lunes, 20 de enero de 2020

Hagamos peronismo de verdad

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com

Antes del triunfo electoral del peronismo en  2019, todos sabíamos que el macrismo había producido en nuestro país uno de los desastres más grandes de la historia argentina. Desde esta modesta columna, durante los trágicos años neoliberales sufridos a partir de 2015, al mismo tiempo que  manifestamos en voz alta nuestra oposición al gobierno del cuatrienio negro, hemos señalado las graves consecuencias que habríamos de padecer debido a  las políticas de destrucción llevadas a cabo por la banda de los Panamá Papers encabezada por Mauricio Macri.
    Si nosotros, en definitiva apenas periodistas de un rincón del conurbano, conocíamos cual era la situación de una Argentina hecha pedazos, mucho más –suponemos- habrán tenido en claro nuestros compañeros y compañeras dirigentes lo que pasaba y lo que ocurriría. De manera que si hubo decisión de asumir responsabilidades, de enfrentar al conservadurismo y vencerlo, descontamos que los equipos políticos y técnicos que finalmente participaron del Frente de Todos tendrían en carpeta las soluciones para encarar los gravísimos problemas que se heredarían. Por lo tanto ahora nada debe sorprendernos y todo nos exige que gobernemos a puro peronismo, llevando a fondo en todos los frentes las acciones para poner de pie a la Argentina. Por supuesto  manteniendo activa la memoria, pues no es cuestión que los Macri, Dujovne, Peña y demás responsables del saqueo a la nación, se lleven de arriba los delitos que cometieron accionando como traidores a la patria.    
    Sabemos de sobra que, tiempo quieren las cosas. A Alberto Fernàndez sería un infantilismo pedirle que realice una revolución social. Pero los hambrientos deben comer y los saqueadores deben responder con su patrimonio los daños causados a nuestro pueblo.
     Lo que corresponde es controlar las ansiedades recordando aquella sabia
recomendación de Juan Perón: Realizar “todo en su medida y armoniosamente”. A poco más de un mes de haber asumido el nuevo gobierno somos conscientes que no es posible avanzar más de lo que realmente se puede. Pero también, y que no haya ninguna duda en esto, tenemos presente que, si no se gobierna con coraje, el enemigo estará dispuesto a aplastarnos. “En todos los movimientos revolucionarios existen tres clases de enfoques: de un lado los apresurados que creen que todo anda despacio, que no se hace nada porque no se rompen cosas ni se mata gente.  Otro sector está formado por los retardatarios, esos que no quieren que se  haga nada y entonces hacen todo lo posible para que esa revolución no se realice. Entre esos dos extremos perniciosos existe un enfoque de equilibrio y que conforma la acción de una política, que es el arte de hacer lo posible: no ir más allá ni quedarse más acá, pero hacer lo posible en beneficio de las masas, que son las que más merecen y por las que debemos trabajar todos los argentinos” (Juan Perón).
 Aceptando el buen criterio de asumir y sostener un “enfoque de equilibrio” no hay que perder de vista que somos peronistas, y por esta condición que nos compromete debemos ser exigentes para que, quienes nos representen, cumplan con sus obligaciones al pie de la letra.  “Yo siempre he manejado el Movimiento Peronista con la mayor tolerancia porque creo que los que se afilian y viven dentro de un movimiento multitudinario como lo es el peronista, deben tener la más absoluta libertad para pensar, sentir y para obrar en beneficio de ese mismo movimiento” (Juan Perón)
     Más claro agua. Uno sabe que aquí en Lanús, por la derrota electoral, la piel de la militancia está muy sensibilizada y existen estados de ánimo muy variados. Hallamos a quienes recurren a la puteada como desahogo y en eso se quedan. También a los que optan por desertar y alejarse de la militancia. Tampoco faltan aquellos que esperan se les abra alguna hendija en una guarida que los cobije y quienes, seguramente la inmensa mayoría, sostenemos que sin despojarnos de las pasiones tenemos que permanecer en nuestro puesto de lucha reclamando lo que debemos reclamar convencidos de que nuestro gobierno tiene que hacer bien las cosas y nuestra obligación es no permitir que, desde nuestras filas, los logreros, los sinvergüenzas y quienes andan en política para beneficiarse personalmente nos hagan perder esta oportunidad histórica que se presenta liderada por  Alberto,  Cristina, Axel y Verónica a nivel nacional y de la provincia de Buenos Aires.
    Como peronistas, dijimos, debemos ser rigurosos para que quienes nos representen desempeñen sus funciones de acuerdo a los principios del peronismo pero sin quedarnos exclusivamente en el reclamo. También hay que hacer valer el derecho a opinar y proponer realizaciones que beneficien a la Argentina. En épocas del menemismo se dictó la Ley de Reforma del Estado y mediante su aplicación se enajenaron bienes y remató nuestra soberanía. Hoy es tiempo de una reforma del Estado que permita, conservando las fuentes de trabajo de los trabajadores, la eliminación de los sueldos de altos funcionarios inútiles. Existen, a lo largo y ancho de nuestro país, infinidad de dependencias que no sirven para nada cuyo sostenimiento se lleva cifras astronómicas con las que sería posible resolver el problema del hambre. Cuevas de burocracia cuyos recursos humanos podrían tener un mejor y mucho más digno destino.
Venimos de ganar elecciones por amplio margen en gran parte del país y eso proporciona poder. Si bien es cierto que en octubre, en el rubro “presidente” se nos superó en Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendoza no se nos debe escapar que, salvo en Mendoza, los demás estados mencionados siguen siendo peronistas, pues de este color son los gobernadores elegidos antes de la elección presidencial. Con el poder que otorgan los votos hay que animarse a las grandes transformaciones. 2021 tiene que ser el año de recuperación de la Patria para todos los argentinos y argentinas. En ese próximo turno electoral será necesario obtener, con amplitud, las mayorías en concejos deliberantes, legislaturas provinciales y en el Parlamento Nacional para llegar a 2023 teniendo la posibilidad cierta de encarar, a partir de allí, la realización plena del Justicialismo. Aceptemos tamaño desafío.

    (*) De Iniciativa Socialista

3- El peronista trabaja para el Movimiento. El que, en su nombre, sirve a un círculo o a un caudillo, lo es sólo de nombre.
7-Ningún peronista debe sentirse más de lo que es ni menos de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca