por Omar Dalponte*
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Febrero 2022. A pesar de la pandemia que aún no hemos superado totalmente, hay motivos como para animarnos a estar un poco contentos. La temporada turística es la mejor de los últimos veinte años, lo cual genera trabajo, favorece al comercio, a la industria, a decenas de otras actividades y a millones de personas que pueden gozar unos días del solaz veraniego en familia. La selección nacional lleva 29 partidos sin perder. Cerramos 2021 con un diez por ciento de crecimiento de la economía. Arrancamos en febrero compartiendo una marcha y concentración popular multitudinaria en repudio a la muy desprestigiada Corte Suprema de la Nación. Cuando el pueblo se moviliza es porque la paciencia se acaba y los versos de la politiquería van quedando sin lugar en el escenario nacional. Para mejor vivimos momentos de efervescencia política que indudablemente son beneficiosos para despejar los senderos que conducen a la democracia. Son buenos momentos para elaborar ideas, intensificar la militancia y proponer tiempos de transformaciones que nos permitan superar las iniquidades del sistema perverso en que vivimos. Por supuesto no todo es lineal en esta difícil actualidad, y el hecho de que dentro del denominado campo popular, existan distintas visiones respecto a temas trascendentes a veces altera un poco los ánimos y se alzan voces que expresan diversas opiniones. La discusiones sobre diferentes puntos de vista son necesarias porque cuando se llevan a cabo con honestidad ayudan a encontrar comunes denominadores que en definitiva pueden servir para optimizar las acciones del conjunto.
En nuestro caso, para orientar positivamente esas discusiones es saludable medir las
palabras y evitar actitudes que no ayuden a mantener la unidad del Frente de Todos. La unidad es imprescindible para gobernar y organizar nuestra fuerza política rumbo a las elecciones generales de 2023. Derrotar al macrismo, es una obligación patriótica. Tenemos frente a nosotros a un enemigo poderoso y cruel que opera para debilitarnos y espera aprovechar cada uno de nuestros errores. A esto es necesario responder con unidad, solidaridad, organización y disciplina Respecto a nuestro apoyo al gobierno no debe haber dudas. Es nuestro gobierno. Pero también es necesario respetar las decisiones de cada compañero y las diferentes opiniones que se aporten para los debates internos. Los debates adentro del Frente de Todos son y serán positivos mientras contribuyan a mantener la unidad y sirvan para el mejoramiento de este espacio político. Siempre, los múltiples aportes ayudarán a generar ideas y a enriquecer los conocimientos de todas y de todos. También es beneficioso que cada quien hable con claridad y proceda de acuerdo a sus convicciones. Es bueno y justo reconocer la capacidad y el esfuerzo del compañero presidente Alberto Fernández y de su equipo en las las discusiones con los usureros del Fondo Monetario Internacional. Seguramente, para el presidente de la Nación que tiene la enorme responsabilidad de atender los problemas, las necesidades e inquietudes de más de 46 millones de argentinos, no habrá sido tarea sencilla lidiar con semejantes fulleros de las altas finanzas.También es muy respetable la decisión del compañero Máximo Kirchner de renunciar a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos. Mediante la carta que Máximo dio a publicidad su posición está claramente explicada. Es coherente. Su proceder está en línea con sus discursos anteriores y con su actividad parlamentaria. Sabe que representa el pensamiento de un sector muy importante del Movimiento Nacional y es consciente que si al imperio no se le muestran los dientes se termina abatido a cachetazos. Sabe también que, como dijo Perón en un artículo titulado “Asi paga el Diablo”, escrito en la década de 1940 con el seudónimo de “Descartes”, hay que tener mucho cuidado en las negociaciones y “acuerdos” con organismos como el FMI que él – Máximo- rebautizó con el nombre de “Fuerza Monetaria Internacional”.. Algunas cosas son intolerables, Es un insulto a la Nación Argentina que un organismo financiero internacional controle y condicione el accionar de nuestro gobierno. Contra estos buitres los países deudores negocian en desventaja. Es como jugar siempre de visitantes, con el árbitro en contra, con dos jugadores menos y calzados con alpargatas. Máximo Kirchner hizo lo que debe hacer. Plantarse frente a propios y extraños con toda dignidad y coraje. Lo heredado no es robado. El mismo estilo que su padre Néstor.
Dentro de unos días lo acordado entre nuestro gobierno y el FMI será discutido en el Parlamento Nacional. Allí, cada quien dará su opinión y emitirá su voto. Máximo Kirchner participará en ese debate siendo, además de diputado nacional, presidente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires y líder de la poderosa corriente peronista Kirchnerista "La Campora". De manera que -suponemos- su posición será respaldada por el PJ provincial y por esa parcialidad del peronismo.
Es correcto y positivo que lo acordado entre el gobierno nacional y el FMI sea debatido en el Congreso. Es más: debemos exigir que ese debate se realice y que durante el mismo se introduzcan las modificaciones que sean convenientes para nuestra soberanía y para nuestra economía. Fue acertada la designación de Germán Martinez, un buen cuadro político, para reemplazar a Máximo en la jefatura del bloque de diputados. Tiene “muñeca” para esta tarea y buena llegada a todos los sectores. Es lo que se necesita. ¿Y Máximo Kirchner? Con su actitud “hizo chapa”. Es una carta brava para 2023. El pueblo no olvida a los dignos.
(*) De Iniciativa Socialista