¿Cómo terminó el episodio anterior? Fue con una pregunta:
—¿Se acuerdan de la paleta de colores? -preguntó Abby a los primos después que se hubieron acomodado frente a ella. —¿Cuál era el color que comenzaba la escala? volvió a preguntar.
— ¡Negro! contestaron ambos. Y se inició el diálogo.
—¡Muy bien!, cuando está oscuro no se ve nada, ¿No es cierto? —¡Nooo!
—¿Y después cuál sigue? —¡Blanco! —¿Y cuando se prende la luz, se ven las cosas? —¡Siii!
—El redondelito en forma de huevito es una forma de decir: ¡No!. En cambio el palito con la gorrita es una forma de decir: ¡Sí! —¡Son sinónimos! -exclamó Vicky, por lo que Abby se puso muy contenta. Y continuó: —¡Cómo se acuerdan!
—El huevito también se llama cero y el palito con una ramita en la punta uno- dijo y aprovechó que los chicos estaban con las antenas paradas: —¿En la música también
existen sinónimos? A lo que esbozó Apo, a quién le gustaba tocar el tambor, la guitarrita y el pianito de juguete: — ¡A veces no se escucha música y a veces sí se escucha!—Bueno, pero volvamos a los colores. Otro día seguimos con los sonidos. Al final fíjense que cada color tiene un dibujito parecido a un animalito: el color rojo parece un patito; el azul, una mariposa; el verde, un flamenquito; el magenta, un conejito; el color amarillo, un caracolito y el color cian, una viborita. Parecía que los chicos no entendían. Se miraron extrañados. Abby se dió cuenta y aclaró: —No, no son iguales, se los dije para que tengan una idea, lo verán más clarito cuando hablemos de los números y las noticuentas. Falta todavía. ¿Alguna pregunta? -continuó Abby. Para su sorpresa Vicky dijo: —¡Yo sé contar! uno, dos tres, cuatro, cinco, seis, si ...siete-. Y contenta la felicitó: —¡Muy bien Vicky! Pero acuérdense que los números empiezan con el cero. Cuando sean más grandes van a saber el porqué. Y Vicky que se había quedado con la duda, ahora sí preguntó: —Pero vos dijiste que los dibujitos eran parecidos a los animalitos y el palito es una plantita. A lo que con mucha astucia Abby improvisó: —Sí, pero tenía una ramita en la punta y allí se posó un pajarito. Y todos se rieron a carcajadas.
Bah, la alegría tenía una razón más poderosa: ¡Había llegado la hora de tomar la leche! Sin embargo, en esa oportunidad fue té de gingseng koreano, que a mamá Jori le recomendaron como bueno para la digestión.
Para el próximo encuentro, Abby tenía otra sorpresa. Con la ayuda de una amiguita de la escuela estaban preparando una "clase especial". Pero no quiso adelantarse.
Leonardo Saphir saphirleonardo@gmail.com