por Lisandro Martinez*
“El 20/6/1973 una concentración de masas -sin precedentes en el país- demostró cómo los trabajadores esperan que el retorno del general Perón a Argentina signifique concretar sus más profundas aspiraciones y el inicio de la liberación nacional y social. Las colosales movilizaciones de trabajadores y estudiantes en las últimas semanas contra bastiones del gorilaje y el imperialismo indicaron cuál es el contenido concreto que tiene para las masas sus expectativas en el retorno de Perón” (Política Obrera N°159 - 22/6/1973).48 horas antes, la juventud de todo el país preparó su movilización de bienvenida en un contexto de fuerte ascenso obrero. Fue con esa caracterización en la mano que -ese miércoles- el alto mando del PJ instruyó al coronel Osinde (SIDE) a disolver “a como diera”, esa manifestación que iba por más y a la que había que cortar de cuajo, “el desborde” obrero y juvenil. Ese crimen de estado es el debut de Perón en su segundo regreso a la Argentina. Es toda una declaración de principios y la presentación en público de la organización parapolicial luego conocida como Triple A, que ya desde España estaba siendo organizada en Puerta de Hierro con Robert Hill, embajador de EEUU y funcionario de la CIA. López Rega añadió que luego de tomar el gobierno en Argentina, el peronismo necesitaría una milicia armada para combatir a sus enemigos”. (Ezeiza, Horacio Verbitsky año 1986 Ed. Contrapunto).
Un cacho de historia
La estatización de los sindicatos llevada a cabo desde 1930 en Argentina hasta la actualidad, tiene al finalizar la segunda guerra con el triunfo del ejército Rojo que aplastó en la URSS a
los nazis, un cuadro de algarabía del movimiento obrero en armas, que fue desarmado por el imperialismo y la burocracia rusa con los acuerdos de Yalta, echando lastre para apaciguar al movimiento obrero mundial, otorgándoles por primera vez en la historia: vacaciones pagas, jubilaciones, aguinaldos, viviendas obreras, hospitales, sanatorios y obras sociales, etc. Recien 17 años después, John F. Kennedy con La Alianza para el progreso (un sistema miserable de alcantarillado público) el imperialismo se atrevió a colocar a los sindicatos de toda América Latina bajo la supervisión del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, una cueva anticomunista y de persecución al activismo, dirigido por la CIA y el Departamento de Estado.En los cimientos del "movimiento nacional argentino" de posguerra vinculado con el PJ y la dirigencia sindical, está la Santa Iglesia Católica, los criminales de guerra nazis refugiados en la Argentina traídos por el Vaticano y los contratistas del estado musoliniano (los Macri entre otros). El Somaten de Franco/ La triple A de Perón la burocracia sindical seguidora del nacionalismo burgués (Yrigoyen, Perón, Alfonsin, ahora los Fernández), es anticomunista de cuna ya que para entronizarse denunció a sus compañeros anarcos y comunistas que habían construido los sindicatos en Argentina desde que llegaron en 1871 perseguidos por la represión a la Comuna de Paris. La prolongada influencia del peronismo en el movimiento obrero argentino consolidó una fuerte tradición de dirigentes “cazadores de brujas" y vigilantes del status quo. Consustanciada con la doctrina de la Tercera Posición, la CGT instrumentó, en 1952, un proyecto continental, ATLAS, con la central mexicana (CROM), para combatir la influencia “comunista” de la CTAL afiliada a la Federación Sindical Mundial. Durante la proscripción (1955/1973) del peronismo, nuevos líderes sindicales recuperaron posiciones gremiales claves y en las 62 Organizaciones, la conducción política de la CGT. En la década del ‘60, fueron desafiados por agrupaciones y activistas combativos (peronistas e izquierdistas); las más vigorosas corrientes internas del sindicalismo peronista, vandorismo y el participacionismo, retomaron su comportamiento más reaccionario y derechista en defensa sus puestos. En el marco de la Alianza para el Progreso 1961/64, las distintas confederaciones internacionales impulsaron iniciativas “educativas” destinadas a frenar las tendencias radicales y la influencia de izquierda en el movimiento obrero latinoamericano, fue una obsesión de la política exterior de EEUU. En la Argentina fueron formados en esa escuela entre otros: Augusto Vandor, José Rucci de la UOM; Rogelio Coria de la UOCRA; Eleuterio Cardozo de la Carne; Adolfo Cavalli de los petroleros; Jose Alonso del Vestido, etc.En general todos denunciaron a la oposición como comunistas y trotskistas, estableciendo con la patronal despidos que les liberaran la cancha. (Bozza, Juan Alberto – “Trabajo silencioso. Agencias anticomunistas en el sindicalismo latinoamericano durante la Guerra Fría”. Conflicto Social, Año 2, N° 2, Diciembre 2009 Revista del Programa de Investigaciones sobre Conflicto Social – ISSN 1852-2262 Instituto de Investigaciones Gino Germani - Facultad de Ciencias Sociales – UBA “www.iigg.fsoc.uba.ar/conflictosocial/revista frondizismo).
En el libro de investigación sobre la muerte del secretario adjunto de la UOM Avellaneda, el autor realizó una descripción del comportamiento macartista y buchón de la burocracia sindical peronista durante la década del ‘60 y deja entrever que a Rosendo García lo mató Vandor para sacárselo de encima. (¿Quién mató a Rosendo? Rodolfo Walsh (1969; 1984), Ediciones de la Flor). A fines de los años ‘60, la juventud ante la alianza entre gremios y patrones, fue clasista y combativa. Las vertientes antiburocráticas nacidas al calor del clasismo en Córdoba impulsaban a sectores aún peronistas a expresarse a través de programas más o menos radicalizado en la CGT de los Argentinos y en cada cuerpo de delegados. En estas circunstancias, ventajeramente, algunas federaciones nacionales acordaron anclarse con entidades “sindicales” internacionales comprometidas orgánicamente con los servicios de EEUU en la guerra fría. Uno de los sindicatos permeables a las políticas imperialistas fue el gremio de las aguas gaseosas (SUTIAGA) de Juan Racchini, otro fue el Sindicato del Seguro, cuando el 30/4/1968 asumió como secretario general José Báez, un “tecnócrata graduado” en los cursos del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre. De allí que la vuelta de Perón traía entre otros encargos de las patronales: "acabar con el comunismo”. El crimen de estado nunca pasó por la justicia que no estableció muertos, heridos, ni señaló las responsabilidades del estado en Ezeiza.“
(*) Del Partido Obrero Tendencia