por Marcelo Calvente
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Mucho no importa hoy qué era lo que pasaba por la cabeza de los protagonistas de esta historia el 9 de marzo de 2020, cuando el presidente Alberto Fernández anunciaba el inicio de la cuarentena en todo el país. La pandemia había empezado antes, y ya habíamos visto las dramáticas imágenes de Italia, España, Ecuador y Brasil. Cuando el Covid 19 empezó a extenderse a lo largo y ancho del país, la vuelta del fútbol se veía lejana. Lanús, como todos los clubes argentinos, entraron en un impasse de dimensiones y consecuencias desconocidas. El gobierno afrontó la mitad de los sueldos de los empleados del sector privado, aunque las actividades tardarían meses en regresar. El Grana había concluido una temporada mediocre en lo futbolístico, pero el equilibrio definitivo del andar institucional pronto iba a llegar con las ventas de Marcelino y Valenti. En pleno parate el mercado le guiñaba un ojo al club Lanús.
Un día antes del inicio de la cuarentena, el domingo 8 de ese mismo mes de marzo de 2020, el equipo de Zubeldía había jugado su último partido contra San Lorenzo, cayendo en el Bajo Flores por 4 a 3, concluyendo un torneo más que aceptable terminó en el 7º lugar de la tabla general con 9 victorias, 9 empates y 5 derrotas, sumando 36 puntos en 23 partidos jugados. Unos días antes, el 26 de febrero de 2020, Lanús perdía 2 a 0 en Quito ante la Universidad Católica de Ecuador, y con ese resultado clasificaba a la segunda fase de la Copa Sudamericana 2020, porque 14 días antes en La Fortaleza, en su retorno a los torneos internacionales, el local había vencido al mismo rival por 3 a 0. Pero el domingo 8 de marzo, la vida normal en la Argentina se detuvo y durante muchos meses los aficionados pasaron por una larga angustia, encerrados en sus casas, afrontando problemas laborales y económicos de características inusuales, alejados de padres, hijos, amigos y otros afectos y con la angustia insoportable de no saber cuándo iba a volver a rodar la pelota.
Cuando la cuarentena ya era insostenible pero la pandemia aún golpeaba duro, como había ocurrido en otras partes del mundo, los planteles de Primera División volvieron a entrenar bajo condiciones protocolares especiales. La competencia local e internacional se iba a disputar con un muy apretado calendario de emergencia, entre los últimos días de octubre y finales de enero de 2021. El torneo local no iba a dar más que una clasificación a la versión 2021 de la Copa Sudamericana y no habría descensos.
Mientras el hincha espera, la conducción tiene que replantear los pasos a seguir. Algunos futbolistas dejan la institución, como Rossi, Muñoz, Pasquini y Auzqui, pero ante la tranquilidad de que la categoría no estaba en riesgo, la decisión consensuada con Zubeldía fue la de promover a la mayor cantidad de juveniles posibles, dado que una gran camada de futbolistas jóvenes había demostrado tener las condiciones necesarias como para intentar consolidarse en el primer equipo Granate.
Pero desde el primer amistoso, y lo será hasta la final perdida el sábado ante Defensa y Justicia, el mayor dilema del entrenador fue la dupla central de la defensa. Y a poco de comenzar a trabajar con el plantel, y después de probar todas las variantes sin haber podido encontrar una zaga central que le de la seguridad defensiva que necesitaba, Luis Zubeldía le comunica a la conducción que no está conforme con lo que tiene y que necesita uno o dos defensores centrales más, que si no llegan esos refuerzos el equipo no iba a funcionar. La dirigencia, que no creía que Lanús pudiera pelear alguno de los dos torneos, hizo intentos tibios y finalmente contrató al colombiano Alexis Pérez, quien llegó a principios de octubre, y sorprendió por su falta de fútbol. Zubeldía no quedó conforme. Insistió con alguna llegada más, hizo todo lo posible para que le traigan a Emanuel Britez, pero no lo consiguió. Había una decisión tomada y un plan, y no era momento para gastar dinero. Comenzaron los amistosos y varios pibes se mostraron: El arquerito Morales, Orozco, Vera, Bernabei, Paloma Pérez y varios más, sumados a las figuras del Toto Belmonte, Di Plácido, Quignón, De la Vega, Orsini y el abanderado Granate: el Laucha Acosta, el que no da una pelota por perdida pese a toda la gloria que carga encima, fueron los más destacados. Lamentablemente, la comunicación entre Zubeldía y la conducción era inexistente. El DT, visiblemente molesto y con algunos problemas personales por la salud de su padre, no hablaba con los dirigentes del Departamento de Fútbol ni con el presidente
El arranque en la Liga Diego Maradona fue irregular. El debut perdiendo de local ante Boca no ilusionó, siempre con el problema de la zaga irresuelto, pero en la Copa Sudamericana, donde Luis ponía lo mejor, Lanús iba avanzando a paso firme. Había vuelto a la competencia internacional jugando en muy buen nivel, superando al temible San Pablo de local 3-2, y fue a Brasil dispuesto a clasificar a la siguiente ronda, cada fase ganada representa un dinero importante tanto para el club como para los jugadores. En el Morumbí el Grana jugó un primer tiempo espectacular, y se fue a los vestuarios ganando 2 a 1, 5-3 en el global. En el segundo tiempo fue apabullado por San Pablo, que logró dar vuelta el resultado global en tiempo de descuento. Arrojando temerariamente la calculadora al foso, el San Pablo festejó el cuarto gol, que ponía el partido 4 a 2 y el global 6 a 5 a su favor como un triunfo consumado, sin darse cuenta que con un gol que marcara, Lanús igualaba la serie en 6 y clasificaba por haber convertido más goles de visitante. Los futbolistas locales, distendidos por la gran celebración, volvieron al campo a cumplir el minuto, pero los de Lanús lo hicieron para tratar de marcar el gol que les faltaba. Y aprovechando la distracción de los futbolistas locales, sacaron del medio, tiraron la pelota al área de San Pablo, donde pusieron cuatro jugadores ante el arquero, y luego de tres pases, Orsini convirtió un gol para la historia. Pasarán muchos años para que los hinchas de San Pablo olviden la derrota sufrida ante Lanús.
