por Daniel Jorge Martínez*
Esta semana fui a comprar unos medicamentos para mi mujer, y me encuentro con que tenían un valor desorbitante, y que la obra social IOMA, no los cubre. Y al mismo tiempo observo a un señor de unos 60 años tirado, en la vereda pegado a la farmacia. Todos, incluso yo, hicimos como que no lo veíamos. Me impresionó mi insensibilidad, hacia este señor, me impresionó saber que hay gente que no puede comprar medicamentos para poder sobrevivir a una enfermedad y al no poder comprarlos, va a vivir menos tiempo.
Cuando era chico, hace ya mucho, oíamos historias que nos parecían increíbles, historias de personas caídas, por accidentes, o por descompensaciones en la vía pública de New York, personas a las que nadie auxiliaba, eran invisibles a los transeúntes que pasaban por al lado, como si no existieran. Hoy, 2022 en Argentina esta situación se naturalizó, gente tirada en una vereda, que no sabemos si está muerta o dormida a pleno sol, nosotros los argentinos que nos consideramos los más solidarios del mundo, hoy 2022 las ignoramos, para nosotros tampoco hoy existen estas personas caídas, para nosotros estas personas han pasado de ser persona a ser una cosa y este cambio en nuestra percepción ocurrió sin que nos diéramos cuenta.
Conversando con mi amigo Fernando, hombre que vivió por su trabajo tres vidas, él observa que Argentina se va degradando, de a poquito, sin que lo percibamos, y que esta degradación que avanza a veces lentamente y otras velozmente, nos está llevando a un sistema social que ya está instalado en muchas partes del mundo, como por ejemplo Brasil, toda África, India, algunos países del este de Europa. En estos países, existe una parte grande de la sociedad, que es descartable. En estos países, se ha normalizado este tipo de sociedad, y ya no hay ningún político de ningún partido, que quiera cambiar la situación. La
situación está dada así, es así, y se acepta así.Comparto la observación de mi amigo Fernando, de que la sociedad argentina va inexorablemente a tomar la forma que tienen las sociedades de estos países y regiones antes mencionadas. Hoy 2022, ya no existe la salud pública gratuita y universal. Eso sí existió en Argentina, pero es pasado, hoy vivimos en otra Argentina, hoy 2022, sólo queda la cáscara derruida de ese sistema solidario, donde hoy los profesionales de la salud, hacen lo que pueden, el sistema literalmente está colapsado. Sólo basta observar lo que sucede en las guardias de hospitales públicos.
Hoy 2022 existen medicamentos, que las personas de bajos ingresos no pueden comprar por su valor. Las obras sociales también colapsadas, cada vez cubren menos, los medicamentos más caros, o hacen vivir al enfermo un periplo de trámites interminables (estamos hablando de enfermos). Muchas veces estas personas enfermas abandonan el tratamiento, por un agotamiento anímico que le causan estos ridículos trámites, trámites y más trámites que se pretende realice una persona enferma.
Algo increíble para seguir todavía avanzando lentamente hacia la sociedad argentina que describe Fernando (sociedades que él ha visto en primera persona en distintas partes del mundo) es obligar a los ancianos jubilados del PAMI, a realizar sus trámites vía web, es otra forma, para que este grupo social, no acceda a tratamientos y medicamentos, y muera antes de lo que podría haber vivido si hubiera sido contenido por el sistema.
Mi pregunta es: ¿Quién tiene algún plan para detener este camino inexorable hacia una sociedad, donde una parte de ella va a ser descartable, cosificada. ¿Los políticos? Mmmm no creo, ellos están en otro tema, algunos: de vacaciones en Tulum México, mientras el viejo o vieja, trata de ingresar con su celular a la página del PAMI, con 40 grados y sin luz, para solicitar la autorización de algún medicamento o tratamiento, tarea que culmina casi siempre en un fracaso, algunos otros políticos de vacaciones en Villa la Angostura, otros en Pinamar, viva la joda. ¿Quien, aunque sea va a tirar una idea, para tratar de parar ese viaje hacia esta sociedad cada vez con más personas descartables? Los organismos de derechos humanos? Podría ser, esa es una de sus funciones, pero mmmm, no, estos organismos quedaron petrificados en los ‘70, y en algunos casos de gatillo fácil que ocurren de vez en cuando, o en tratar de destituir a un poder del estado, como es la Corte Suprema de Justicia. Por ahí no lo veo.
La pregunta que me hago: ¿Se puede parar esta caída? o ya es tarde?
(*) Fotógrafo y reportero gráfico