jueves, 23 de enero de 2020

La cuenta regresiva

por Marcelo Calvente 

marcelocalvente@gmail.com

Eso sí. Se sigue jugando con los pies, como lo jugaban los jóvenes inventores allá por la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, tanto en lo que respecta a la evolución del juego en sí como por su notable inserción en los medios de comunicación global del mundo de hoy, el desarrollo del fútbol permite que millones de individuos de todo el mundo puedan seguir con mucha atención, digamos, un Lanús - Boca. Y eso sucede porque aunque el fútbol argentino no sea el mejor del mundo, son pocas las ligas de primer nivel en las que a siete fechas del final de un torneo que empezó a jugarse en agosto pasado, son 13 los equipos que se disponen a ganar el título de campeón. También hay otras cosas en juego: del primero al cuarto ingresan a la Libertadores 2021; del quinto al décimo clasifican a jugar la próxima Copa Sudamericana del mismo año. Entre los dos primeros y los dos últimos de esta lista de trece posibles campeones sólo hay seis puntos de diferencia. No se puede perder, pero no es para nada seguro que el que gane, vuelva a ganar a la fecha siguiente. Nuestro fútbol es un muy buen producto, sobre todo para los países más acostumbrados al orden, la organización, la seguridad y el buen estado de los campos de juego. En la Argentina nada de eso funciona como debería, pero se juega muy bien, se juega fuerte, hay mucha pasión en las tribunas, hay una enorme tradición, una gran historia y un muestrario de futbolistas talentosos y aguerridos esperando su chance de emigrar a Europa. Es en éste marco que surgieron rispideces entre la Superliga y la AFA, que  advierte que se cometen errores
infantiles, falta de criterio para programar, desorden para gestionar y perjuicios y desigualdades para con los clubes chicos como saldo. Cuando hay tanta plata en juego no se puede ser tan ineficaz. Aunque últimamente nunca se sabe si alguien es, o se hace. 
   "La conducta desplegada por la Superliga, muy lejos de observar el espíritu de
colaboración y consenso que debe existir entre ambas instituciones, pone a confrontar el interés público del Torneo de la Superliga con nuestra Selección Nacional, ocasionando un perjuicio injustificado a los intereses económicos que nutren a nuestro querido fútbol argentino", apuntó el comunicado firmado por el Chiqui Tapia, el insólito presidente de la AFA, poco antes de la votación en la que dos grupos bien diferenciados decidieron comenzar este fin de semana como estaba previsto, postura que defendía la minoría, liderada por River y Vélez, contra la oposición de los otro cuatro grandes, más Lanús, Estudiantes y algunos más. La Superliga tiene un insoportable tinte autoritario, sobre todo en lo que respecta al verbo respetar los intereses de los clubes. El más conocido es su CEO, Mariano Elizondo, economista cercano a Martín Redrado -neo liberal mal maquillado- y mano derecha de Marcelo Tinelli en la administración de Ideas del Sur, Elizondo había participado en aquella intentona del conductor televisivo de alcanzar la cumbre de la AFA, plan que un insólito empate logrado sobre la hora por la Lista del oficialista Luis Segura impidió. Eran 75 votantes, empataron 38 a 38. De verdad, ¿no son simpáticos? Yo creo que es también por estas cosas que tanto interesa en el mundo el fútbol argentino.
    La cuestión es que lo que se discutirá muy en breve, cuando culmine este torneo, es la continuidad de la Superliga o el retorno a la AFA mono comando. Hay muchas cosas por revisar. Son pocos los telespectadores que pagan lo mucho que cuesta pack de fútbol codificado. Tal vez fuera conveniente invertir la ecuación, que sean muchos los que pagan poco. Hay condiciones para negociar mejor los derechos de transmisión por las competencias. Con un agregado: hay que revisar con atención lo que se discute a la hora del reparto, porque las grandezas y pequeñeces de los distintos participantes existe desde siempre, aunque últimamente tienen una relevancia mucho menor. Desde 1996 hasta hoy, Lanús ganó cuatro títulos nacionales y dos internacionales, en tanto el Rey de Copas, el de Avellaneda, sólo pudo ganar dos Sudamericanas y hace 18 años que no obtiene un torneo local. Un chino amigo que vive en la china y que de Independiente sabe tanto como de Piraña, últimamente no se pierde ningún partido de Lanús y está buscando la traducción de la palabra Granate para tatuársela en el lóbulo de la oreja derecha. “La del colazón” suele decir erróneamente pero sin dudarlo.
    Lo malo es que la victoria del equipo de Gallardo en Avellaneda lo subió a la punta, y lo que tiene por delante son siete partidos, algunos bastante accesibles. Ha pasado un receso de verano, varios equipos han incorporado y vendido, y es una incógnita el nivel de cada uno. River y Argentinos tienen 30 puntos; Boca y Lanús, 29; Vélez 28, y detrás se ubican de una decena de equipos que por ahora tienen chances. Suele pasar en la Argentina, donde es estrictamente cierto que cualquiera le gana a cualquiera. Independiente no fue medida para River. Durante el primer tiempo dominó la visita y se puso en ventaja, pero en el arranque del complemento el Rojo logró empatar. Estaba para cualquiera de los dos hasta que Barbosa quemó los palos y se hizo expulsar como un chorlito. El equipo de Gallardo, con uno más, se quedó con la victoria y el sábado a la noche visitará a Godoy Cruz, último cómodo. Después será local ante Central Córdoba, Banfield y Defensa y Justicia. En medio tres visitas complicadas: Unión, Estudiantes y Atlético Tucumán en el Norte. Difícil predecir, sobre todo por lo racheros que son los equipos argentinos, pero no parece que River pueda perder muchos puntos. Argentinos y Boca no la tienen sencilla, pero con el Bicho, Lanús jugará muy pronto por la fecha 19ª en La Paternal, el próximo 7 de febrero, un choque que será clave para el futuro de ambos en el torneo.
  Este fin de semana vuelve el fútbol y el Granate juega primero: el viernes por la tarde, en Mar del Plata, abre la 17ª fecha visitando a Aldosivi, que  viene a los tumbos. En la última presentación superó a un Colón armado con muchos suplentes en Santa Fe, pero hasta ahí sólo había ganado dos partidos. La fila de compromisos de Lanús sigue con Godoy Cruz, Newell’s y Estudiantes en Cabrero y Guidi, y en el medio tiene tres visitas muy difíciles: al hoy puntero Argentinos; también a Atlético Tucuman, y en la última fecha define de visitante en cancha de San Lorenzo. El equipo que vuelva del receso más armado, el que mejor haya trabajado, tendrá más chances.  ¿Por qué no soñar? ¿Por qué no imaginar una jornada final con emoción en varios estadios, y con Lanús a tiro de vuelta olímpica? Por qué no ilusionarse con un partido definitorio, como aquel domingo inolvidable del 29 de mayo de 2016, en cancha de River Plate, cuando ganamos el primero de los tres títulos de ese año descomunal y terminamos para siempre, y por partida triple, con el mito de los grandes y los chicos.