por Omar Dalponte*
omardalponte@gmail.comHoy, por esas cosas de la política y un severo traspié electoral, la responsabilidad de los peronistas de Lanús frente al destino de la patria es mucho mayor que la que corresponde a la militancia en otros lugares donde se ha triunfado. Dentro de la complejidad de la actualidad nacional en que las cosas no son fáciles, especialmente para los gobiernos nacional y provincial de Fernández y Kicillof, es necesario ayudar, desde nuestro lugar de pertenencia, a que ambas gestiones sean exitosas. Pero, además, tenemos la obligación de trabajar para ganar el gobierno municipal, por revitalizar el funcionamiento de nuestra herramienta política, el Partido Justicialista local, y de superar la crisis del Frente de Todos sumando lo que se pueda para recuperar, por lo menos. parte del nivel de unidad logrado antes de las elecciones de agosto y octubre de 2019.
Recuperar el gobierno municipal es necesario porque, se diga lo que se diga desde el macrismo, lo cierto es que la mayoría del pueblo de Lanús vive en la pobreza y sin tener acceso a una vida totalmente digna. Hay que recorrer esta comarca y ver la realidad, especialmente en los barrios alejados del centro, para comprobar como es la existencia de los pobres en el Lanús real. Esta realidad la sufren los desocupados, quienes se enferman, las familias que padecen la desgracia de un fallecimiento en los barrios carenciados, los jubilados, aquellos que necesitan tomar un colectivo a horas avanzadas y las víctimas de la inseguridad. Una cosa es la relativa comodidad de las zonas céntricas, con sus más y con sus menos, y otra muy diferente el peso de la cotidianidad sobre las espaldas de los olvidados de siempre. Es verdad que con algún acierto en la acción de gobierno, unas cuantas picardías y una innegable habilidad en el manejo de la política, el macrismo local supo poner a su servicio a un sector del radicalismo, armar un dispositivo electoral competitivo, consolidar el liderazgo del doctor Grindetti y ganar dos elecciones consecutivas. Pero el macrismo lanusense es conservadurismo, o sea sinónimo de insensibilidad social y
parte importante de la parcialidad política que durante cuatro años sepultó a la Argentina en una deuda brutal, en la miseria y la indignidad. De manera que los pobres nunca ocuparán un lugar en su agenda de gobierno.
Por esa razón, entre muchas otras, es que el peronismo debe renacer en Lanús, recuperar el gobierno municipal y colocar a nuestro distrito en la senda del progreso en dirección a una meta central: la Justicia Social. Si en el medio del ir y venir de la política nuestra de cada día el intendente de Lanús tiene alguna reunión casual con el presidente de la Nación e intercambian palabras más o menos edulcoradas, o si una determinada fracción del Frente de Todos gusta compartir algún café en el despacho principal de la sede municipal, son datos que no alteran para nada la realidad dramática que padece gran parte del tejido social lanusense ni hechos que sensibilizarán la piel del neoliberalismo. Son pasos de minué dados en el festival de la politiquería. Síntesis: el macrismo es feroz y su favoritismo hacia los sectores concentrados de la economía y de las finanzas no cambia, no cambiará y la demostración más reciente de su dureza la produjo en la Cámara de Senadores de la provincia de Buenos Aires con la modificación de la ley impositiva que el gobierno provincial necesitaba como el agua tal como había sido enviada originalmente.“La oposición nos sacó recursos y benefició a determinados sectores que son los que tienen propiedades más grandes”, bramó Kicillof. Así procede la fuerza política a la que algunos concejales del Frente de Todos de Lanús le regalaron la presidencia del Concejo Deliberante “para garantizar la gobernabilidad”. Así paga el diablo diría Juan Perón.
