por Marta Santos
Esta historia ya la vivimos con Edesur. En el verano de 2007/2008, en una situación similar donde los vecinos perdieron los alimentos que habían adquirido para las fiestas navideñas y de año nuevo por el corte prolongado de energía, y el distrito se vio inmerso en cortes de calles y movimientos vecinales, fue el accionar de las autoridades el que ayudó encaminar el disgusto de los habitantes.
Los cortes eran prolongados, algunos de tres días o más. Los vecinos se agolpaban frente al local comercial de Edesur, hicieron marchas al municipio y cortaban las calles. El calor golpeaba a quienes reclamaban, con derecho, por un servicio inexistente. Fue entonces, impulsado por algunos ediles que iban a hablar con los vecinos, que surgió la iniciativa de que el concejo se convirtiese en receptor de las denuncias de los lanusenses, las trasladara a la empresa de energía y luego al Enre, logrando canalizar de algún modo el enojo de los damnificados y facilitándole los medios para el recupero de su pérdida. Mientras tanto, desde el municipio se lograba la instalación de enormes generadores que, junto con su fuerte zumbido, proveían energía a distintos barrios.
Posteriormente se creó la Defensoría del Pueblo, que tomaba los reclamos de los vecinos, según sus funciones lo indican. Pero la defensoría está acéfala hasta el nombramiento del nuevo titular y el clima tórrido hace que los vecinos necesiten la energía para tener una buena calidad de vida. Ese cuerpo tiene una comisión que defiende los derechos de los usuarios y consumidores y, aunque no está en período de sesiones ordinarias, los vecinos necesitan su intervención.
En tiempos de uso intensivo de lo virtual y, a poco de revisar las redes, es dable ver las quejas numerosas de vecinos que no tienen ni luz ni agua, y que no son atendidos en los teléfonos ni direcciones de las empresas . No hay quien gestione sus reclamos, no hay quiénes canalicen sus quejas. No hay Defensor. Y como nuestros representantes que son, los ediles podrían encarar alguna gestión que ayude a sus representados. Hay alimentos que se pierden, medicamentos que no pueden ser ingeridos, artefactos domésticos que se arruinan, problemas para mantener la higiene y una temperatura que no perdona.
Como no hay fecha establecida para la elección del Defensor ni para que asuma ese rol en forma inmediata, los concejales deben ser quienes ayuden a sus votantes. O en su defecto, proceder a la elección del titular y sus colaboradores para la reapertura inmediata y funcionamiento de la Defensoría del Pueblo.
El calor no perdona. No se puede sumar este enojo y esta angustia al pueblo, en tiempos de covid-19. Quienes gobiernan deben encontrar la solución.