
¡Dorita! Se nos fue la abuela de la sonrisa dulce, la esposa de Yaco. aquel compañero inmenso. Dorita, la abuela de Gerardo y Ariel. Leo las cartas de sus nietos... no puedo leerlas completas de una sola vez. Miro algunas fotografias que publicaron los chicos que ya son hombres y que como Yaco y Dorita edifican Patria desde nuestro pedazo de sur. Ayer desde Lanús partió un alma buena para transitar caminos de paz eterna de la mano del viejo revolucionario que se anticipó a su viaje para preparar el nuevo nido.
Trato de continuar leyendo las cartas de despedida de Gerardo y de Ariel. Me cuesta. Uno tambien está, a esta altura, un poco más sensible. Está nublado. El cielo quiere llorar, parece. No veo pájaros: imagino que se habrán juntado en la Plaza Sarmiento para cantar todos la canción que merece Dorita al elevar su propio vuelo.
Las veredas de la 9 de Julio extrañaran sus pasos. En el Club Peretz, en medio del eco de las viejas voces, se escuchará una voz bajita y un dolor de ausencia será aliviado con el calor de los bellos recuerdos. Pongo punto. Perdón por esta lágrima que se escapa...
Omar Dalponte