Claro que ante la deserción de algunos, la pasividad de otros y los embates directos e indirectos de los adversarios no será sencilla la tarea de recomponer el peronismo, ordenar el Frente de Todos y reconquistar Lanús. El Partido Justicialista de Lanús es un objetivo a debilitar, para luego destruirlo, por parte de quienes harán hasta lo imposible por impedir el retorno del peronismo al gobierno municipal. Eso es más que evidente cuando - entre otros recursos para restar fuerzas al PJ - “chimanguean” referentes con pasado peronista y los trasladan a las filas del oficialismo. También cuando se ataca de todas las formas posibles, aún utilizando recursos de la más baja estofa, al presidente del justicialismo local, doctor Darío Díaz Pérez. Siempre que se trata de perjudicar a una institución se apunta a la cabeza. Además, a la intención de desgastar al Justicialismo en general y al lanusense en particular , ayudará la avanzada que en el orden nacional está realizando Miguel Angel Pichetto con su idea de construir un “peronismo republicano” para integrarlo al espacio de Juntos para el Cambio. En esa dirección es que Pichetto ha mantenido conversaciones y llegado a una serie de acuerdos con Juan Carlos Romero (Salta) Ramón Puerta (Misiones) y Carlos Reuteman (Santa Fe) apellidos no menores en el universo peronista. En Lanús, para el armado “picchettista”, ya se habrían anotado algunos nombres de no mucha relevancia pero con sobrada voluntad para intentar “prenderse” en esas alternativas que de vez en cuando surgen por el breve brillo de algunas luces fugaces. Pasó cierta vez con Reuteman y más recientemente con la experiencia de Florencio Randazzo.
Después de la derrota de octubre, en las bases del Peronismo y también en el interior del Frente de Todos, quedó instalada una bronca considerable que se expresa públicamente en determinados encuentros, en declaraciones de algún referente y en mayor medida en las redes sociales. Esa bronca, en algunos casos se hace notar con notable virulencia, pero queda confinada en el rincón de los desahogos personales. No más allá. En atención a ese malestar es que con otras voluntades preocupadas por superar el desánimo, decididas a remontar la cuesta y vencer a la adversidad, proponemos un encuentro del peronismo local donde se pueda reflexionar, debatir fraternalmente y elaborar propuestas para que el Justicialismo desempeñe plenamente el rol que como fuerza política principalísima le corresponde. Hay que tener en cuenta que a nivel nacional el Partido Justicialista registra un activo de afiliados que supera los tres millones y medio de almas. Aquí en el pago chico somos varios miles los que integramos el padrón. Por eso insistimos que tamaña expresión política debe ser cuidada y convenientemente organizada porque, en definitiva, constituye un reaseguro para los intereses de nuestro país, de los sectores populares y un elemento valioso para la conformación de un posible Frente Amplio del cual ya se habla en calificados círculos militantes. El objetivo final de la política debe ser el bienestar y la felicidad de nuestro pueblo y todo lo que se pueda hacer en esa dirección ayudará a construir y consolidar una Nación justa, libre y soberana. En Lanús, probablemente dentro de no mucho tiempo, en el damero político pueden ocurrir sucesos interesantes. En algún momento, los espíritus bien intencionados habrán de comprender que después de tanto aventurerismo, fraccionamiento y descomposición de las organizaciones políticas tradicionales será necesaria la creación de un agrupamiento con principios claros, ético, con dirigentes honestos , capaces y con visión de futuro. De las crisis se sale hacia adelante.
También en el mundo del radicalismo hay movimientos orogénicos. Sectores muy disconformes con la situación de servidumbre a la que ha sido sometido por el macrismo el más que centenario partido de Alem, Yrigoyen, Lebenshon, Larralde y Alfonsin, tendrían previsto para el mes de marzo el lanzamiento de una corriente que, de concretarse, hará crujir las estructuras de Juntos para el Cambio, versión actual de la nefasta Concordancia de la década infame(**) Ricardo Alfonsín y otras personalidades de peso en el radicalismo parece que, por fin, luego de haber recorrido rutas políticas de curvas y contracurvas, han decidido ponerse del lado del pueblo. Seguramente han comprendido que de la traición no se vuelve y que los traidores, sin ninguna duda, son los sujetos que ocupan el último lugar en la escala social. Quienes han elegido ser cómplices del neoliberalismo descarnado que expresa la banda de los Panamá Papers no tienen nada que ver con los radicales nacionales de Lanús que mantienen viva la memoria de Larraz, Bianchi y Bianculli, referentes históricos que han dejado una huella inolvidable en el territorio de la probidad y de las luchas por las libertades democráticas. Ha transcurrido apenas un mes desde que gran parte del macrismo fue desalojado del poder. En nuestra Argentina se respiran vientos saludables. Trabajemos para que alguna vez esos vientos lleguen a Lanús.
(*) De Iniciativa Socialista
(**) Concordancia: La Concordancia fue una alianza política argentina formada en el año 1931 entre el Partido Demócrata Nacional, la Unión Cívica Radical Antipersonalista y el Partido Socialista Independiente que gobernó el país durante la llamada década infame entre 1932 y 1943,Fue una Alianza conservadora que impuso el fraude electoral como moneda corriente.