por Omar Dalponte*
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En política el que pega primero lleva ventaja. Y el primero que recibe la piña es muy posible que permanezca aturdido por largo rato. Por lo tanto, la ventaja y la sorpresa suelen ser muy beneficiosas para quienes saben hacerlas jugar a favor. Cristina Fernández de esto sabe bastante. La movida que hizo cuando acordó la fórmula de Alberto con ella de vicepresidenta, paralizó al macrismo. El Frente de Todos ganó cómodo la elección general de 2019 y todavía, lo que hoy es oposición, sigue atolondrada, confundida y suma barbaridades que deberían empujarla a su propia tumba. Claro que, aquí, es Argentina y nunca se sabe que efecto causarán los disparates. Con lo dicho pretendemos sugerir que para el Peronismo y sus aliados, es bueno cuidarse y estar alerta para no recibir el primer sopapo y poder afrontar cualquier maniobra de esas que a uno lo pueden agarrar descuidado.
Para nuestro gobierno mantener la iniciativa es fundamental. Es tan simple como real entender que el que afloja pierde y si el Peronismo pierde, en este contexto histórico, para la Argentina será fatal. Sin dudas. Un regreso del neoliberalismo significaría la disolución nacional porque el macrismo, en los galpones donde acumula sus odios y traiciones siempre tiene dispuestos los carteles de remate de la Patria.
Para la gran tarea que deberemos realizar los nacionales, habremos de saber que no se trata
solamente de sostener y vigorizar a nuestro gobierno. Esto debemos hacerlo desde el lugar donde estemos y como podamos. Fundamentalmente se trata de recomponer a nuestro país afectado por la peste y arruinado por el macrismo. Tal recomposición es tarea del gobierno, por supuesto, pero también es responsabilidad de todos y de todas quienes lo votamos, respaldamos y acompañamos. Somos peronistas y estamos obligados a ayudar a gobernar bien a nuestros compañeros mirando hacia adelante. Nuestra tarea, en tanto militantes del campo nacional y popular es indelegable y no hay que perder de vista que “la bota ‘e potro” no es para cualquiera. Tarea que no se va a llevar a cabo repitiendo dichos de Perón o con la llegada de algún elegido por obra y gracia de la Providencia. O tironeándonos entre nosotros. De esta se sale empujando e imaginando políticas con visión de futuro, dándole carnadura a ideas orientadas al progreso a partir de lo posible.
Para ello es imprescindible ganar las elecciones en 2021, ganarlas con la mayor amplitud para poder afianzar al gobierno y acumular fuerzas como muro de contención a las avanzadas desestabilizadoras del macrismo y demás enemigos del pueblo. Hay que prepararse para ello porque en esto, sin exagerar en lo más mínimo, va la vida de nuestro país. Eso sí: desconfiemos de quienes aparentando que son nuestros dicen que aún no es tiempo de candidaturas, que falta mucho para las elecciones, que ya será el momento de hablar de esas cosas y, así de seguido, buscan demorar nuestra posibilidad de construir alternativas tirando bombitas de humo para que la militancia, al final siempre convidada de piedra, no pueda ver con claridad como en las trastiendas de la política sucia funcionan, sin descanso, las trenzas y los acuerdos espurios. Si nos dormimos sobre el colchón de la comodidad y de la inocencia admitiendo mansamente que todo quede para el final, indefectiblemente ganará la “rosca” y perderá el pueblo.
Es necesario organizarse con tiempo, elaborar los presupuestos adecuados para poder dar respuestas concretas a los problemas del presente y los que nos planteará el futuro. Es menester proponer a los mejores, pero a los mejores de verdad. A quienes cumplirán con su palabra y no desertarán en medio de las dificultades presentes y futuras. No se debe ceder ni un tranco de pollo al enemigo que - a ver si de una vez por todas nos damos cuenta - es feroz, peligroso y poderosísimo. La pelea es aquí y ahora. No permitamos que nos entretengan con el verso de “dar tiempo al tiempo” y otras cosas que, en definitiva, son maniobras de distracción paralizantes. Nos quieren entretenidos con el zoom discutiendo desde nuestras casas y debatiendo asuntos, tal vez importantes, pero que si no se traducen en organización y acción política concretas no sirven de mucho. Piense cada compañero y cada compañera, que es lo que les quedó como elemento concreto, luego de cada video conferencia en la cual intervinieron por teléfono o por computadora, para impulsar una acción de gobierno o la materialización de determinada idea. No desmerezco de ningún modo la comunicación y el intercambio de pareceres entre la militancia utilizando métodos modernos. Pero atención: si esto se transforma en costumbre, muchos se quedarán con el termo sin agua y el mate lavado en las manos, mientras los amarillos ganan las calles y plazas. En Lanús, comarca difícil para el peronismo local de estos días, ante una dirigencia justicialista fraccionada, con la representación deliberativa partida y las bases militantes en queja más que justificada, habrá que hallar las formas de promover y apoyar, desde el seno del activo político propio, a las voluntades capaces de recuperar para el peronismo el gobierno municipal en Lanús y que estén dispuestas a contribuir a la realización de la Patria justa, libre y soberana que merecemos. Un imperativo de esta hora es impulsar la acción política fundamentada en nuestra doctrina, en nuestras ideas. Cosa que debe hacerse ahora mismo. No olvidemos que en política, si unos duermen otros están despiertos accionando para quedarse con el santo y la limosna.
(*) De Iniciativa Socialista