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miércoles, 1 de enero de 2020

Abajo la caridad: Trabajo genuino y salario mínimo igual a la canasta familiar de $70.000

por Lisandro Martínez*

La confusión “pampa” de los hijos de dios (PJ/Frente de Todos, MTE de Grabois, etc.) frente al hambre y la miseria del pueblo y de la ley de “Solidaridad Económica”, que es un manifiesto golpe contra jubilados -y dirigida a destruir la ANSES- y contra todo aquel que no sea un explotador del trabajo ajeno, ha hecho que el conjunto de los nac&pop hayan iniciado una esperpéntica, absurda y alejada de la realidad, campaña para combatir el hambre, de características hipócritas es decir de cuño profundamente cristiano: “Dar las sobras y no las herramientas”.
     “En Lanús -relata La Defensa- las organizaciones sociales elaboraron “un mapa del hambre” que llevaron al intendente Néstor Grindetti”. Esto sin importar que este funcionario represente a los hambreadores que distribuyeron comida con caca de rata en los comedores escolares de varios distritos del GBA, entre ellos Lanús. Los líderes del movimiento que pretende acabar con el hambre se empeñaron en sensibilizar a Grindetti presentándole datos del relevamiento titulado Lanús Libre de Hambre, que incluye a más de 410 lugares que dan de comer en Lanús. A su vez el intendente informó -a sus solícitos visitantes- las actividades que el municipio realiza”. En la reunión, los enviados del Papa plantearon llegar a 100.000 comidas diarias para combatir la hambruna.
   Esta campaña hay que analizarla desde los datos duros de la realidad: 1. Más del 40% de la población -16.000.000- en Argentina está bajo la línea de pobreza o pisando esa raya. Aunque los científicos del Conicet aseguran que son el 50% los sumidos en la miseria (Clarín 27/12/2019). 2. El hambre es producto de la falta de trabajo. 3. Las 100.000 porciones para combatir el hambre en Lanús no pueden estar garantizadas por bolsas de alimentos provistas por Desarrollo Social porque ya en la crisis del 2001/4 en La Defensa comprobamos mediante nutricionistas que el contenido era notoriamente insuficiente en
valores proteínicos. La tapa de Clarín del 27/12 titula: “Científicos del Conicet: comieron por tres meses la canasta básica del INDEC y su salud se resintió, bajaron hasta 6 kilos y les subió el colesterol”.
   El INDEC (manejado desde 1983 por todos los demonios que gobernaron y que nos sumergieron en la decadencia, el hambre y la desocupación) concluyó que para no caer en la indigencia basta que un varón adulto cuente en diciembre de 2019 con $4.886 al mes. O sea que $163 diarios para desayuno, almuerzo, merienda y cena alcanzan. La Canasta Básica Alimentaria pensada por funcionarios de Alfonsín, Menem, De La Rúa, K, macristas y ahora los fernandistas, permite que con la CBA los funcionarios ahorren para pagar la deuda al FMI. El Conicet da un dato que en el futuro cercano servirá para imputar criminalmente a los funcionarios que hambrearon al pueblo estos últimos 36 años: “Quien lleva años comiendo así lo que empieza a consumir ya no es su masa grasa, sino la magra: los músculos. Y surgen cuadros de desnutrición ocultos en cuerpos obesos” (Clarín 27/12/2019).
   A pesar que esta es la dieta oficial de los últimos 36 años de régimen democrático, quienes recolectaron los datos de “el hambre en Lanús” se disponen a dar 100.000 raciones que proveerá la Secretaria de Desarrollo Social compuestas con la misma dieta del campo de concentración de Auschwitz.  Está claro que urge organizarse para instalar el gobierno solidario de los que trabajan y poner tras las rejas a los que hambrean al soberano e incluso hacen pingües negocios comprando toneladas de comida/basura.
   El hacer desfilar a los pobres con el plato en una mano y el gorro en la otra es un espectáculo inadmisible que nos retrotrae a la Argentina de la década del ‘30 donde las damas de caridad organizadas por la iglesia y el fascista Fresco sometían al pobrerío.
“La caridad, admitámoslo -señaló Nietzsche- es la forma más elaborada de la humillación que nosotros, los civilizados, nos hemos dado”. Ya George Sand, una mujer que osaba vestirse de hombre en el siglo XIX denunciaba: “La caridad degrada a aquellos que la reciben”. O “un perdido homosexual” como Oscar Wilde elaboró esto en El alma del hombre en el socialismo: “Se imponen la tarea seria y sentimental de remediar los males que ven, pero sus remedios no curan ese mal, sólo lo prolongan, sus remedios son parte de la enfermedad, quieren solucionar los problemas de la pobreza manteniendo a la gente pobre, viva o divirtiéndolos, pero esto no es una solución, es sólo un agravante de la dificultad, el objetivo adecuado es reconstruir la sociedad de tal forma que la pobreza sea imposible”.
   La idea de que del derrumbe del régimen capitalista se sale dando de comer es tan reaccionaria como la misma Iglesia Católica.
   Que los hijos del Papa en Lanús hayan entendido como una salida la campaña “caritativa” de Francisco, tiene su lógica por la subordinación establecida desde el golpe de estado que en 1943 diera el GOU que actuaba bajo la orientación política del capellán castrense Roberto Wilkinson:  "Por primera vez en la historia contemporánea, una masa de cuadros del estado provenía de la Iglesia. Y éstos no sólo eran católicos de nota: había también numerosos militantes de la Acción Católica. Estas designaciones hicieron posible la concreción de un viejo anhelo del Vaticano: establecer en Argentina la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. Esta buena relación continuó aunque las decisiones del gobierno de Perón -obligado por EEUU a romper relaciones con el nazismo primero y declararle después la guerra- no coincidían con la política prohitleriana de la Iglesia (Lila M. Caimari en Nueva Historia Argentina. Cap. IV).
   El gobierno de los Fernández dio una señal mala a los mercados cuando amagó retroceder frente a la mega minería en Cuyo y al uso de tóxicos que envenenan el agua. Ese retroceso refuerza la idea de que la movilización debe ser gigante, como la que copó plazas y rutas de Mendoza y hace entender a los pueblos de todo el país que hay que ganar las calles contra la Ley de Solidaridad Económica que esconde un proceso de ajuste que deja chico al Mega Plan de hambre establecido por López “Morfi” que alumbró el Argentinazo en 2001.
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Ganar las calles
Trabajo genuino y salario mínimo igual a la canasta familiar de $70.000
Gobierno de trabajadores

    (*) Del Partido Obrero Tendencia