Como en la ex Unión Soviética, mientras la nomenklatura degustaba un exquisito buffet froid, los trabajadores sanitaristas comían pastel de papas hospitalario.
Esto sucedió cuando el viernes pasado, una comitiva del Ministerio de Salud, encabezada por su vice, Nicolás Kreplak, visitó el Hospital Melo, donde fueron agasajados por su directora Virginia Olivera.
Kreplak, aparte de de respaldar a Olivera para que arme el “comando Lanús de vacunación anticovid19” -dicen que eso lo decidió por el mal funcionamiento que advirtió en el Hospital Evita- se comprometió a construir algunos consultorios, porque no hay ninguno. Pero nada se habló de la morgue que sigue sin funcionar y por eso los muertos van al Evita; o de que el miércoles en la guardia del Melo había mucha gente para hisoparse, y el médico no los quería atender, y se fue y la gente protestaba: A la recepcionista le dijeron de todo, mientras el médico paseaba por el hospital. O que sigue trabajando “normalmente” un enfermero que acumula denuncias por abuso, acoso y maltrato a los pacientes. O que “hay una sala (foto) con camas, que no se usa, que es prácticamente un decorado que esta ahí para las visitas, para la foto, y nunca hay nadie internado”.