por Marcelo Calvente
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Aquel primer sinsabor por el descenso de 1949, pero por sobre todo la indignación por las increíbles arbitrariedades padecidas, renovaron la simpatía que los hinchas de fútbol en general siempre tuvieron por Lanús. Los trabajadores y los vecinos humildes de la ciudad siguieron la campaña del retorno a Primera. Como nunca desde la fundación de Villa General Paz en 1888, el casco urbano pituco y distinguido que trazó Gaebeler, se vestía de color granate para alentar al equipo. La AFA había decidido categorizar a la principal competencia del ascenso bajando por decreto a ocho equipos que, según su consideración, no tenían ni
poderío económico ni estadio acorde a la exigencia. Los equipos descendidos por decreto fueron All Boys, Barracas Central, Colegiales, Defensores de Belgrano, Estudiantes de Buenos Aires, Argentino, Central Córdoba y Tiro Federal, los tres de Rosario, lo que generó una reestructuración de todo el ascenso y la creación de la cuarta categoría, entonces llamada Tercera de Ascenso -hoy denominada Primera D- quedando el torneo Primera B reducido a 12 participantes: Lanús, Colón, Sportivo Dock Sud, Argentino de Quilmes, Argentinos Juniors, Almagro, Unión, Los Andes, Nueva Chicago, Talleres, Temperley y El Porvenir.
Con el mismo plantel que descendió, con Daponte y Mercado por Calvente y González, los centrales suspendidos por varios meses, con el mejor Strembel y con una gran delantera integrada por Contreras, Gil, Pairoux, Raúl Martínez y Durán, en la que alternaban José Florio y Ramón Felipe Moyano, Lanús seguía siendo un equipo de primera. Colmando todos los escenarios donde jugó, al finalizar el torneo de ascenso de 1950 luego de una espectacular campaña retornó a Primera. En 22 partidos jugados, ganó 15, empató cuatro y fue derrotado en tres oportunidades, marcando 64 goles y recibiendo solo 30. Entre septiembre y principios de diciembre, y con la intención de completar la competencia anual, la AFA organizó un segundo torneo: el Torneo de Honor que puso en juego la Copa Presidente Perón de 1950, donada por el primer mandatario. Lanús asumió gran parte de esta competencia con suplentes, debido a que de manera simultánea salió de gira rumbo al norte del país y Bolivia. Arrancó en Tucumán empatando 3 a 3 con el Ñuñorco, luego igualó en Santiago del Estero con el Club A. Mitre 4 a 4. En Salta venció a Gimnasia y Tiro 5 a 4 y en Bolivia le ganó 4 a 0 al Bolívar, 2 a 0 a Ferroviario y 5 a 2 a The Strongest, cayendo ante Litoral por 4 a 3, la única derrota sufrida en toda la gira.
Con la dirección técnica de José Norberto Volante, el menor de los hermanos, Lanús volvió a jugar en primera en 1951 con casi el mismo equipo que había logrado el ascenso en el 50: Álvarez Vega; Calvente y Mercado; Daponte, Strembel y Vivas; Contreras, Osvaldo Gil, José Florio, el Gallo Martínez y Durán, nombres que hicieron historia, ya que fue la mejor campaña desde el comienzo del profesionalismo hasta allí. En la jornada más recordada de aquel torneo del 51, el Grana goleó a Independiente por 5 a 1 en Arias y Acha, equipo con el que al cabo de la rueda inicial compartirá el liderazgo de la tabla de posiciones con idéntica cosecha: 8 ganados, 6 igualdades y 2 derrotas, 22 puntos en 16 cotejos. Tres causas atentaron contra las chances de obtener el título: la fuga de Pairoux, Contreras y Moyano al fútbol de Colombia; el alejamiento de Pepe Volante al finalizar la primera rueda y la venta a Italia del goleador José Florio, ocurrida luego de la 3ª fecha de la segunda rueda, tras la victoria por 6 a 0 sobre Quilmes, con cinco goles suyos.
Entre el 9 de diciembre de 1951 y el 9 de febrero del 52, el primer equipo de Lanús cruzó el Atlántico para competir en Europa. La gira arrancó jugando 4 partidos en 9 días en Portugal: Belenense 2 Lanús 1; Sporting 0 Lanús 3; Benfica 1 Lanús 2; Oporto 1 Lanús 0. De ahí, con mucho cansancio a cuestas, el plantel viajó rumbo a Turquía donde el 19/01 venció al Fenerbahce 2 a 1, al día siguiente cayó ante el Besiktas 5 a 2. Seis días después, venció al Galastasaray por 5 a 1 y al día siguiente volvió a perder con el Fenerbahce por 3 a 2. El 3 de febrero enfrentó en Roma a la Lazio, que lo venció por 3 a 1 y el 6 enfrentó en Bruselas a la Selección de Bélgica, que lo venció por 4 a 2, y tres días después, al límite de sus fuerzas, salió al campo de juego en Essen, Alemania Federal, para caer derrotado por 5 a 1 ante el Rott Weis Essen, que ese año ganaría la Copa de Alemania y en 1955 obtendría su único título de Campeón de primera división de su país.
