por Julio Edgardo Sanz*
En términos generales deberíamos festejar el Día de la Bandera en fecha 3 de junio porque es precisamente la del nacimiento de Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano. Erróneamente asimilamos las necrológicas con un espíritu egoísta por la falta, en lugar de alegrarnos por el inicio de vidas trascendentes.
Confieso mi debilidad sanmartiniana, pero debo hacer pública al menos mi mea culpa, respecto de un ser extraordinario no sólo por sus virtudes, sino precisamente por sus hechos que nos marcan a todos y cada uno de los argentinos. El general Manuel Belgrano, a quien yo prefiero referirme como el doctor Manuel Belgrano, y seguramente como a él mas le agradaría: El ciudadano Manuel Belgrano.
Alguien que nace en el seno de una familia acomodada como se decía en su época, hoy clase media alta o alta, para morir en una pobreza franciscana por elección. Alguien que supo superar su vertiente intelectual, para abocarse a un entrenamiento castrense armándose en defensa de su patria. Alguien que supo tener mano firme y sin titubeos, cuando la urgencia y entidad de las circunstancias lo exigían. Alguien que todo lo dio, hasta terminar sus días casi olvidado enfermo y sin medios en extrema pobreza. Alguien quien todo entregó sin esperar recompensa alguna, mas que su tranquilidad de conciencia convencido que había hecho lo indicado...
Qué otro calificativo puede mencionar su ideario (y ojo que no hablo de ideologías, porque
inclusive el término no era consuetudinario en su época), pero máxime sus acciones puestas en práctica en todos los momentos de su vida, que de centro izquierda? inclusive a nivel mundial, porque cuando falleciera Belgrano, Marx recién había nacido. Su pensamiento liberal volcado por ejemplo en su árdua actividad al frente del Consulado con vertiente económica, y sus ideas de progreso, no fueron óbice para por ejemplo ser el autor del primer proyecto de “reforma agraria” en el país. Fué uno de los primeros latinoamericanos en proponer la expropiación de latifundistas con tierra improductiva, para concedérsela a aquellos dispuestos a trabajarla.Normalmente y quizás equivocados, evocamos a Belgrano vinculándolo fundamentalmente con la creación de la bandera argentina, pero nos olvidamos o dejamos de lado toda la actividad de este señor realmente extraordinario. ¿Qué hizo? Muchísimo, ya como funcionario adelantado a su época, ya como militar y es cierto con algunos resultados adversos, ya como político con mayúsculas, ya como pensador y doctrinario. Sus ideas preclaras respecto al avance de la educación y creación de escuelas, el fomento de la agricultura y la industria, y la incentivación de comercio lo delatan. Claro esa extraña mezcla (pero para quien escribe quizás fórmula maravillosa...) entre un liberal progresista y hoy socialista nacionalista, podría resultar contradictoria con su conocida vertiente monárquica. Mas su pretensa monárquica era sólo una excusa pasajera para terminar definitivamente con el dominio colonialista español. Pero si nada sabés de su historia o poquito, buscá, estudialo, leelo, pero sobre todo analizá sus actitudes, su desprendimiento, sus ganas, y también sus flaquezas que el mismo reconocía. ¡Vale la pena!!
Rescato nuevamente sus ideas de reparto, de igualdad, de progreso, de libertad y de honestidad, ese es realmente su legado para todos los argentinos. Quizás y no por ello tengo la intención de subalternizar la creación de nuestra bandera, pero al lado de toda su obra podría inclusive a ser un hecho anecdótico.
Qué Argentina diferente seriamos, si hoy hubiese politicamente hablando un solo Belgrano... Si uno solito, que tomara nuestra amada banderita y contagiaría a todos los políticos, no sólo con los colores de la misma, sino precisamente con las ideas y el legado de Manuel Belgrano.
Nota del autor: Algunas frases de nuestro lo definen:
“Mucho me falta para ser un verdadero padre de la patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella.”
“Fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio son los tres importantes objetos que deben ocupar la atención.”
“Fundar escuelas es sembrar en las almas.”
“Nuestros patriotas están revestidos de pasiones, y en particular, la de la venganza ; es preciso contenerla y pedir a Dios que la destierre, porque de no, esto es de nunca acabar y jamás veremos la tranquilidad.”
“¿Qué otra cosa son los individuos de un gobierno, que los agentes de negocios de la sociedad, para arreglarlos y dirigirlos del modo que conforme al interés público?”
“Método no desorden; disciplina, no caos; constancia no improvisación; firmeza, no blandura; magnanimidad, no condescendencia.”
Y finalmente ya en su lecho de partida su: “¡Ay, patria mía!”