por Omar Dalponte*
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Las mejores noticias que los peronistas lanusenses recibimos en los últimos tiempos son las que se refieren al triunfo del Frente de Todos en Lanús el 12 de septiembre y a la unidad del peronismo local lograda después de la PASO. La fotografía que muestra unidos a Julián Álvarez, Nicolás Russo, Agustín Balladares y Omar Galdurralde, acompañados por el ministro de Desarrollo Territorial y ex intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi, significa una magnífica postal que trae esperanzas en la lucha por la recuperación del gobierno municipal de Lanús para colocarlo al servicio del pueblo. Esperamos que tal unidad perdure y se afiance en la tarea que los futuros concejales habrán de realizar en el Concejo Deliberante. Anhelamos que dicha unidad sea aprovechada para fortalecer y organizar al Partido Justicialista e institucionalizar al Frente de Todos a fin de que este dispositivo electoral funcione organizadamente y no como un agrupamiento donde cada quien haga las cosas a su antojo sin rendir cuentas a nadie. Bienvenida la unidad. Ahora es el momento propicio de sentar las bases para hacerla sólida y duradera. Recordemos que a la oportunidad la pintan calva y tal como a la Diosa, “cuando se presenta se debe coger por la cabellera ya que cuando termine de pasar no habrá por donde sujetarla”. Deseamos que este instante histórico sea la base y punto de partida para una construcción del peronismo, adaptada a los nuevos tiempos con proyección de futuro.
En años de votaciones los ánimos suelen alterarse un poco más que en los tiempos donde
no se concurre a las urnas. El actual es un momento de disputa electoral y es natural que hierva la caldera de la política, más aún dentro de cada una de las fuerzas que compiten, porque en su interior se discuten candidaturas. Sabido es que en estas discusiones intestinas los espíritus pierden la calma, especialmente los de aquellos que sin importarles un comino las necesidades de la gente sólo buscan obtener beneficios personales. También, en estas circunstancias de disputas acaloradas, no faltan ni faltarán los disconformes que, si no ligaron en el reparto, ante cualquier adversidad echarán culpas a los cuatro vientos. Vieja costumbre de quienes si no cuentan con viento a favor queman el velero. Sin duda la condición humana está en crisis. Y ni que decir cuando en la política se pelea por cargos y parcelas de poder. Por suerte no todas las personas son iguales ni todos los sectores están ganados por el egoísmo. A pesar de que en el mundo de la política se miente, se traiciona y se mistifica siempre habrá reservas morales que ayudarán a marchar hacia un país más justo y solidario.Mientras tanto, aún remando en el barro, es bueno considerar algunas cuestiones y echar luz donde podamos. Hay que conocer el peronismo y estar dentro de él para que ciertas realidades no nos sorprendan. Claro que quienes transitamos un largo camino en sus filas tenemos alguna ventaja para comprender sus idas y vueltas, el porqué de sus avances y de sus retrocesos, sus logros enormes y sus errores garrafales. El peronismo es una creación popular. En tanto producto de la cultura popular nació como respuesta a la cultura oficial. Una y otra, la cultura oficial y la cultura popular representan distintos sectores sociales, así como diferentes gustos e intereses. Para nosotros, con sus virtudes y sus defectos quien representa realmente al pueblo es el peronismo. Desde su nacimiento el peronismo nunca estuvo sólo. Siempre fue acompañado por expresiones políticas y personalidades procedentes de diferentes filosofías y de distintos pensamientos. A lo largo de más de setenta años se ha visto y comprobado qué si en algún lugar de la política es posible hallar soluciones a los problemas de la Argentina, es donde reside el peronismo. El peronismo, como dijimos tantas veces, hoy ya no es como fue en el pasado. Dentro y fuera de él han ocurrido infinidad de acontecimientos. Cayó y se levantó varias veces: en 2003 se puso firmemente de pie, gobernó 12 años, retrocedió en 2015, se recompuso en 2019 y ahora es la fuerza central de un frente político que gobierna la Argentina. En poco días más este frente, El Frente de Todos, competirá en elecciones con la derecha neoliberal cuya gerencia general ejerce el empresario Mauricio Macri.
Frente a tal desafío ¿Cuál es el estado actual del Frente de Todos? ¿Quiénes y cómo son sus dirigentes principales? Son conocidos. Pero no está demás -creemos- dedicar un par de palabras al dispositivo electoral y a sus principales referentes. El Frente de Todos es un agrupamiento de diferentes expresiones políticas asociadas de hecho cuya principal función es participar en comicios. Sus fuerzas principales son el Partido Justicialista y el Frente Renovador que con el aporte de distintas organizaciones coincidieron en llevar adelante un manojo de ideas. Haber concretado esta unidad entre diferentes sirvió para derrotar en las urnas al macrismo en 2019. No fue poco. En el puente de mando del Frente conviven Sergio Massa, Cristina Fernández y Alberto Fernández . Axel Kicillof y Máximo Kirchner, casi al mismo nivel, comandan una tropa que tiene su peso. Veamos.
Sergio Massa es bien visto y tolerado por porciones de la llamada clase media, de sectores populares y también por parcialidades del empresariado industrial, del campo y de grupos financieros . Es Lo que se dice la "esperanza blanca". Cristina sin duda lidera un importante sector del peronismo. NO A TODO EL PERONISMO. A ella le responde más del treinta por ciento del electorado. Un capital más que interesante. Y valioso. Es una líder popular singular. Pero con ella sola no alcanza. De manera que no hay que ilusionarse con una conducción y representación matriarcal que muchos de nuestros varones no aceptarían. Hoy por hoy Cristina es una fuerte personalidad de la política nacional y una figura destacada de la realidad latinoamericana. Alberto Fernández es un cuadro político muy formado. Buen armador en eso del toma y daca de la "rosca" politica. Su preparación es indiscutible. Venía bien. El derrape del cumpleaños de Fabiola en Olivos le restó mucho de lo que había acumulado. El amor no debe obnubilar a los hombres de Estado. No imaginamos a Perón apagando velitas en medio de una pandemia. Pero Alberto es el presidente de la Nación y nuestro máximo referente. Hay que apoyarlo. Así lo entienden y comprenden experimentados veteranos, forjados en las lides políticas y sindicales de la CGT y de la CTA. También gran parte de las organizaciones sociales. Alberto supo acumular poder. Es presidente de la Nación y preside el Partido Justicialista que, a nivel nacional, tiene tres millones de afiliados. Se lleva bien con el empresariado nacional, con los que no son tan nacionales y también con los gobernadores. Se destacó en lo internacional y salvó la vida de Evo Morales cuando en Bolivia soplaron vientos de fronda. Desempeñó un gran rol durante la pandemia. Por el cargo que ocupa merece todo el apoyo.
Si el acuerdo de Sergio Massa con Máximo Kirchner es real y sólido constituye un hecho alentador. Hay que pensar en 2023. Para entonces Cristina tendrá 70 años. No serán pocos. Dios proteja a nuestra compañera del avance del tiempo. Y Mientras tanto que?
Unidad. Unidad cuidando mucho las relaciones internas. Sin actitudes soberbias. Sin causar escozor a las almas sensibles. Aquí ante el desafío que significa confrontar con el macrismo no debe haber lugar para caprichos, ni egoismos. Ojo al Cristo que es de palo diría mi abuela. A estudiar, pensar, reflexionar y no creer que las cosas deben ocurrir como a cada uno de nosotros nos gusta. Hay que ganar en noviembre. El faro es la unidad.
(*) De Iniciativa Socialista