Álvarez Vega, Daponte, Emilio Fernández; Osvaldo Gil y Ramón Moyano ya formaban parte del plantel de 1951. Fue el año de la consagración de José Florio como un gran artillero, lo que precipitó su venta al Torino diez fechas antes del final; con 21 goles convertidos en 22 partidos disputados, fue transferido a Italia por una suma record para la época: $ 1.000.000, una verdadera fortuna con la que se remodelará totalmente la sede social de la calle José C. Paz. El equipo perdió poderío ofensivo para el tramo final y terminó clasificando en el quinto puesto. Muy pocas veces desde la creación del profesionalismo un equipo chico había logrado meterse entre los cinco primeros.
En el 52 se sumaron Cejas, Guidi y Urbano Reynoso, y con los goles de Héctor Catoira, Lanús obtuvo otra vez el quinto lugar, junto a San Lorenzo y Vélez. El equipo de Liniers estuvo a punto de ser campeón en el 53, como Banfield dos años antes, apostando al esfuerzo y el rigor defensivo se quedó con el subcampeonato, a cuatro puntos de River. Ese año Lanús decayó y volvió a pelear el descenso, pero se conformó la dupla central con Prato y Beltrán. En el 54, con la llegada de José Nazionale, nacido y criado en Madariaga y Arias a metros de la cancha, pero que venía de jugar en Gimnasia y Huracán, se consolidó una de las líneas medias más famosas de la historia de nuestro fútbol, Daponte, Guidi y Nazionale, y Lanús volvió a obtener el quinto puesto.
Durante los últimos días de 1955, Lanús emprende la más exitosa de todas las giras que llevó a cabo en aquellos años de oro. Fue un interminable periplo de más de dos meses recorriendo los principales estadios del Perú, Costa Rica, Guatemala, México y Colombia brindando un fútbol espectacular y efectivo que fue seguido con mucha atención por el público de esos países. La gira se realizó entre el 24 de diciembre de 1955 y el 4 de marzo del 56, Lanús disputó 15 partidos, con algunas horas más de descanso respecto de las giras efectuadas con anterioridad, algo que se reflejó en los resultados obtenidos: nueve victorias, cuatro empates y sólo dos derrotas. Comenzó con tres encuentros disputados en Perú: victoria por 3 a 1 sobre Universitario, cuatro días después otra victoria, esta vez sobre Atlético Chalaco por 4 a 1, y dos días después, el 30 de diciembre, empate en tres goles con Alianza Lima. De allí a San José de Costa Rica, otros tres cotejos: caída ante el Saprissa por 2 a 1, partido jugado el 1 de enero a poco de arribar, siete días después gran victoria por 6 a 2 sobre el Herediano, y el 20 de enero nueva victoria, esta vez en la revancha ante el Saprissa por 2 a 0. Dos días después, ya en Guatemala, gran victoria de Lanús ante Comunicaciones, el club más ganador del fútbol de ese país, al que superó por 5 a 1. La siguiente escala fue la ciudad de Guadalajara donde en cuatro días enfrenta dos veces al club Deportivo Oro, que por entonces era gran animador y varias veces finalista de los torneos mexicanos hasta 1970, cuando cambió la franquicia y pasó a ser el Club Jalisco. El 29 de enero el local lo vence por 3 a 2, cinco días después igualan en dos tantos. El 5 de febrero, en Monterrey, Lanús supera al club del mismo nombre por 2 a 0. Ya en la ciudad de México, el 13 de enero supera al Atlante por 3 a 0, y el 17 empata en un gol ante la Selección Mexicana: Al día siguiente enfrenta y vence por 2 a 1 al Toluca en su estadio. Ya en plan de retorno, el 26 de febrero de 1955 Lanús derrota a Independiente de Medellín, en su estadio de la capital de la provincia de Antioquía. La inolvidable gira culmina con el empate 2 a 2 obtenido ante Millonarios en Bogotá el 4 de marzo de 1956.
En el 55 se terminaron de armar Los Globetrotters con la vuelta del fugado Moyano y la llegada del talentoso Dante Homérico Lugo, quien rápidamente compone con Benito Cejas una dupla que prometía hacer historia: entre los dos convirtieron 20 goles y Lanús fue la sensación, ubicándose otra vez entre los cinco primeros, detrás de River, Racing, Boca e Independiente. Los Globetrotters ya eran muy populares, y los estadios donde se presentaban se colmaban de espectadores imparciales que asistían seducidos por su juego. Para todos, 1956 tenía que ser el año de Lanús.
