lunes, 15 de marzo de 2021

Abajo el control biométrico a los trabajadores del Roca


por Lisandro Martínez*

   En 2011 el gobierno nac&pop de CFK decidió entregar la soberanía política rindiéndose a los organismos de represión mundial, sin debate público, ni parlamentario y por decreto, la Argentina implementó uno de los sistemas biométricos más extorsivos del mundo.

  El Sibios se inició en noviembre 2012 así ni los legisladores evaluaron las consecuencias de montar un sistema de vigilancia general, masivo y contrario a las libertades públicas consagradas, por la vía de los derechos adquiridos en la lucha de la clase obrera y pueblo de Argentina contra varias dictaduras. Esas luchas ganaron altura cuando Ongania sancionó el decreto Ley 17.401 el 22/08/1967 “de combate al comunismo” castigando todas las expresiones de lucha obrera, estudiantil y ciudadana y reivindicando la “Doctrina de seguridad nacional”. El Cordobazo acaudillado por el movimiento obrero industrial hace más de 50 años acabó con el fascismo de confesionario y mando al desván los golpes de estado.

   CFK sin embargo ha ido más lejos que la dictadura de Ongania poniendo a la Argentina de rodillas frente a EEUU adoptando el decálogo de cazar brujas que aplican Interpol, el FBI y otros.

Según CFK, en 2 años, 40 millones de habitantes de Argentina fueron integrados a la mayor base de datos biométricos del país, centralizados y bajo gestión de Sergio Berni y otros seguidores de la caza de brujas en el medioevo, el macartismo en los ‘50 y otros “patriotas”

que reivindican el pago de la fraudulenta deuda externa.  

  Desde abril de 2012, el programa represivo Sibios se instrumentó para la entrada y salida del país en los aeropuertos. A partir de ese año Sibios tiene datos biométricos de todos los habitantes, incluyendo los bebés nacidos en el país desde enero de 2012.

 El objetivo fue montar una inmensa base de datos que identifique a todos aunque no tengan orden de captura ni requerimiento por las fuerzas de seguridad, todos estamos fichados e identificados en Sibios para que en caso de “portarnos mal” sepan nuestras preferencias sexuales, nuestra ideología, virtudes, defectos y hasta datos privados de nuestra salud.  

 En 2012 se realizó en BA un congreso de biometría organizado por el gobierno nacional con el auspicio de: ¡FBI e Interpol los organismos de seguridad de los EE.UU. que promueven políticas de inseguridad que arrasan los derechos y las libertades de todo el orbe (Irak, Guantánamo, Siria, y el planeta entero).

  La implementación del Sibios auspiciada por CFK, incorporó la huella digital y fotografía digital de todo el que ingrese y salga del país, con excepción de los portadores de pasaportes diplomáticos que están autorizados a “bagallear (Antonini Wilson o el embajador ruso con 12 maletas con 389 kilogramos de cocaína de pureza de primera (www.france24.com/es 23/02/2018) y otros prohombres de gobiernos “hermanos”.

   La iniciativa represiva en Argentina, que los “cerebros acotados” celebran como la modernización del trámite migratorio, no se aplica en ningún lugar del mundo. Ni en el aeropuerto de Heathrow en Londres, ni en el Ben Gurion de Tel Aviv en Israel, ambos supervigilados no tienen este tipo de sistemas de identificación.

  Para los defensores de las libertades públicas como Amnistía Internacional, Fundación Vía Libre,  Asociación por los Derechos Civiles, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, la Liga por los Derechos del Hombre, el Servicio Paz y Justicia, la Comisión Provincial por la Memoria,  y la Asociación Pensamiento Penal, las tecnologías biométricas pueden interoperar con tecnologías de bases de datos, permitiendo que las violaciones contra la privacidad de los individuos sean sencillas y más dañinas.


Nos presumen delincuentes

En nombre de la seguridad el estado en Argentina se impulsó un negocio millonario de instalación de cámaras que nunca funcionan a la hora de individualizar a los amigos del poder, cuando violan leyes o cometen delitos. Así inauguraron el nicho de negocios e instalaron el control biométrico contra los trabajadores.

 Las libertades públicas han sido la base para que en Argentina, un pueblo con una historia escrita en las calles, enfrentara los ataques económicos más aberrantes. Este aluvional movimiento social y político presente en nuestro país, siempre ha ganado las calles, para imponer su opinión, y en el ámbito laboral a pesar de la burocracia sindical enérgicamente se ha organizado al movimiento obrero para pararle la mano a la superexplotacion y la miseria que ataca las condiciones de vida de la mayoría del pueblo.

  El control biométrico implementado en los lugares de trabajo es una amenaza a la vida de los trabajadores y viola el derecho a proteger sus datos personales, convirtiéndose es una seria amenaza a los derechos civiles, sindicales y políticos.

   El movimiento obrero debe poner fin al Control Biométrico que pretende  identificar una base de datos que vulnera la intimidad obrera y afecta el derecho a la protección de datos individuales y sociales.

  En 2019  los trabajadores estatales de Argentina, fueron a un plan de lucha, porque en lugar de refaccionar los lugares de trabajo el gobierno de Vidal puso los controles biométricos al personal mediante la compra de una millonaria maquinaria de control de la asistencia y en lugar de aumentar los salarios gastó millones en un sistema de control biométrico.

  Los controles biométricos son la continuidad de la política del  presentismo a rajatablas que castiga a quienes se enferman o deben cuidar de familiares o se toman días de estudio o participan de un paro. En el Estado las horas extras se abonan en negro mientras hay un batallón de compañeros precarizados o contratados. Y nunca se destina un mango para blanquear a cros de muchos años de trabajo en negro.  

   La vigilancia generalizada y la retención de datos masivos en manos del Estado pueden ser utilizados para diversos fines, entre ellos, presionar a disidentes políticos, controlar la protesta social, trazar un mapa de las actividades de ciertas personas, incluyendo periodistas, militantes sociales y activistas políticos y ambientales.

  En el Ferrocarril Roca y en todos los lugares de trabajo  los controles biométricos apuntan a la desorganización y a la regimentación de los trabajadores, buscan evitar las luchas frente al retroceso salarial  como ocurre en ferroviarios donde se intenta flexibilizar condiciones de trabajo.  

   (*) Del Partido Obrero Tendencia