– A mi me gustan los dinosaurios que son verdes- exclamó Vicky.
–Bien prima- la felicitó Abby. Y continuó: - Ahora termino mostrando los últimos colores de esta primera presentación, el amarillo y el cian. Ustedes los conocen por el sol en el atardecer y el cielo antes que anochezca. ¿Es así? –¡Sííí! ¡Nooo! -fueron al unísono las respuestas.
–No se hagan problema, cuando termino el noticuento les muestro fotos- aclaró Abby.
–Bueno, todos los colores que hemos visto hasta ahora, ¿los recuerdan? –¡Azul! -respondío uno. –Verde! -dijo otro. “¡Amarillo! ¡Colorado! ¡No nene, es rojo! Y antes de que se armara lío, Abby intervino; –Es el mismo color, son sinónimos. Y aclaró: –Son palabras distintas que
significan lo mismo, por ejemplo “casa” y “vivienda”.–Les completo por orden: negro, blanco, rojo, azul, verde, magenta, amarillo y cian. Son ocho colores que completan la paleta o escala de colores. Otro sinónimo, ja ja
ja! Estos colores son web, usados en las computadoras. Pero también pueden ser los colores de los paisajes que vemos en la naturaleza, los usados por los artistas en sus cuadros o por los pintores en las paredes. Como todavía Mamá Jorita no llamó para tomar la leche, tenemos unos minutitos para ver el cuadro que muestra los colores. Les propongo que lo vean y pregunten lo que quieran.
Abby, observando las caras de asombro e interés que demostraban los niños ante el cuadro, les propuso una tarea para el próximo encuentro: –Hemos aprendido los ocho colores que forman la escala o paleta de colores: ¿Cuáles son? Todos querían participar, hasta los abuelos se sintieron involucrados, entonces: ¿Qué color elegirían en el diseño de una página web? Por ejemplo, el rojo representa “las emociones, amor, energía, movimiento”. ¿En qué tipo de páginas la usarían? ¿Podría ser en páginas de restaurantes? Y el verde que se representa con la “naturaleza, bienestar, tranquilidad, salud”, ¿en qué tipo de páginas la usarían?. Por ejemplo: ¿Páginas de turismo, están de acuerdo?
Se creó un silencio, Abby notó que la nueva propuesta les había impactado, y de repente todos querían ir a buscar sus tablets o los teléfonos del Abu Leo o la Abuela Neno; entonces Abby emitió un aplauso con todas sus fuerzas, y volvió la calma, era tiempo de darle fin al encuentro.
–¡Vamos todos al comedor a tomar la leche! Y lo llevamos al Abu Leo e invitamos también a la abuela Neno, que hizo los bizcochitos y al son del cantito pedimos: ¡Que venga lo que haya! ¡Que el hambre se nos vaya!
Así con la alegria que significa que nietos y abuelos compartan una tarde maravillosa en familia, termina esta parte. La próxima vez se seguirá con otra serie de noticuentos, relativa a los números.
–¿Ah, saben contar chicos?
Leonardo Saphir