Ayer al mediodía un grupo de personas realizó un piquete reclamando mayor seguridad frente a la sede del municipio, y cortó una mano de la avenida H. Yrigoyen (foto). Hasta ahí, todo “normal”. Pero sucede que fuentes municipales salieron a denunciar, en off, que se trató de una maniobra política y no de un reclamo espontáneo, porque los movilizados llegaron en dos micros, y todo el movimiento de protesta fue celosamente monitoreado desde el bar de enfrente por Sebastián Castillo, un puntero que responde al concejal electo Julián Alvarez. Esas mismas fuentes señalan a la directora de Prevención del Delito y la Violencia del Ministerio de Seguridad bonaerense, Andrea Ballesteros, como coorganizadora del reclamo, junto con dirigentes locales del Frente de Todos. Y esas fuentes van más allá: Juran que desde el Ministerio de Seguridad “se les ordenó a los policías que abandonasen la custodia del edificio municipal mientras durase la movilización”. Esas mismas fuentes acusan a Alvarez de fogonear el reclamo que las autoridades del Hospital Vecinal -“entre estas una prima de Julián”, destacan- del 8/11/21, efectuaron por la inseguridad en ese nosocomio, reclamo parecido al que efectúan trabajadores de las unidades sanitarias del distrito (ver nota de ayer) al que adjudican las fuentes, la misma autoría: Julián Alvarez.
La seguridad en Lanús tiene nombre y apellido: Diego Kravetz, que no hay que olvidar que es primer concejal de Juntos en uso de licencia, y mencionado como posible presidente del Concejo Deliberante a partir del mes próximo, y como futuro candidato a intendente de Lanús. Lo que se dice un blanco político apetecible.
