El capitán Marcelo Garcia, llega con su hija al Hospital Vecinal, a las 23:45 del lunes pasado, con la chica en trabajo de parto. Ella es internada en el momento, pero García, un servidor público ejemplar, herido en combate contra los chorros, y a la mamá de la parturienta, de ahí en más, nadie se dignó en informarles sobre el estado de su hija y eventualmente de su nieto, a lo largo de horas, a pesar de que él le preguntaba constantemente a la gente de ventanilla. No le informaron nada, pasaban las horas y ninguna novedad, “hasta que mi esposa empezó a caminar por los pasillos del hospital para ver si encontraba a alguien que le informara. Recién a las siete de la mañana apareció la partera diciendo que estaba todo bien, tanto la mamá como la recién nacida, Naiana Ayelín.
Otra nota escalofriante: “Ni alcohol en gel hay para ponerse en el hospital”, señala el policía recientemente premiado por su arrojo.