por Lisandro Martínez*
En 232 páginas, el libro “Corre cagón”, intenta hacernos tragar el sapo de la valentía de su autor, Diego Kravetz, pero es una provocación al pueblo al que pretende tomar desprevenido para meterle la mano en el bolsillo. La intención es hacer campaña para un pequeño burgués peligroso y sin límites, que desde antes del Argentinazo probó todo tipo de maniobras.
Cinco meses atrás escribimos: “Linchamiento social en Lanús” (La Defensa 20/8/2020) señalando que Kravetz como abogado del movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) estuvo involucrado -según denunciaron Abuelas de Plaza de Mayo- en la administración fraudulenta de los fondos obreros de IMPA, donde familiares de desaparecidos pusieron sus indemnizaciones que desaparecieron en el camino (www.lapoliticaonline.com 16/6/2006).
Frente a las ocupaciones de fábricas, las patronales vaciaron el país e impusieron en las “recuperadas” a “aves negras”, entre otros Luis Caro de Pastoral Social; Eduardo Amadeo del PJ; Diego Kravetz, etcétera, dedicados a boicotear desde adentro las experiencias obreras vaciando de fondos las cooperativas. El fraude contable tuvo dos destinos: uno el bolsillo de abogados infieles y otro los grupos burgueses que articulaban el MNER (PJ, etc.) que apuntaban a quebrar la independencia obrera para evitar que su triunfo. Fue así que el MNER fue infiltrado por intereses patronales dispuestos a dinamitar por dentro cualquier instancia independiente.
En 2017 Kravetz acordó con Daniel Villoldo, y lo nombro su mano derecha en Seguridad y
Kravetz es un carrerista político, que estuvo primero con Miguel Bonasso que lo llevó a la legislatura de CABA, luego se hizo kirchnerista y como todo picaflor fue seducido por otra oferta y se hizo macrista, encontrando el nicho de negocios en la “inseguridad” pública, a través de estudiar las fechorías de “El Fino” Palacios. Las escuchas ilegales protagonizadas por Macri/Palacios contra su entorno familiar, le abrió la cabeza al kirchnerista Kravetz quien junto a otros legisladores propuso una comisión investigadora que según el viejo Vizcacha y el general Perón, siempre sirvieron para tapar cualquier desaguisado (www.treslineas.com.ar/4/8/2009).
Sólo un gil podía esperar algo progresivo de los mismos bloques de legisladores de CABA -entre los que estaba Diego Kravetz- ya que ellos antes votaron a favor de la creación de la Policía Metropolitana en CABA. Este nuevo cuerpo de represión que montó el gobierno macrista incluía al organizador por excelencia de la represión y los negocios sucios colaterales de la dictadura: “El Fino” Palacios. Su presencia fue defendida a capa y espada por el mismo Macri ya que ese protagonista de la dictadura había demostrado ser un excelente enhebrador de actividades ilícitas y negocios truchos, incluida la distribución de sustancias enmascaradas con la represión al pueblo.
“El Fino” aunque ya había sido designado jefe de la Metropolitana, estuvo sospechado de encubrir a la conexión local del atentado a la AMIA, incluso el secuestro extorsivo y el asesinato de Axel Blumberg un delito filonazi de odio racial.
“El Fino” quedó expuesto al comprobarse que él mismo había avisado al implicado, Alberto Kanoore Edul, sobre un allanamiento.
Como Astiz con las monjas francesas, en la pesquisa, Palacios se mantuvo cerca a los familiares de la AMIA prometiéndoles ir hasta las últimas consecuencias.
El estudio profundo de “El Fino” como uno de los delincuentes capaces de organizar la seguridad pública, para sacar buenísimos dividendo, sin duda impactó y llevo a seguir su metodología a algunos de los noveles carreristas políticos, los cuales se revelaron con el tiempo seguidores de la metodología de la dictadura militar, que juntó la represión y el placer sado/masoquista practicado sobre los más débiles (el Polaquito) y la persecución por odio de clase.
Kravetz, que pertenecía a un bloque enfrentado con la designación de “El Fino”, estudió el organigrama y los negocios derivados de la “seguridad” presentados por “El Fino”. Finalmente adoptó casi todo el paquete que determinó su adscripción a “la seguridad”. Ese nicho de negocios lo descubrió años antes Mario Montoto, que pasó de practicar tiro con el corchito en Montoneros a traficar armas.
Las 232 páginas de la “narrativa literaria” de “Corré cagón” de Kravet, es el penoso ejercicio autorreferencial de un hombre de la pequeña burguesía “ilustrada” que le propone al pueblo de Lanús que le compre por 1.000 mangos, como acto de fe, un libro cuyo propósito es vender un producto adulterado.
Las ofertas derechistas en seguridad están en decadencia, ya que el proyecto X de espionaje de CFK/Berni, fracasó y ahora la moda son los incendios de comisarias a mano de vecinos hartos de negocios espurios, distribución de falopa y abandono del vecindario por seccionales que terminan incendiadas. La última versión del abandono de personas por la cana, fue el llamado desesperado de una mujer que pedía socorro frente a gritos lastimeros que provenían de una casa cercana. Quien atendió en “la Comisaría de la mujer” colgó. El resultado fue que una piba de 14 años, fue ultrajada, asesinada a golpes y luego “descartada” en una bolsa en un baldío. Otro dato del fracaso de la seguridad pública en manos de odiadores seriales “Hater” contra lo distinto y la juventud se proyecta en la continuidad del informe de la Correpi con sus cientos de asesinatos por gatillo fácil.
Los “Mata guachos” son la expresión patológica del lucro y la codicia que afecta a los políticos patronales que propician reprimir o directamente matar cuando hay que afrontar los problemas de la juventud. “Hay 20 millones de desocupados la mayoría menores de 20 años” (Oscar Rugieri en 90 minutos).
Está más presente que nunca un titular de Prensa Obrera que se preguntaba en el 2000: ¿Curriculum o Prontuarios?, frente a candidatos de la burguesía cuyos antecedentes eran carcelarios.
“La vida es hermosa. Que esta generación que se encamina a la rebelión popular la libere de todo mal, opresión y violencia y la disfrutemos plenamente”.
(Gracias León T)
(*) Del Partido Obrero Tendencia