por Lisandro Martínez
El derecho de las mujeres a vivir sin violencia sólo está consagrado en la letra de los acuerdos internacionales y en las parrafadas nacionales y de aldeas que dicen que van a eliminar todas las formas de discriminación y de violencia contra la mujer ¡sin tocar el régimen político! Y cuando la pibas denuncian su situación ante las instituciones “democráticas” es como si se pararan frente al tribunal de las brujas de Salem.
Actualmente hay un número grande de países con leyes contra la violencia doméstica, la agresión sexual, etc Sin embargo, el problema sigue vivo porque la violencia está arraigada en una sociedad donde la explotación económica es de seres “humanos” sobre mujeres y hombres. En este “faunario” de desigualdades jerárquicas, cargos, rangos y categorías son envidiados sin importar la calidad humana del zoquete que detenta la patente de corso que les permite esa supremacía social, que incluso cuando “se mandan una cagada” apretándole tanto el cogote “a su amada” que esta deja de respirar, tienen siempre -estos femicidas- alguna autoridad que los banca y si su estatus está por arriba de la plebe, incluso su reciente victima pasa a ser material descartable.
Un sector de las socialmente condenadas de antemano han sido educadas en que para garantizar su sobrevivencia, eligen candidatos entre cargos y categorías no obstante eso no
las salva de la violencia sobre mujeres, niñas y personas socialmente débiles.El femicidio es la expresión más extrema. La OMS estima que 1 de cada 3 mujeres sufrió desde los 15 años violencia física o sexual, lo que significa azote social. Hay destacar que los femicidios no son casos aislados, sino que son el emergente de siglos de explotación de una clase sobre otra, la desigualdad existente entre las clases, en tanto que las instituciones deben velar por la seguridad e impartir justicia, están ordenadas y colocadas bajo el mandato “del ojo del amo que engorda el ganado”. Por lo tanto Stella, la madre de “M” niña forzada a visitar el zoológico de Lujan por un cartonero, estuvo dentro de la lógica del poder cuando debe impartir justicia: Si se presenta una adicta mal entrazada, sucia y sin dentadura, ésta
deberá esperar arrodillada hasta que las gallinas orinen. Debido a que dentro de los expoliados siempre hay activistas, los vecinos cortaron calles y rápidamente “la justicia” tuvo que intervenir y todo tomó estado público y fue el pueblo quien encontró a la niña. Si lo que se va denunciar a la comisaría es que hay gritos de mujer suplicando auxilio es un clásico que debido a la pérdida de tiempo por preguntontas y falta de disposición para asistir aun a una falsa alarma, es clavado, que se llegue tarde y el escenario sea el de un crimen.
El peso de las jerarquías
En abril de 2016, 7 policías -6 de la Federal y 1 penitenciario- fueron condenados a penas de entre 7 y 16 años por abusar de 2 hermanas de 13 y 16 años que vivían en la calle. Durante 2 años las acosaron, llamándolas por teléfono, las buscaban en Parque. Lezama con patrulleros, las disfrazaban de yutas y las llevaban al Cuerpo de Montada de la Federal para abusar de ellas. (www.cosecharoja.org)
El 15/5/ a la tarde, vendedores de un local del shopping Distrito Arcos, en Palermo, sorprendieron a una menor afanándose 3 vaqueros, llamaron a Seguridad y la piba fue demorada. Los encargados prefirieron no denunciarla para evitarle una causa penal por hurto. Cuando ella estaba por irse, se le acercó un policía de CABA vigilante del shopping. La llevó a un cuarto, la amenazó con detenerla y la violó. La piba fue a su casa y le contó al novio y fueron e hicieron la denuncia en la comisaría donde trabaja el acusado que fue detenido.
Néstor G. Villegas (48) comisario general, dictaba en la Escuela policial Julio Dantas del Parque Pereyra Iraola, en Berazategui la materia Ciberdelito. En ese marco, las cadetes de policía, denunciaron que las sometía a comentarios soeces y sexópatas como: “Me gusta ver a las mujeres de uniforme y, si tienen una teta afuera, mejor”. (www.andigital.com.ar 15/5/2021) Villegas un jerarca policial recomendaba: “Hay que llevar la fajina ajustada al cuerpo y tener relaciones sexuales con los jefes de las dependencias, para estar más acomodadas" (www.Pagina12.com.ar 15/5/2021). Villegas se desempeñó en distintas dependencias de PBA, en 2017 fue superintendente de Inteligencia Criminal. En 2020 fue el jefe de la Región Atlántica. Este hombre de larga permanencia en la institución nunca fue sancionado y ahora cuando se le desbordó el mate y las cadetes asqueadas de la suciedad lo denunciaron surgieron policía bonaerenses, a decir: Villegas "no tenía los mejores antecedentes para llegar a comisario general. Era el jefe de la Regional Atlántica y a principios de año lo corrieron por inoperante" (www.montevideo.com.uy/17/5/2021). Es la forma de personalizar en Villegas las porquerías, salvando un método de formación jerárquica que impone “el todo vale” y adiestra a sus fuerzas a tomar la decisión soberana entre la vida y la muerte de sus semejantes.
El régimen social es quien debe estar en el banquillo de los acusados, aquí ya no importa la limitada ley Micaela. En 5 años -dice el Ministerio de Seguridad de PBA- fueron expulsados o inhabilitados 634 policías por violencia de género y/o familiar y violencia policial.
Un régimen social que condena a los jubilados sobrevivir con el 20% de la canasta familiar, que maniobra con precios y tarifas, fijadas por el imperialismo. Que destina un techo del 34% para las paritarias en los gremios sabiendo que la indexación va a superar el 50% debería ser denunciado como genocida. Esta organización social es responsable que el 62% de los niños viva en la pobreza. Es la que destina a las mujeres el destrato general y en particular en el mundo del trabajo donde la desocupación es el doble que el que sufren los varones.
Desde marzo del 2020 en el aislamiento por pandemia hubo 279 femicidios de mujeres y niñas, se produjeron 8 transfemicidios y 20 femicidios vinculados de varones adultos y niños. (“La Casa del Encuentro”).
Sigue más presente que nunca la lucha de hombres y mujeres por hacer realidad la consigna socialista bicentenaria de Charles Fourier: “En cualquier sociedad el grado de emancipación de la mujer es la forma de medir el progreso social que transita ese colectivo humano”.
(*) Del Partido Obrero Tendencia