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sábado, 20 de junio de 2020

La burguesía nacional en quiebra moral, política y económica

por Lisandro Martínez* 

El 9/3 los medios señalaban “Cañuelas, Vicentín, Molinos, gigantes de la alimentación se hunden”.
   Tres meses después el gobierno de los Fernández ha tenido que salir al rescate de Vicentín y Glencore. Pero el rescate no sólo es económico sino también legal, ya que incurrieron en fuga de capitales, evasión al fisco, administración fraudulenta, etc. El socio de Vicentín es Glencore Grain Hamilton Ltd, una offshore con sede en Bermudas que emplea a 152.000 personas en el mundo y cuya flota naviera es más grande que la Armada Británica.
  Marc Rich, muerto en 2013, fundó Glencore haciendo todo tipo de negocios ilegales con varios dictadores del mundo inhabilitados a establecer acuerdos comerciales por estar denunciados por violar DDHH y mantener a sus pueblos sometidos a los peores escarnios, como Pinochet, Milosevic en los Balcanes, Kim II Sung, Marcos en Filipinas y otros en República Democrática del Congo. No obstante Glencore, una nave pirata con zonas liberadas por el propio capitalismo, es el socio de Vicentín.
    Glencore -es público- es investigada por EEUU e Inglaterra (ver Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación sobre los Panamá Papers) y está observada por inconducta y evasión impositiva por el FBI. Cristina Fernández Presidenta inauguró en Timbúes, Santa Fe, el consorcio Renova, integrado por las agroindustriales Vicentín y Glencore. Es obvio que la presidenta sabía el prontuario del socio pirata y las andanzas del socio nativo cuando los saludó en teleconferencia (www.telam.com.ar/21/4/2014).
   El fraude de Vicentín/Glencore envuelve a los dos últimos gobiernos, “el de los cuadernos de Centeno” y “el del fraude al Nación” por u$s1500 millones organizado por su presidente Javier González Fraga, con el acuerdo del PE y la venia del gabinete ministerial de Macri.
   La crisis política que envuelve el fraude permitido por dos gobiernos tiene visos de “El
conventillo de Don Nicola”, extraordinaria tira de historietas que condensaba el ser nacional.
G. Fraga
   En una cantidad de argumentos de ficción aparecen pueblos donde sus autoridades, gobernantes y fuerzas de seguridad responden a un “Capo del pueblo” que hace y deshace garantizando solo la prosperidad de sus intereses. Pero en Argentina por lo menos desde la dictadura militar, cívica y clerical, cuando 106 militantes de primera línea del PJ, UCR, DC, etc, funcionaron como intendentes, se reforzó una matriz delictiva que se apropió de pueblos, se instaló en zonas y provincias con senadores, diputados, intendentes, concejos deliberantes, etcétera, que responden a la voz de: ¡Ahura! Este fenómeno mafioso ha salido ahora a la luz en dos localidades santafesinas, Avellaneda y Reconquista, con el default de Vicentín.

Los crímenes de lesa humanidad de Vicentín
   Vicentín se sumó al golpe militar de 1976 que se estuvo gestando desde que aterrizó el 20/6/1973 en Ezeiza el avión que traía a Perón. Al golpe se sumó la crema del empresariado. Incluso muchos de ellos habilitaron centros clandestinos de detención y tortura en sus plantas industriales: Ford, Ledesma, Mercedes Benz, Techint, Socma, Clarín, Fiat, Perkins, Renault, Loma Negra, La Nueva Provincia, Tandanor, Roggio (www.laarena.com.ar 18/6/2020) y muchos entregaron a parte de sus obreros para que fueran torturados, asesinados y desaparecidos.
    Con la instalación de la dictadura militar en Santa Fe se estableció un circuito de terror de las patronales que empezaba en la localidad de Avellaneda, donde casualmente estaba Vicentín y terminaba en Coronda, señala www.enredado.org.ar 27/4/2016 de la Pastoral Social.
    La versión de empresa de la familia “Ingalls” se rompe en mil pedazos. En los ‘70 la clase obrera de Vicentín se organizó por los repetidos accidentes laborales como manos amputadas, dedos seccionados, fracturas, etc. En 1974, un obrero muerto en la puerta atropellado por un camión desató la primera huelga general y la movilización de la fábrica por el centro de Avellaneda, un hecho inédito (www. Conclusión.com.ar 2/2/2020). La patronal llamó a la policía y fueron detenidos tres activistas organizadores del paro durante 5 días, sincerando el acuerdo policía/patronal. Esto motivó que se acelerara la organización obrera por abajo porque seguían las alcahueterías de la policía uniformada y de los otros. Al agente civil de inteligencia Juan José Luis Gil, Vicentín lo infiltró empleándolo como obrero. Esto se conoció en los Juicios de La Verdad (www.Pagina 12.com.ar 16/6/2020), los jerarcas de Vicentín siguen sin castigo.
  La patronal actuaba a través de buchones, perseguía al activismo y corrompía a dirigentes gremiales. La ola nacional de luchas traídas por el Cordobazo se instaló y los obreros combativos de Vicentín organizaron una representación interna de 14 delegados que luego ganaron el gremio Aceitero en 1975.
   En noviembre 1976 la aceitera entregó a la represión a 22 trabajadores (14 de delegados y 8 activistas), muchos fueron detenidos en la fábrica señalados por el jefe de Personal Tonietti y quienes no estaban en la planta fueron buscados en sus casas. Fueron secuestrados y llevados a la jefatura de Policía en Reconquista, a Santa Fe y a la Brigada Aérea, donde los torturaron. La patronal intimó a los desaparecidos a que se reintegraran al trabajo en las próximas 24 horas si no quedaban despedidos.
   Cumpliendo un ritual bautismal que involucró a toda la patronal que hacia pingües negocios en la Argentina, la aceitera también fue parte de la dictadura militar como los dueños de las principales fábricas; esto sirvió de plataforma de despegue en los negocios del holding de Vicentín. 
   Desde 1985 Vicentín dominó la Bolsa de Comercio de Rosario a través de Alberto Padoan, un servidor de la empresa, y con ello imprimió su sello al mercado bursátil de los cereales.  Esto tambaleó cuando apareció Padoan distribuyendo coimas al funcionariado K y fue inmortalizado en los cuadernos del “zumbo” Centeno. El desplazamiento de Padoan de la presidencia fue motivado por el “pagadios” que Vicentín les tiro por la cabeza con el default a 2.684 acreedores, entre los que estaban sus propios socios de la Bolsa de Comercio.
   El conjunto de la situación mundial y nacional señala que asistimos a una transición política de alcances revolucionarios.
   Extraer todas las conclusiones que nos brinda la historia de Vicentín y la quiebra de la burguesía nacional, pone de relieve la necesidad de luchar por un gobierno de trabajadores.

   (*) Del Partido Obrero-Tendencia