Cuando Lalito dejó de ser un espíritu, nació un bebé hermoso y gordito. Mamá Clarisa y papá Domingo se pusieron muy contentos, era otro varoncito. En la pizzería donde trabajaba el papá lo celebraron a lo grande, pizza y un vaso de moscato para los parroquianos y una copita de jerez para los más íntimos. La casa paterna estaba ubicada cerca de la estación Lanús, en el sur del Gran Buenos Aires; en aquella época el barrio ya era casi una gran ciudad, donde sus habitantes tomaban el tren a diario para ir a trabajar a la capital federal y al regreso pasaban por allí y se encontraban con amigos para hablar sobre todo de fútbol. Cuenta el Abu Leo que a medida que crecían, las chicas jugaban con muñecas y juguetes de cocina y los chicos a la pelota, en la vereda, o con autitos. A esa edad los más grandecitos hacían travesuras y Lalito creyendo ser un doctor preguntó a sus tías cuando lo llevaron al cine Rex, (refiriéndose a la gran Brigitte Bardot): —¿La van ascultá?
Cuando llegó el momento de comenzar la escuela lo anotaron en un colegio privado de tipo religioso, donde la enseñanza era demasiado estricta para un niño nacido después de la Gran Guerra que asoló a Europa y más para Lalo que tuvo siempre una idea de libertad muy
notoria. No obstante, todo el ciclo primario y secundario lo cumplió allí.Cuando comenzó la universidad para “dotor” no fue como era su anhelo de pequeño, ser un médico, sino que se recibió de abogado, y así se convirtió en el doctor Eduardo Florio. Su ya manifiesta vocación social lo llevó a dedicarse a la educación y a la política. Fue docente de colegios secundarios por 16 años y de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires; dirigente estudiantil, gremial, profesional de abogados y como político, afiliado a la Unión Cívica Radical. Militó en el naciente Movimiento de Renovación y Cambio que fundara el doctor Raúl Ricardo Alfonsín, ex Presidente de la Nación Argentina. En su trabajo político comenzó como secretario del bloque de concejales de Lanús, jalonando su carrera como concejal y presidente del bloque, luego como candidato a intendente municipal; diputado provincial y vicepresidente del bloque y también como senador provincial y presidente del bloque UCR, así como director del grupo Bapro.
Se casó con Norma Macchiavelo. Tuvieron dos hijas y un hijo quienes les dieron varios nietos. Al Abu Leo le quedó una incógnita: ¿Lalito eligió treinta años antes el restaurant Lalín donde se reuniría más tarde el doctor Alfonsín? Allí redactaba los habeas corpus para detenidos por la dictadura, realizaba sus famosas reuniones políticas y almorzaba sus incomparables mariscos de Pontevedra.
Leonardo Saphir saphirleonardo@gmail.com