por Lisandro Martínez
“La corriente internacional de presencialidad en las escuelas” a la que dice que adscribe Néstor Pitrola, y por supuesto con él todo el Partido Obrero expulsatorio, es hija de organismo imperialistas, como la ONU, aquella entidad a la que los revolucionarios cubanos denunciaron como “el ministerio de Colonias de EEUU” mediante el discurso del Che Guevara, el 11/12/1964 en la Asamblea General de la ONU en Punta del Este, Uruguay.
Unicef, una de estas organizaciones que llama a concurrir a las escuelas cuando la pandemia arrojó 29.472 nuevos casos de contagios, es funcional desde su fundación a la política imperialista. Unicef y la Sociedad Argentina de Pediatría defienden “las clases presenciales”. Estas organizaciones elaboraron un eslogan escalofriante: “La escuela no es un factor de riesgo”, aunque Alberto Fernández en su discurso señaló que el grupo de contagio más expuesto en Argentina va de los 9 a los 19 años. En zona sur, los últimos fallecimientos de niños de hasta 9 años ocurrieron en Almirante Brown (2), Ezeiza (2), Lomas de Zamora (1), Presidente Perón (1) y San Vicente (2) (www.inforegion.com.ar 16/4/2021). A estos grupos pro presencialidad escolar se suman otras organizaciones decididamente patronales: Por ejemplo Cáritas que advirtió que "la educación hace libre a las personas”
(www.clarin.com.ar 15/4/2021). Otro sector de explotadores del trabajo ajeno es el grupo Nuestra voz que cuestiona la suspensión de clases y amenazaron que esto "generará más pobreza y menos futuro" reivindicando un eslogan que empuja al contagio, cuando no a la muerte a otros impulsándolos al salto al vacío con: "Las escuelas no son foco de contagio” (www.grupolaprovincia.com 15/4/2021). Esta versión cavernícola fue desmentida por la
Revista científica The Lancet que explicó que “la reapertura de la escuela sin una sólida mitigación del Covid-19 corre el riesgo de acelerar la pandemia” (www.infocielo. com.ar 17/4/2021).
Los orígenes de “la corriente internacional de presencialidad en las escuelas”
Para la izquierda vernácula que defiende la apertura de escuelas en plena pandemia es muy esclarecedor que no conozca que Unicef nació en 1946 para atender a niños víctimas de la guerra de Europa y de China y que pasados los años fue denunciada por su política maltusiana de planificación familiar destinada al tercer mundo.
Desde la publicación por Thomas Malthus en 1798 del Ensayo sobre la población, éste sirvió a sectores de la burguesía empresarial, la Iglesia Católica y a diferentes estados para justificar la inevitabilidad de la desigualdad social del proletariado.
A partir de fines de los ‘60 Unicef adoptó teorías de control poblacional con anticonceptivos, prácticas de esterilización y programas de reducción de nacimientos basados en el documento: Posible papel de UNICEF en la planificación familiar. Allí se planteó la planificación familiar como “lo más eficaz para combatir la pobreza”.
En mayo de 1966, el director ejecutivo de Unicef, Henry R. Labouisse sometió al consejo directivo un informe titulado: "Posible papel de Unicef en la planificación familiar" ("Possible Role of UNICEF in Family Planning").
Ese debate partió al ejecutivo de esa organización. Las delegaciones de Suecia, India y Pakistán apoyaron la idea de que Unicef controlara la densidad poblacional mientras que otras delegaciones se opusieron. Las naciones africanas, a excepción de Nigeria, no lo aceptaron denunciando que se trataba de un programa racista.
En Bolivia funcionaron los "cuerpos de paz" de EEUU, que esterilizaban a mujeres campesinas con engaños y sin su consentimiento. En 1969 se estrenó el film boliviano Yawar Mllku (Sangre de cóndor), que mostró el accionar imperialista en América Latina. Con ella el director del film Jorge Sanjinés denunció el genocidio, exigió se investigara la esterilización y al confirmarse los crímenes de los “cuerpos de paz” estos fueron expulsados de Bolivia.
Las organizaciones que sin pruebas señalan que “la escuela no es un factor de riesgo”, son defensoras a ultranza de mantener la producción capitalista la cual no debe detenerse y menos porque no funcionen las escuelas donde los padres dejan a sus niños, porque cualquier otra medida pone en riesgo la producción, peligra la extracción del plus valor del trabajo humano y se compromete la obtención del lucro.
La corriente internacional de presencialidad escolar es el imperialismo
En PBA en marzo las seccionales sindicales de la educación que se distinguen como Multicolores exigieron la suspensión de clases y que se garanticen recursos para sostener actividades a distancia y se aseguren vacunas. El Frente de Izquierda y de los trabajadores en La Matanza y en Bahía Blanca se opuso a pronunciarse a favor de la suspensión de las clases presenciales con excepción de Izquierda Socialista que pidió se suspendieran, aunque luego la misma IS en Ademys (CABA) sostuviera lo contrario.
La izquierda ha quedado prisionera de los prejuicios pequeñoburgueses que la obligan a no sacar los pies del plato, justo cuando la movilización educativa en Neuquén contra la presencialidad se extiende por varias cuadras. La izquierda en lo que va del año fue auscultando el run run del que dirán y adecuó toda su acción política atándola a cuidar un perfil electoral “serio y responsable”. Esto la llevó durante largos tramos a ser una defensora de la presencialidad para no despegarse de los pruritos más retrógrados y conservadores de las masas.
La izquierda “sensata y confiable” para el régimen político patronal ha demostrado no tener programa de salida frente a la pandemia producida por el régimen capitalista que durante décadas desmontó bosques, envenenó ríos con las mineras a cielo abierto, arrojó toneladas de residuos industriales a los cauces de aguas y ahora incendia paraísos forestales para abrir la especulación inmobiliaria.
Suspensión de clases presenciales. Vacunación para todos y liberación de las patentes farmacéuticas. Garantizar la conectividad, los dispositivos y los recursos necesarios para proseguir las clases en forma virtual. Ningún docente ni auxiliar sin trabajo. Defendamos nuestra vida y salud así como la de los estudiantes y sus familias. Que el capitalismo que provocó este cataclismo ambiental y sanitario pague los platos rotos subsidiando con un bono mensual igual a la canasta familiar a los trabajadores parados por la emergencia virósica.
(*) Del Partido Obrero Tendencia