivos el imperialismo decidió imponer un estado de sitio permanente en Argentina con el ejército como tropa de ocupación para esterilizar cualquier rebelión. Para eso el 2/6/1970 Ongania decretó la pena de muerte contra cualquier desborde. El 8/6/1970 cae Ongania y Perón se candidatea a “ponerle el cascabel al gato”. Su periplo es penoso y recuerda aquel relato de cuando vino dios a la tierra y los reclamos agotaron en pocos días su poder de intermediación y su propia figura.
Con Perón vivo y la decisión de masacrar a los presos de Trelew en 1972 comienza la carrera contra reloj para imponer un régimen genocida en Argentina.
Desde la llegada a Ezeiza la masacre impugna el carácter conciliador pretendido por Perón. El líder en junio de 1973 se apoyó en el sector con el que luego fundó la Triple A. El plan económico de gobierno fue la continuidad encabezada por Perón con el Partido Comunista Argentino y su afiliado José B. Gelbard, fundador de la CGE, quien fue ministro de Economía del caudillo y con quien dibujaron el Pacto Social que fracasó ya que a cambio de un modesto aumento salarial los laburantes tenían prohibido sacar los pies del plato durante dos años -1973/75- mientras los empresarios se enriquecían.
“Que pasa General que está lleno de gorilas el gobierno nacional”
El fracaso del Pacto Social lo sanciona la clase obrera: Las graves fisuras comienzan en junio de 1974, toda la clase obrera está en lucha mientras los sindicatos en manos peronistas mantienen la paz social. “Estadísticas del propio gobierno peronista el aumento del costo de vida: 1,2 en marzo, 3,8 en abril y 3,3 en mayo implicaban casi un 40% de alza anual”. (Revista “de Frente con las bases peronistas” N°7 -20/6/1974). La crisis es tal que Perón el 11/6/1974 en su último acto público en Plaza de Mayo, amenaza con renunciar si no hacen lo que él dice.
Tomas Eloy Martínez fue un creativo que revolucionó al periodismo y al negocio editorial en Argentina y en América. Creó y fue director periodístico de Telenoche informa, dirigió la revista Panorama de la que fue despedido acusado de difundir información falsa, al poner en tapa en la mañana del 23/8/1972 la noticia de la masacre de Trelew. Esa denuncia fue su bautismo, mientras los partidos burgueses fruncían las nalgas. Su posicionamiento político vino de la mano de su investigación. El temprano señalamiento de Martínez, se alimentó con las memorias que le dictaran Perón (1966-1972) y las que le leyera López Rega en 1970 para su reconocida mundialmente: “La novela de Perón” -con 10 millones de lectores-. Sus páginas son concluyentes e indican cuales era los fines políticos del caudillo. Sus investigaciones siempre fueron guiadas por el compromiso de un servidor público que se debe a sus lectores, aunque ellos no compartan sus conclusiones políticas.
“La pasión según Trelew” (1973), reeditada y corregida en años sucesivos) fue quemada en la plaza del III Cuerpo de Ejército, en Córdoba, durante la dictadura militar. En ese entonces Martínez, exiliado en Caracas y perseguido de la triple A señaló que La pasión “fue incinerada junto a ejemplares de Freud y otros intelectuales de izquierda… pero aquellos clásicos por su contenido superior ardían mejor”.
La masacre de Trelew fue la campana de largada del genocidio y su impunidad que continúa 50 años después.
(*) De Partido Obrero Tendencia