Avanzada la competencia, y con el ánimo por las nubes después de la hazaña en Brasil, Zubeldía sostuvo dos equipos bien definidos, con algunos que subían y otros que bajaban, siempre con problemas defensivos pero con un juego de ataque por momentos profundo y certero. La escala siguiente fue el viaje a La Paz, donde se perdió por 2-1, pero ese gol de visitante le dio tranquilidad para la revancha en casa, donde el Grana volvió a jugar bien y se impuso por goleada. A esta altura, aunque nunca defendió como se debe, el equipo empezaba a ilusionar. Por momentos, lo que Matías Pérez y Thaller entregaban en el equipo alternativo sugería que bien podrían subir al de la Copa. Ante San Pablo, los dos partidos los jugaron Thaller y Burdisso. Pero los dos partidos contra el Bolívar, ante la ausencia Burdisso y Thaller, jugaron Matías Pérez y Alexis Pérez, y no desentonaron: Lanús, luego de perder en La Paz 2-1 pasó de ronda holgadamente, venciendo en la revancha 6-1. Y “Los Pérez” también fueron titulares para enfrentar de local a Independiente, partido terminado en cero. Pero en Avellaneda, Zubeldía lo sacó a Matías y le devolvió su lugar a Burdisso, ya repuesto de su lesión. La mayoría de los hinchas piensa que el pibe merecía el lugar, pero las decisiones las toma el entrenador. Una vez más, el Grana ganó de visitante con mucha claridad por 3 a 1 y clasificó a la semifinal
Pronto llegó la inesperada semifinal ante un adversario muy especial: Vélez Sarsfield. Lanús fue a Liniers con Burdisso de titular, pero se lesionó a poco de comenzado el segundo tiempo, en su lugar entró Matías Pérez, que volvió a cumplir, y Lanús volvió a ganar de visitante por la mínima. La revancha fue con mal augurio: Lanús, con la dupla conformada por los Pérez, sufrió mucho más de la cuenta, pero no recibió ninguno de los goles que a punto estuvo de macar Vélez, y de manera milagrosa, el Grana terminó superándolo por 3 a 0, con un global de 4-0, resultado mentiroso si los hay.
Todo se desmoronó en el partido final ante Defensa y Justicia. Lanús fue una sombra, fue dominado de principio a fin. El resultado de 3 a 0 en favor de los de Hernán Crespo no fue mayor porque el rival no quiso. Un día después de la derrota, Luís Zubeldía y el presidente granate volvieron a juntarse. En una reunión de carácter conciliatoria se habló del futuro, de cuantos jugadores se irán, cuantos continuarán, cuáles de los chicos serán parte del plantel, cuáles serán bajados a reserva y a quienes se prestará para que sigan tratando de crecer en otros clubes. También el entrenador solicitó la renovación del discutido Guillermo Burdisso, la continuidad de otro de los que no conforman, Alexis Pérez, que tiene contrato hasta diciembre; del Pepe Sand, cuyo vínculo vence en junio, y la búsqueda de al menos dos refuerzos: un defensor central y un volante por izquierda. Una nueva etapa comenzará en muy pocos días, Lanús participará de tres competencias: el torneo de la Liga Profesional, la Copa Argentina y la Copa Sudamericana. Al finalizar el presente año también terminará el segundo mandato consecutivo de Nicolás Russo y según parece, su alejamiento de la toma de decisiones, al menos por algunos años, será el gran desafío del nuevo presidente -es el turno de la Agrupación Unidad- será mantener y respetar el acuerdo político entre todas las agrupaciones, lo que a juzgar por la última vez que esto sucedió, sugiere alguna incertidumbre.