por Lisandro Martínez*
“American Factory” es un documental de Netflix producido por el matrimonio Obama y tiene la dirección de Julia Reichert y Steven Bognar. El film retrata la instalación en Ohio en 2015 –via globalización- de Fuyao Glass American, una fábrica de parabrisas y ventanas de cristal para la industria automotriz de capitales chinos. La acción se desenvuelve durante los últimos dos años del gobierno de Obama.La empresa china se instaló en la misma planta fabril donde funcionaba la emblemática General Motor y contrató a más de 3.000 personas, entre estadounidenses (50 ex GM) y trajo a 200 obreros chinos.
American Factory es un film donde los obreros yanquis en vivo señalan como se han alterado las condiciones laborales, de seguridad, se han rebajado los salarios un 50 y pico por ciento y en esa fábrica china se despiden trabajadores sin ningún protocolo legal.
Leí en el magazine digital de Prensa Obrera que “eso era consecuencia de la crisis económica mundial y es muestra de las brutales condiciones de vida y de trabajo que enfrentan los obreros fabriles tanto en los Estados Unidos como en China, como consecuencia de la crisis económica mundial”.
Expresado de esta forma fatalista el análisis carece de perspectiva y da por concluido el episodio de la lucha entre los trabajadores y la patronal en la fábrica Fuyao. Se establece así una mirada cómoda que corre sobre el piso encerado, superficializando un problema.
Un obrero en el film explica que en 20 años de fábrica nunca se accidentó y ahora muestra un brazo con una inmensa cicatriz y una pierna que arrastra con un bastón en mano, luego se producen aprietes sobre el personal que está con parte de enfermo para que retorne a su puesto, como sea. Este abandono de la jurisprudencia del trabajo fue avalado por la política del gobierno demócrata de Obama, con la desfachatez que le dio haber sido votado
en masa por los trabajadores estadounidenses. Este singular comportamiento debe estar contemplado entre los motivos de los avances y retrocesos de la masa obrera atacada impiadosamente por la patronal y el estado.
El estado de Ohio era y es el cinturón industrial de EE.UU, pero desde algunas décadas atrás se fueron cerrando fábricas. Así pasó en 2008 con la General Motors que dejó de fabricar autos y despidió a miles. En ese momento el gobierno se propuso salvar a los bancos en un cuadro de debacle financiera por la caída de Lehman Brothers. Y aquí radica la diferencia a partir de como operó el gobierno de Obama que rescató con la nacionalización temporal a la Chrysler y a la General Motors que pasó a denominarse General Motors Company y fue reestructurada a partir del año 2009 bajo su actual denominación. El Congreso acomodó la frutilla en el postre y aprobó estímulos -entre inversiones y ayudas fiscales- de u$s 820.000 millones para las patronales. Es decir hubo una política de salvataje a gran escala de la burguesía industrial y el abandono y liquidación de leyes obreras en vigencia en EEUU.
En Fuyao hubo una resistencia obrera que intentó organizar a la fábrica gremialmente frente al ataque patronal, pero los trabajadores fueron envueltos en una operación de los empresarios, quienes contrataron por u$s1 millón a una consultora para convencer a un sector de los trabajadores menos avisados que votaran contra de la constitución de un sindicato en la fábrica. La epopeya obrera no tomó altura, no alcanzó, pero dejó el germen para volver a replantearse el problema cuando se den las condiciones.
La organización obrera AFL-CIO (Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales) denunció el 8/10/2011 que mientras el gobierno de Obama inyectaba dinero a los bancos, los ejecutivos de cualquier compañía de Estados Unidos ganaban una media de u$s 9.25 millones. En este cuadro de saqueo al erario público el Programa de Alivio de Activos Problemáticos (TARP) creyó posible que algunos bancos estaban manipulando sus cuentas para acceder a ayudas públicas.
La globalización en tiempos de Obama (20/1/2009-20/1/2017) produjo un desempleo del 4,8%, ese índice no se revirtió y afectó a la mayoría obrera. Los salarios se estancaron y no bajó la pobreza.
Los informes sobre las condiciones sociales durante el gobierno de Obama visualizan un desastre para la mayoría del pueblo. Un diario publicó “el robo fraudulento a los salarios que existía antes que aparecieran los sindicatos en la década del ‘30 y sus delegados, otra vez irrumpió en importantes empresas de EEUU” (The New York Times 31/8/2014).
El 2/9/2014 el tribunal federal de bancarrota alentado por Obama, volvió a discutir el plan de ajuste para proteger los intereses de las grandes empresas. Ese mismo día la encuestadora Gallup informó que el laburante de EEUU promedio trabajaba 46.7 horas semanales casi un día más por semana que las habituales 40 horas.
Estos datos muy sensibles socialmente fueron claves a la hora de la frustración popular hacia Obama y colaboraron en el triunfo de Trump que sólo necesitó los votos de los laburantes de las concentraciones obreras de Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin para ganar la presidencia.
El dueño de Fuyao que viaja habitualmente de China a Ohio es un multimillonario alimentado por el PCCh llamado Cao Dewang quien entiende que los sindicatos bajan la producción y generan pérdidas. Dewang que aprobó la filmación del documental durante 2 años (12.000 hs), se apoya en el PCCh para combatir los sindicatos y estableció un dispositivo que debe ser la plataforma de varios emprendimientos chinos estructurados como sectas “familiares” al estilo adventistas. Cantan su propio himno, celebran cumpleaños, casamientos y trabajan 12 hs. diarias con dos francos mensuales. Es un culto a la explotación sintetizado en la consigna “La vida es para trabajar”.
El film deja instalada la imagen y las experiencias obreras dentro de las naves de Fuyao, que indican que a término tanto los obreros nativos como los chinos tienen los mismos motivos para rebelarse en busca de una salida colectiva y su propio gobierno, aprovechando el cuadro de crisis y bancarrota capitalista que las patronales no pudieron subsanar ni con la caída del muro de Berlín ni con la entrada del gigante asiático a la órbita del capitalismo.
El crítico Brian Lowry de CNN, sintetizó así el film: “Un documento revolucionario que aumenta aún más si cabe el interés (probablemente más allá del género documental) de lo que está por llegar”.
(*) Del Partido Obrero Tendencia