por Omar Dalponte
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Condiciones tiene, recursos también. No habla desde el llano, es nada menos que jefe de la bancada del Frente de Todos en la Cámara de Diputados de la Nación y tiene muchas posibilidades de ser presidente del poderoso Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires. Conduce la corriente La Cámpora, cuenta con el respaldo de amplios sectores de la juventud y no son pocos los que lo apoyan perteneciendo a la franja etaria que va de los 25 a los 45 años. Tiene también la ventaja de ser odiado por lo más repulsivo del neoliberalismo local expresado en sus diversas variantes, o sea por la oposición política y mediática. Naturalmente el encono que manifiestan contra él los envenenados por el odio lo posicionan dentro de las preferencias de los sectores populares que han padecido en grado superlativo la tragedia causada por los macristas y sus cómplices. Sabemos de sobra que los odiados por las clases privilegiadas suelen ser los amados por el pueblo. Estoy convencido que atentos a la etapa que se aproxima, Máximo Kirchner es uno de los mejores candidatos que podemos proponer para las elecciones generales de 2023. Mi opinión respecto a su figura no es nueva. Ya en el año 2014, en una publicación denominada “Cuadernos Militantes del
Peronismo Kirchnerista de Lanús”, editado por la Mesa política y Social Roberto Miguelez, en una nota titulada “Máximo Kirchner: la leyenda continúa”, coincidí con los dichos de un dirigente de La Cámpora. Dichos que repito ahora con algún agregado al que obliga su actualización. “Lo que nadie de la oposición salvaje a nuestro gobierno acepta, ni entienden aquellas personas confundidas por las mentiras de los medios de comunicación hegemónicos, es que el hijo de un ex presidente y de una ex presidenta no sea ostentoso, caprichoso y que sea un militante”. Menos aún -agrego- que se plante frente a la sociedad con un discurso inteligente cuestionando a los poderosos y reivindicando las banderas históricas del peronismo. En aquel tiempo dije -y sostengo- que la construcción política de Máximo es de todos los días hace muchísimos años. El acto realizado recientemente en Lanús, como cada una de las actividades en que participa, pone en valor todo lo que hizo antes. Vuelvo al entrecomillado citando textualmente lo que afirmé hace siete años y ratifico en estos días de noviembre de 2021: “De aquí para adelante hay dos opciones. Retroceso o avance. En el retroceso están la derecha, los poderes concentrados, los multimedios con sus candidatos y por supuesto Mauricio Macri y sus empleados”.Del otro lado estamos nosotros, el Frente de Todos, que tenemos la obligación de proponer candidatos que estén dispuestos a profundizar lo mejor de lo hecho por el peronismo hasta el presente. Entre esos posibles candidatos no tengo dudas que una principalísima figura es la del compañero Máximo Kirchner. Y sumo algo en lo que creo de manera total. Estoy seguro que Máximo no nos va a traicionar. Para expresar lo que consideramos favorable a nuestro país, los peronistas no necesitamos pedir permiso a nadie. Se que algunas voces, seguramente con diferentes intenciones, dirán “falta mucho”. Falso. Con esa excusa siempre llegamos tarde. La cosa es ahora. Dejar para después es para los espíritus débiles, para los timoratos o para los pícaros que tiran la pelota afuera para impedir el avance de nuevos cuadros políticos. No debemos ser apresurados ni retardatarios. Pero sí oportunos. Sosteniendo esta convicción lanzo la propuesta “Maximo Kirchner 2023”. Con quienes estén de acuerdo tenemos la posibilidad, de aquí en adelante, de compartir muy buenos momentos. Las y los invito a trabajar por este ofrecimiento militante y esperanzado.
(*) De Iniciativa Socialista