por Omar Dalponte*
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Últimamente a los peronistas lanusenses no nos va bien electoralmente. Caímos en reiteradas oportunidades frente al macrismo, aquí expresado por el intendente doctor Grindetti. No estamos bien como estructura partidaria y tampoco en el Frente de Todos local. Este sello –el Frente de Todos- del que formamos parte y con el que fuimos derrotados en Lanús, en 2019, no atraviesa su mejor momento. Prueba de ello, entre otras, es la división de nuestros representantes en el Concejo Deliberante.
En política siempre hay explicación para los aciertos, para los errores, para los éxitos y los fracasos. Por supuesto que el retroceso progresivo del peronismo de Lanús también tiene su explicación y alguna vez ofreceremos nuestra interpretación respecto a cómo fue que pasamos de ser vencedores a ser vencidos reiteradamente. En determinadas épocas nuestro movimiento, aquí, fue una referencia ineludible de la región sur por el prestigio de sus principales referentes y por ser invencible en las urnas. Las causas de la pérdida de su vitalidad son varias, algunas originadas hace años, otras nacidas recientemente. Pero lo cierto es que actualmente venimos de derrota en derrota y esto nos exige trabajar duramente para reorganizar, afianzar al Partido Justicialista local y vigorizar al frente electoral que sepamos construir e integrar con personalidades y expresiones políticas y sociales amigas. Podrá ser el Frente de Todos, u otro dispositivo electoral con capacidad para competir contra un adversario poderoso que actúa con inteligencia y nos ha superado en más de una ocasión. Estamos frente a quienes han sabido organizarse, crecer, afianzarse, triunfar e incorporar a sus filas parte de
No obstante la pandemia, hecho desgraciado e inédito que nos castiga, nuestro presidente demuestra ser un buen constructor de política. Fortalece la unidad del espacio propio acercando a la CGT y expresiones importantes del movimiento obrero, estrecha lazos con sectores del empresariado nacional y va edificando un sólido pilar de poder con los gobernadores peronistas sin descuidar una asistencia justa e igualitaria a la totalidad de las provincias. Sabe que más allá de los funcionarios transitorios los pueblos siempre reconocen a quienes no los olvidan. Y ese reconocimiento suele traducirse en votos. El crecimiento de la figura de Alberto Fernández explica por qué desde los medios de información hegemónicos se procura descaradamente bajarle el precio al presidente colocando en el centro de la escena a la vicepresidenta y fabulando respecto a enfrentamientos entre ambos que en realidad no existen. La pirotecnia suele quemar a quien la utiliza. Al mismo tiempo que cuatro pollerudos ocupan su tiempo alarmados por si Cristina saca la lengua o calza el cuarenta, Alberto anuncia la construcción de tres mil viviendas en los municipios de Avellaneda, Quilmes, Berazategui y Florencio Varela como parte del programa Casa Propia. Estas cosas enloquecen a la oposición y a sus empleados en los medios de comunicación, advierten que el verdadero peligro de continuidad del peronismo como mayoría electoral es Alberto, no Cristina y entonces se esfuerzan en divulgar un sinfín de estupideces que nada tienen que ver con la verdad que exhibe la realidad.
La vicepresidenta ejerce un liderazgo indiscutible en un amplio sector del campo popular. Esto es indudable. Pero el hombre de consenso que hoy por hoy, desde el gobierno, está en condiciones de garantizar un nivel de unidad entre los grandes sectores nacionales es el presidente. Esto es imprescindible para la etapa agonal de la política que se avecina. Después, orejeando las cartas para el 2023 probablemente haya otras disputas teniendo en cuenta el crecimiento de Sergio Massa como sujeto presidenciable. De aquí hasta llegar allá veremos cómo se acomodan los trebejos. Mientras tanto regresemos al pago chico.
El presidente del Partido Justicialista local, doctor Darío Díaz Pérez, en su saludo de fin de año dijo: “En Lanús debe empezar un tiempo distinto. Aquí hubo una camada de dirigentes que fracasó, nos llevaron a la derrota, no aportaron nada y hoy andan hablando y echándonos la culpa a nosotros como Partido Justicialista y como peronistas”. Vale parafrasear al Nano Serrat: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Haciendo una aproximación al cuadro de situación del Frente de Todos de Lanús podemos observar que en distintas parcelas, hasta ahora, acampan el Partido Justicialista, el Frente Renovador, Nuevo Encuentro, La Cámpora, Unidad Popular (UP) y otros agrupamientos como pueden ser el Ateneo Néstor Kirchner ¿el Movimiento Evita? el Movimiento Mayo y alguno más cuya presencia podrá no ser demasiado significativa pero sí tan respetable como las demás. Desde el Frente Renovador, aparentemente, surgió la candidatura a intendente de Nicolás Russo, actual diputado provincial y presidente del Club Atlético Lanús. Cartas tiene como para tirarse a más. Otro dirigente de peso en ese espacio es el senador provincial José Luis Pallares. ¿Habrá disputa? Ambos mantienen buena relación con el líder del FR, Sergio Massa. Claro que antes de competir por el premio mayor habrá que resolver la o las listas para la elección de medio término. Y ahí el tironeo no será suave. ¿Insistirán los que ya perdieron cuando les tocó ser cabeza de lista? Por lo que se escucha de ellos en las bases, uno supone que deberían pensarlo detenidamente. Claro que, tal vez, no todos estén dispuestos a colocarse maneas.
En el ámbito del PJ aún, públicamente, no se conocen aspirantes para el turno intermedio inmediato o para el de 2023. Lástima, pues no estaría mal instalar con tiempo las candidaturas y con ellas las propuestas programáticas. Darío Díaz Pérez da señales en el comunicado de marras cuando dice: “El compromiso es hoy, debemos construir una nueva estructura con nuevos dirigentes y nuevos candidatos o candidatas, según lo que elijamos”. Clarísimo: exhorta a salir rápidamente al ruedo, concretar organización, poner en pista a nuevas figuras y elegir democráticamente dentro del PJ. Todo un desafío que aceptamos gustosos.
Interesante será observar los movimientos de quienes con la denominación de Frejula (Frente Justicialista de Lanús) pretenden ser la “pata peronista” de Juntos para el Cambio que, en buen romance, no es otra cosa que el macrismo neoliberal hoy a cargo del gobierno municipal en nuestro distrito. Su deseo de competir en el PJ suena como un delirio. ¿Cómo regresar luego de haberse sumado al enemigo? El Partido Justicialista es una organización con estatuto, reglamentos, disposiciones y autoridades locales, provinciales y nacionales que, es de suponer, hará cumplir las normas escritas y los principios éticos que corresponden a las instituciones de la Constitución Nacional. En el territorio de la imaginación no sería descabellado pensar que el grupo de ex compañeros que desertaron del peronismo y recalaron en las playas del macrismo podrían desarrollar su acción encuadrados en el “picchetismo”. Si así lo hicieren ¿cómo respondería el grupo de ciudadanos que desde hace tiempo dice ser el propietario de la marca puesta en oferta por Miguel Ángel Pichetto?
Otra para pensar. Si los conversos permanecen acollarados al macrismo con las naturales apetencias de quienes procuran obtener puestos políticos, a los radicales lanusenses que hasta ahora fungen como socios menores de Cambiemos les resultará difícil digerir el trago amargo que significará la reducción de su parte en el reparto. Conjeturas nomás. En la conocida dimensión de la politiquería todo es posible porque “Hoy el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha”. Y no sería extraño ni novedoso que quienes alguna vez estuvieron en veredas muy diferentes hoy terminen abrazados como hermanos en desgracia.
(*) De Iniciativa Socialista