por Omar Dalponte*
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La situación es clara. Por un lado está el gobierno tratando de encausar las cosas en medio de dificultades enormes. Aún en medio de la tragedia pandémica, arando en tierra reseca, y reparando los desastres ocasionados por el macrismo entre 2015 y 2019, nuestro país avanza. De manera que si los sectores populares hacen una adecuada lectura de la situación actual y proceden con inteligencia y patriotismo, a pesar de las adversidades es muy probable que en los dos años que le quedan hasta la finalización de su mandato Alberto Fernández pueda atender mucho de lo que hasta ahora no fue solucionado. Luego, si quienes pertenecemos a la parte racional de los argentinos no perdemos la vergüenza y somos capaces de mantener la memoria, contribuiremos a que este gobierno pase a la historia, entre otras cosas, por haber salvado miles de vidas en su lucha contra la brutal epidemia que sembró muerte en todo el mundo. “SI el dilema es la economía o la vida, yo elijo la vida, después veremos cómo ordenar la economía" manifestó nuestro presidente el 23 de marzo de 2020. Y en esa línea de pensamiento fue piloteando como pudo y como supo un proceso plagado de inconvenientes. Numerosos países reconocen el esfuerzo y la eficiencia del gobierno argentino en lo que se refiere a la obtención de vacunas, a la aplicación de ellas a millones de personas y a la reorganización del sistema sanitario en la Argentina. También, estos logros son valorados por la gente honesta que, aun sin estar de acuerdo con la gestión del Frente de Todos en otros órdenes, comprueba en los centros de vacunación la capacidad y buena voluntad de profesionales y colaboradores puestas al servicio de la importante tarea que realizan. En otro lado, adversando al gobierno duramente, con todos los medios a su alcance y expresándose
con un cinismo elevado a la enésima potencia, la derecha política representada por el macrismo procura impedir se lleve a cabo todo aquello que haga al bienestar del pueblo y al progreso de nuestro país. Durante los dos años anteriores a 2022 el papel de lo que se dice oposición fue deplorable. Quemar barbijos y hacer una campaña antivacunas mientras la peste nos castigaba en el peor de sus momentos, fueron perversidades que demostraron el nivel de abyección alcanzado por quienes, enfermos de odio al peronismo kirchnerista, demostraron hasta qué punto puede llegar la degradación de la condición humana en mentes extraviadas. Quedaron al desnudo. Las imágenes de la barbarie recorrieron todo el mundo y en nuestros archivos ocupan un lugar preponderante desde el cual ayudaremos a mantener viva la memoria. El comportamiento del macrismo produjo y produce asco e indignación y uno guarda la esperanza de que, tarde o temprano, muchos de quienes hoy lo apoyan adviertan la magnitud de los daños que esta derecha antidemocrática ha causado y causa a nuestro país.Como están planteadas las cosas en el escenario político, entre el gobierno nacional y sus oponentes no hay posibilidades de acuerdos. Alberto Fernández ha hecho más de lo posible para acercar posiciones y las respuestas del macrismo siempre fueron las agresiones, las difamaciones, los intentos desestabilizadores y hasta las propuestas de recurrir a métodos utilizados por el nazismo para destruir a las organizaciones sindicales. Entonces nos preguntamos ¿Hasta cuándo estaremos dispuestos a poner la otra mejilla? Es hora de dar respuesta a todas y cada una de las mentiras y de las agresiones macristas. El macrismo no es una entelequia. Es una organización concreta del neoliberalismo, con sus mandantes y secuaces, pensada y constituida para someter a la Argentina por métodos salvajes a fin de hundirla en los pantanos más sucios del capitalismo. Pablo Moyano, afortunadamente un dirigente sindical en ascenso, opina con claridad: "Los mandantes de la oposición de derecha recalcitrante son el Fondo Monetario Internacional (FMI), la embajada estadounidense, el Grupo Clarín y los grandes empresarios como Mercado Libre y Paolo Rocca, que la irán ordenando para que confluya en una gran alianza con vistas a las elecciones presidenciales de 2023". Tal cual. Y también debemos advertir que así como existen los “mandantes” también son una realidad los cómplices que, principalmente a través de la acción política y del manejo de los medios de comunicación, logran engañar y sumar a parte del “medio pelo” de nuestra sociedad, sector estúpidamente antiperonista, que cree que alguna vez podrá ser lo que nunca será.
Hemos llegado a un límite en el cual es necesario plantarse y jugar fuerte tanto en las respuestas a las agresiones y falsedades como en las propuestas y realizaciones. Elegimos al gobierno de Alberto Fernández en 2019 derrotando al macrismo con la esperanza de elevar a la Argentina mediante la realización del Justicialismo y con la idea de crear condiciones políticas, sociales y económicas orientadas a producir en el futuro transformaciones mayores.
Es nuestra obligación defender a este gobierno pero no debemos cerrar los ojos frente a la realidad. Por tantos inconvenientes, por tantos obstáculos en el camino que el gobierno tuvo y tiene que sortear desde el inicio de su gestión en adelante, incluida la feroz epidemia que causó estragos en vidas y bienes, no fue posible cumplir con el programa propuesto en 2019. Eso lo entendemos y lo comprendemos. Pero asumiendo que defender y apoyar no significa guardar silencio ante situaciones que en forma urgente deben ser tratadas y mejoradas. Es imposible avanzar si no se resuelve definitivamente el grave problema de la inflación y de la manipulación de los precios. Es absolutamente necesario terminar con los sueldos de hambre y jubilaciones miserables. Es imprescindible ponerle freno de una vez y para siempre a las maniobras que generan el aumento del dólar, pues cada vez que ello ocurre significa una depreciación de los salarios. Hay que decir basta a quienes con total impunidad y descaro ensucian el buen nombre y honor de gente honorable. Hay que tener el coraje necesario para obligar a quienes nos endeudaron a que sean ellos quienes respondan con su patrimonio por el desastre que ocasionaron. Es menester inaugurar un nuevo tiempo de decisiones ejemplarizantes castigando a los responsables del saqueo. Mauricio Macri y su gavilla deben pagar a precio de rejas sus múltiples tropelías. Tomemos conciencia de que como pueblo también podemos ser poder y que la movilización popular es el reaseguro contra el accionar del neoliberalismo y los abusos de las clases dominantes. Marchemos y concentremos fuerzas el 1 de febrero repudiando a la mafia judicial. Comencemos a definir dentro del Frente de Todos que es lo que pretendemos para el futuro de la Patria y promovamos desde ya a las compañeras y compañeros que nos representen electoralmente en 2023. La presidencia de Máximo Kirchner en el Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires es un hecho auspicioso y será muy importante que las elecciones para renovar autoridades del Justicialismo en los distritos no sean postergadas. Es imprescindible organizar al PJ en cada distrito, en cada localidad y en cada barrio. Anhelamos que el compañero Máximo Kirchner tenga en cuenta que esta debe ser una tarea central pues el Partido Justicialista, además de ser un poderoso dispositivo electoral, debe ser escuela de civismo y laboratorio de ideas para pensar la Argentina del futuro.
Este momento exige jugar fuerte y no perder tiempo en discusiones menores ni dilaciones paralizantes. Jugar fuerte significa proceder sin temores promoviendo y respaldando a los compañeros y compañeras que hablan y proceden con claridad y valentía. Máximo Kirchner es uno de ellos.
(*) De Iniciativa Socialista