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martes, 9 de marzo de 2021

De los pesares radicales a los sopapos de Cristina y Alberto


por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

Dentro de muy poco el avispero político lanusense comenzará a agitarse motivado por los ruidos electorales. El macrismo local, con la ventaja que le da el manejo del estado municipal picó en punta hace rato. Habrá que ver cómo se arregla para armar su lista de candidatos a concejales y consejeros escolares, porque además de satisfacer las aspiraciones de la propia tropa tendrá que conformar a los accionistas menores de la sociedad amarilla que hoy conduce nuestro distrito. Con el desembarco de ex peronistas  en las playas de Cambiemos portando un capital político que les permite hacer un poco de roncha, y con el armado del espacio "Hacemos" en cuya arquitectura talla el jefe de gabinete de la comuna, Diego Kravetz, uno imagina que a quienes se le cruzó un hueso de pollo en la garganta es a los radicales locales. Hasta hace poco, el radicalismo de Lanús, aunque socio menor de Cambiemos, como sello partidario podía pretender recoger alguna migaja en el reparto de la torta. Pero ahora, la presencia de ex peronistas que además de ocupar cargos de cierta relevancia en el gabinete municipal y en el Concejo Deliberante tienen detrás de si  algún activo militante en determinados barrios, significa que se ha instalado una competencia nada simpática. El liderazgo del Dr. Grindetti será suficiente para decidir acuerdos que no dejen heridos ni resentimientos? O habrá que medir fuerzas en algún formato de elección interna?
Además,  en los niveles dirigentes radicales de primera línea también soplan vientos de fronda y

no se sabe si el más que centenario partido no sufrirá, más temprano que tarde, los dolores de otra división. Es evidente que dirigentes como Federico Storani y Ricardo Alfonsín  por citar sólo un par de ellos, no soportan seguir siendo sirvientes del conservadurismo macrista ni que la sola mención de la UCR sea motivo de desprecio por parte del pueblo.
Para las próximas elecciones algunas de estas cosas puede ser que se definan. Veremos cómo después se camina hacia el 2023.
En este complicado 2021 marzo comenzó con la política  a todo volumen. En su discurso pronunciado en el Congreso Nacional el primer día de este mes, el presidente Alberto Fernández dejó claramente expresado que durante el desastre macrista llevado a cabo por la banda neoliberal de Cambiemos desde 2015 hasta 2019, hubo responsables con nombres y apellidos que deberán rendir cuentas. Por suerte, en esta dolorida Argentina, la voz más elevada de la República en un mensaje preciso y contundente, en el ámbito propicio, se hizo escuchar para que no queden dudas respecto a la necesidad de terminar con la impunidad de aquellos que, en función de gobierno, realicen las atrocidades más grandes y después sigan caminando por la vida como si nada hubiesen hecho. Quedó la sensación, luego de este discurso, que por fin el que las hace debe pagarlas. Y esto será muy bueno. Entre la vocinglería periodística no faltaron quienes hablaron de un presidente cambiado que modificó su tono discursivo, que ahora deja de ser el hombre moderado que aparentaba ser y otras macanas por el estilo. Alberto es el Alberto de siempre. Un hombre político que, como estadista, sabe ubicarse en cada momento y decir cada cosa en el tiempo adecuado. Primero tuvo que navegar en un bote agujereado  sobre aguas turbulentas. Desde los escombros dejados por Mauricio Macri y sus secuaces,   soportando la agresión permanente de una oposición bárbara, la impaciencia e insensatez de algunos que dicen ser de su propio espacio, y encima luchando  a brazo partido contra  una pandemia brutal,  hubo de transitar su primer año de gobierno sin tener un sólo día que permitiera comenzar a ordenar las cosas con   tranquilidad en este país devastado por la derecha salvaje y sacudido por la peste.
El jueves 4 de marzo cara a cara con  jueces de la Cámara Federal de Casación,  una vez más, la vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner,  brilló con una contundente y fundamentada exposición, sin duda en absoluta sintonía con los recientes dichos del presidente Fernández ante la Asamblea Legislativa. Cristina demolió a los jueces que en clara y arbitraria persecución política la atacan con la causa conocida como del " dólar futuro" , armada con la intención de perjudicar a la ex presidenta de la Nación.
Tanto Alberto como Cristina, sin pelos en sus lenguas se plantaron frente a la sociedad (y ante el mundo) poniendo blanco sobre negro, pasando a la ofensiva, enfrentando con decisión los  ataques sistemáticos de la oposición, señalando sus actos delictivos en función de gobierno y reclamando a los jueces el cumplimiento estricto de la Constitución y las leyes.
Ambos compañeros,  con coraje político y argumentos sólidos ocuparon el centro de la escena como notables figuras  de la defensa de los derechos constitucionales y de la Democracia. Fue necesario que desde el lugar más alto de este gobierno haya un pronunciamiento categórico que demuestre firmeza frente a la prepotencia opositora y a los turbios manejos del poder judicial. Para los  buenos entendedores  alcanzan pocas palabras. Los mensajes de Alberto y de Cristina, también van dirigidos hacia las bases militantes. Los pueblos no se rebelan masivamente mientras conservan la paciencia. Cuando ésta se agota, como dijo Perón, es cuando truena el escarmiento. Y siempre es menester que los dirigentes sepan dar su voz de alerta cuando la ferocidad de los enemigos  de la Patria avanzan sobre los sagrados intereses de las personas.
Ya sufrimos en varias ocasiones los tiempos de terror. Tiempos en que el miedo intenso se adueñó de casi todo el cuerpo social argentino. Es el mismo terror que hoy pretende imponer el macrismo cuando arroja a la calle y cuelga bolsas negras que parecen cadáveres envueltos, con los nombres de prestigiosas figuras nacionales. A los tiempos de horror nos quiere regresar el neoliberalismo infame. Debemos prepararnos para detener esas embestidas criminales. Y que sepan los sembradores de odio, principalmente aquellos y aquellas que desean "pisarnos como cucarachas" , que muchos de nosotros estamos atentos y vigilantes. Que sepan también los jueces sirvientes de los poderosos que si se desata la furia popular su salida de las oficinas perseguidoras tal vez no sea por la puerta sino por las ventanas. En tiempos de desesperación conviene no jugar con fuego

   (*) De Iniciativa Socialista