Con un estilo fino y atildado, bautizado por la prensa como de galera y bastón, el equipo arrancó el campeonato de 1956 con grandes actuaciones y muy buenos resultados. Sin embargo la pronta secuencia de lesiones de jugadores claves como Cejas, Gil y Prato, valores irremplazables en un plantel demasiado corto, obligó al entrenador Juan Bautista Cevasco a ensayar diferentes variantes. A Cejas lo fracturó de manera anunciada y artera Pipo Rossi en el Monumental en la 9ª fecha, condicionando su futuro y abortando la gran dupla ofensiva que conformaba con Lugo. A Prato lo reemplazaron alternativamente Bendazzi, Donnola y finalmente un muy joven Ramos Delgado, quien sería con el tiempo gran figura internacional pero que entonces estaba dando sus primeros pasos. La ausencia de Gil, sumada a la de Cejas, obligo al entrenador a efectuar muchos cambios de posiciones en ataque y promover a un joven delantero de diferentes características, Alfredo Rojas, que conquistó 11 goles en 13 partidos disputados, aunque con su potencia y velocidad cambió también el estilo ofensivo del equipo. Con Urbano Reynoso, Emilio Fernández y Dante Lugo alternando en las posiciones de segundo centro atacante -el Nº "10"- y la de peón de brega -el clásico “8”- los “Globe” del 56 convirtieron 59 goles, cifra que lejos estaba de ser record pero que empezaba a tornarse infrecuente, aunque nunca pudieron lograr el equilibrio que le daba el experimentado Osvaldo Gil en la banda derecha, detrás de los delanteros, auxiliando al Nene Guidi en la recuperación.
Lo cierto es que la magia y la belleza construida a lo largo de varios años se desvanecieron después de aquel infausto entretiempo del 28 de octubre de 1956 en cancha de Lanús ante River, cuando la gran ilusión se terminó de manera irreversible, y la visita transformó la derrota parcial por 1 a 0, que debió ser más abultada, en victoria por 3 a 1. El público granate no pudo aceptarlo. Sin embargo, no todos dejaron de confiar en el equipo: una semana después arribó a Rosario un tren repleto por miles de hinchas de Lanús que lo acompañaron en el choque ante Newell’s por la fecha siguiente. La visita se puso en ventaja a los 26 por intermedio del Tanque Rojas, el empate del local llegó a veinte del final y fue inamovible. Esa misma tarde del 1 de noviembre de 1956 River le ganaba a Argentinos por 3 a 1 y ampliaba la diferencia. Aún quedaban cinco fechas por disputarse, en las que el Grana obtuvo tres victorias por goleada, dos empates y sufrió la única caída ante Racing en Avellaneda, 8 puntos más para totalizar 41. No alcanzó. River sostuvo su marcha y Lanús se quedó a dos puntos del que sería el tricampeón de los años 55/56/57.
Apenas culminado el campeonato de 1956, Lanús volvió a ser contratado a otra gran gira por Chile, Perú, Colombia y seis ciudades de México. Según el historiador granate Néstor Daniel Bova, por el periplo efectuado entre el 7 de diciembre de 1956 y el 24 de febrero de 1957, y gracias a la excelente imagen dejada en la gira anterior, el club recibió un muy buen dinero que sirvió para poner al día al plantel, que recibió el año nuevo disputando un partido en la capital peruana en la tarde del 1º de enero de 1957, batiendo a Alianza Lima por 5 a 1. Sin embargo, en esta última gira el equipo no tuvo los resultados esperados. Apenas ganó 5 de los 17 partidos que jugó, con cuatro empates y 8 derrotas. Alianza Lima del Perú (1-5) y (1-3); el Monterrey (0-2) el Irapuato (1-4) y el Atlas de Guadalajara (0-1) fueron las cinco victorias del Grana, que cerró la gira enfrentando a la Selección de México, que le ganó dos veces: 6 a 1 el 23/02, y 3 a 0 al día siguiente.
Hace algunos días, Guillermo Berrino, un hincha granate nacido en 1965 en Escalada Este y desde hace años radicado en Junín de los Andes, nos contó una historia sorprendente. En 1980/81 el famoso actor mexicano Roberto Gómez Bolaños, el Chavo del 8, vino de visita a la Argentina. En una de las entrevistas que le realizaron por TV fue consultado sobre fútbol, y su respuesta fue que desde niño había sido simpatizante del América de México y que era asiduo concurrente al estadio. Consultado sobre River y Boca, la respuesta del actor sorprendió a su interlocutor: “Si, claro, River y Boca siempre son grandes equipos. Pero yo nunca me voy a olvidar de la cátedra de fútbol que le vi dar a Lanús en México, fue realmente un espectáculo que los mexicanos no estábamos acostumbrados a apreciar. Yo quedé deslumbrado por ese equipo”. El popular actor no sabía ni podía imaginar que por entonces el club Lanús estaba jugando en Primera C.