El Abu Leo contó ya la historia de Pepe Biondi, el capocómico nacido en Lanús, pero hubo un detalle que no sabía y que un lector memorioso se lo recordó. Por ello se propuso contarlo ahora: En cierta oportunidad Biondi empezó a grabar un programa con su nieto que en ese entonces tenía tres años. Salió al aire sólo dos minutos por motivos que ahora salieron a la luz. Muchos televidentes recién se estaban acomodando y no pudieron verlo. Pocos años más tarde, cuando entendió lo que es un libreto, Pepito apareció en las pantallas y fue una revelación. Pero vuelta al inicio del relato, hay que destacar que si bien los sketch se ensayaban mucho, la introducción de un todavía bebé indujo a salir sin libreto previo. Sin embargo se analizó antes la decisión. Hacía poco tiempo que estaban saliendo al aire, eran capitales cubanos exiliados a raíz de la revolución castrista, y el mismo presidente de Proartel, Goar Mestre, tenía la precaución de cumplir las reglamentaciones oficiales en cuanto al lenguaje y la censura. El rápido éxito del ciclo, permitía cierto margen de maniobra. Y comenzaba así:
Pepe Curdeles (el Manyapapeles): —Hola Pepito cómo te va?
Pepito (a media lengua): —Hola abuelo, tenés un caramelo? (El sonidista emite las risas en off).
Sorprendido Pepe busca un papel arrugado y responde: —Sí Pepito aquí tenés- Y le tiende la
mano.Pepito (a media lengua): —¡No quiero un papel, me gusta la miel! (Risas. A esta altura empezaron también a reír los cameramans y el personal técnico).
Pepe: —¡Qué suerte para la desgracia!—Y pide un caramelo fuera de cámara.
Pepito: —¡Mamá, mamá! ¡Un rasposo papel el abuelo me da!— Contesta el nene casi lagrimeando.
A esta altura entre la búsqueda del caramelo y las lágrimas del nene no sabían ya cómo seguir. Por suerte, la experiencia de Biondi tras su dilatada actuación, retoma nuevamente la iniciativa y frente a cámara, hace una monigoteada y balbucea: —Patapúfete!— Poniendo ese rostro característico, juntando los labios y emitiendo ese sonido nasal-gutural de lo profundo de la nariz y la boca que surge cuando se intenta expresar al mismo tiempo: ¡Gnrrr!
El final: Las cámaras quedan al garete, la directora María Inés Andrés destornillándose de la risa y Biondi exhumando sus gestos más divertidos. Pero el niño llorando desconsoladamente, termina su debut: —¡Me voy del canal, pis en el pañal! Después de la señal que hace, inadvertidamente, el gran cómico para el público televidente, la transmisión va a la tanda. Cuando retoma la acción, la directora ya pone al aire otro sketch distinto.
La mayoría de las revistas y los críticos especializados no se animaron a contar el bochornoso “fracaso” de esos dos minutos. Ahora el cronista de La Defensa Digital lo expone recalificándolo: ¿El genio del abuelo lo heredó su nieto? ¡Otro acierto de un cómico incomparable! ¡Hubiera dado la impresión que fue improvisado! El rating habría sido de 100 puntos. ¡Pepe inmortal, cómico sin igual!
Leonardo Saphir saphirleonardo@gmail.com