La licenciada Cristela Belén Pascual da cuenta de que “en mi amada Parroquia Cristo Redentor, el sacerdote Marcelo Achaval (foto) oficia misas, según él «a puertas cerradas» pero con gente. Le pide al coro que vaya, van fieles, va gente a leer las lecturas. Las misas se celebran en el templo chiquito ubicado en la esquina de Potosí y Manuela Pedraza. Me enteré porque tuve la desagradable noticia de que mi mamá fue a escondidas nuestra. Entré al Facebook donde se transmite la misa en vivo y expresé mi preocupación de que se estaba rompiendo la cuarentena. Al terminar la misa el sacerdote me respondió por privado. Luego le compartí una nota periodística dónde habla de la cuarentena y las consecuencias de romperla y hoy me doy cuenta que me bloquearon. Ademas, el domingo envié una carta a los correos electrónicos del Obispado de Avellaneda-Lanús al que pertenece la parroquia y no he recibido repuesta”.
Y lo increíble del caso es que Achaval, “antes de ser cura fue médico pediatra, por lo cual, entiende más que cualquiera las implicancias y consecuencias de sus acciones”. Y señala Pascual que a quienes tratan de disuadirlo de su accionar les responde el cura que “los que hablamos con el lo único que pretendemos hacer es perjudicar a la parroquia o la comunidad”.